Un día dijiste que querías verme.
Había pasado un mes desde que hablabamos.
Y sonreí.
Yo también quería verte, precioso
Obviamente te dije que ese mismo sábado te iría a visitar.
Y tu te pusiste muy feliz.
O eso era lo que yo quería creer.
La verdad es que no era tan fácil que nos vieramos.
Evidentemente no vivíamos en la misma ciudad, y una hora con treinta minutos nos separaba.
Pero no me importó para nada.
Solo pensaba en verte.
Tanto, que mentí a mi madre para hacerlo.
Tenía que conocerte y lo haría de una forma u otra.
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Sebastián
ContoA veces no hay próxima vez, a veces no hay segundas oportunidades, a veces es ahora o nunca.