Por la mañana, ambos despertamos a la par.
Nos miramos.
Me abrazaste.
Me pediste disculpas.
Yo te pedí disculpas a ti.
Al parecer lo habíamos solucionado todo.
Solo había sido una estúpida pelea de borrachos.
Pero aún así, sabes que todas las cosas que te dije y logras recordar, te dolieron.
Te molestaron.
Y lograron tocar alguna fibra de tu cuerpo.
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Sebastián
Short StoryA veces no hay próxima vez, a veces no hay segundas oportunidades, a veces es ahora o nunca.