15. Trato especial

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Capítulo 15

Trato especial

El silencio era cómodo, no había tensión en el aire, las lágrimas se habían secado en mis mejillas, miraba los autos que pasaban frente a nosotros sin moverme, era increíble como su sola presencia había calmado mi llanto. Temía que con cualquier palabra volviera a llorar frente a él. Suspiré cerrando mis ojos unos minutos, me incliné hacia adelante apoyando mi frente de la guantera, sentí su mirada en mí.

—Lo siento—mi voz fue apenas audible pero él pudo escucharla. Acarició mi cabello unos segundos—Por todo.

—Sussie—sonreí de lado al escucharlo llamarme así—Oye, mírame—me enderecé en el asiento, tomó mi rostro con cuidado, hacer contacto con sus ojos café me hicieron sentir un leve calor en mis mejillas—Eres hermosa, no me canso de pensarlo una y otra vez, quizás es la primera vez que lo confieso frente a ti—contuve las lágrimas que insistían en aparecer.

—¿Puedo pedirte algo, Matt?—susurré.

—Lo que sea—colocó algunos mechones de mi cabello por detrás de mis orejas. Agradecí que en el auto sólo nos encontráramos los dos a solas.

—Bésame.

Creí que habría asombro pero sólo sonrió de lado, acarició mis mejillas, cerré mis ojos sintiendo su aliento cálido golpear mi rostro, en cuanto sus labios tocaron los míos me sentí completamente diferente. No era el típico cosquilleo que solía sentir con Max, no, mi cabeza no estaba en las nubes. Todo mi cuerpo era liviano y parecía estar flotando, coloqué mis manos en su cuello subiendo la intensidad un poco.

El beso era tan exquisito que no podía explicarlo, jugué con su cabello sintiendo como mis dedos se perdían entre su melena despeinada, sonreí de lado divirtiéndome con mis pensamientos y las nuevas emociones. El dolor, el malestar, la pesadez y todo lo negativo se había ido. El aire comenzaba a faltar, Matt mordió con suavidad mi labio creando una risita nerviosa en mí.

Se separó un poco, al abrir mis ojos me encontré con su mirada, lo abracé con fuerza permitiendo que sus brazos me alejaran del mundo real. Suspiré su perfume recostando mi cabeza en su hombro.

—¿Cómo me encontraste?—susurré sin moverme.

—Iba camino a casa—contestó—Pude saber que eras tú desde lejos.

—¿Estás molesto conmigo?

—No, no contigo—acarició mi espalda—Con el imbécil de mi hermano.

Me separé regresando a mi puesto, mirándolo un poco más tranquila. Acarició mi mejilla depositando un beso luego, sonreí dulcemente.

—No quiero ir a casa, ¿Puedo ir contigo?

—Puedo llevarte a donde quieras—tomó mi mano entrelazando nuestros dedos. Definitivamente era agradable ser la Susan de antes pero con un poco más de experiencia.


Una tormenta comenzó a caer en la ciudad cuando la noche caía, Duke ladraba con los truenos. Decidí dejarle un mensaje a Kim para que supiera en donde me encontraba, la última vez que estuve aquí estaba tan tensa y alerta. Ahora sólo quería dejarme llevar, aún no estaba lista para admitir lo que sentía.

Estuve charlando con Matt un buen rato, sentados sobre el sofá, la televisión encendida y la calidez del lugar, era perfecto. Duke se había quedado dormido en el sillón, decidí darme una ducha con permiso del chico, el agua cayendo sobre mi cuerpo pareció borrar por completo el cansancio que sentía cuando estuve llorando. No sé cuanto tardé bajo el agua de la ducha, salí con una bata algo grande cubriendo mi cuerpo, mi cabello se encontraba mojado.

—Gracias por permitir que me quedara—me acerqué a la cama. Dejaba sobre ella algo de ropa para mí. Algo gigante para mi cuerpo pero no me quejaba.

—¿Te sientes mejor?

—Sí—sonreí un poco—¿Debes trabajar mañana?

—Así es—se sentó sobre la cama. Decidí acomodarme a su lado—¿Todo bien en tu visita a Teresa?

—Un poco—mordí mi labio. Subí mis pies a la cama—¿Realmente estás seguro de lo que sientes, Matt? ¿Muy seguro de que te gusto?

—Completamente seguro—asintió mirándome fijamente—Desde la primera vez que te vi en esa foto. No sabes cuanto me molesta ver como ese idiota te ha lastimado, no lo mereces, Sussie, no merece nada de ti.

—No hablemos de él, ¿Sí?—acaricié su cabello. Esta vez fui yo la que inició el beso, su mano en mi cintura me hizo recordar que sólo una bata cubría mi cuerpo desnudo, nuestros labios danzaban con más ansiedad que la primera vez. Matt se separó un poco en cuanto me deshice de su camisa, quedé recostada en la cama con él sobre mí, mis manos exploraron su espalda ancha, recordé la primera vez que lo vi en la cafetería, los comentarios de Kim y mis pensamientos torturándome como siempre.

Una de sus manos acarició mi pierna, la sentí subir por mi muslo mientras subía un poco más la bata, jadeé al sentir su tacto más arriba. Se separó mirándome con ojos brillantes y respiración agitada.

—Puedo detenerme...

—No, no es eso—me sonrojé con gravedad. Matt comprendió besando mis mejillas.

—¿Estás segura de quererlo?

—Sí—acaricié su pecho—Muy segura.

Volvió a besarme deshaciéndose de la bata haciéndome sentir única.


Desperté con el sonido del agua cayendo, me estiré en la cama espaciosa notando que estaba sola. Antes de preocuparme, del baño salió él, una toalla cubría su cintura, pasé mi mano por mis ojos bostezando adormilada aún.

—Buenos días, dormilona—se acercó depositando un dulce beso en mis labios. Sonreí deseando tenerlo conmigo unos minutos más—Debo ir al restaurante, mi turno comenzó hace cinco minutos.

Me incorporé quedando sentada, cubrí mi pecho con las sábanas sin tener nada debajo. Recordé lo de anoche sonriendo como tonta, mi cuerpo intentó contener la emoción y la alegría. ¿Así se sentía cuando estabas con tu primera vez? ¡Dios mío! Mi primera vez. Preferí mirar como Matt se arreglaba, estaba en un trance, no sabía como reaccionar.

—¿Llegarás tarde?—pasé mi mano por mi cabello despeinado.

—Termino al mediodía, no tardaré mucho—terminaba de colocarse ese suéter blanco que había visto en él muchas veces.

—¿No puedes quedarte? Decir que tal vez te sientes enfermo.

Rió acercándose, acomodó mi cabello mirándome con ternura.

—Tendremos más tiempo para eso—besó mi frente.

—¿Cuándo vengas quizás?

—Tenemos a una adicta, ahora—bromeó besando mis labios unos segundos—Puedes quedarte si quieres, te estaré escribiendo, Susan.

—Está bien—lo miré salir de la habitación. Sonreí ampliamente dejándome caer en la cama de nuevo.

Sola (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora