21. Imposible de olvidar

609 61 0
                                    

Capítulo 21

Imposible de olvidar

Había decidido ir al parque a correr un rato, necesitaba despejar mi mente pero ni eso funcionaba. ¿Por qué le estaba dando tanta importancia? ¿Acaso estaba odiando a Teresa por poder darle un hijo a Max? Muchas veces habíamos pensado en nuestro futuro, el chico no se mostraba muy contento cuando se trataba de niños. ¿Se haría responsable de ese pequeño? ¿Y si realmente no era de él?

Estaba haciendo demasiadas ideas cuando no sabía la respuesta final del asunto. Mi cabeza comenzaba a doler, descansé sentándome en uno de los bancos, bebí algo de agua revisando mi celular. Tenía un mensaje de Matt.

"No podré ir a la cafetería esta tarde pero tengo una sorpresa para ti. Pasaré a recogerte a las ocho".

Sonreí un poco, había estado tan enfocada en asuntos que no eran mi problema y gracias a eso me olvidé de Matt. El chico estaba ansioso por verme, debía tener una buena razón para eso, una noche, los dos solos, mi mente siguió los planes sonrojándome.


El turno en la cafetería había comenzado tan corriente como cualquier otro, Kim se mantuvo algo ocupada ocupando el puesto de su madre que había faltado por una cita médica. El clima se había mantenido soleado gran parte de la tarde, cuando comenzó a oscurecer servía en una de las mesas algunas tazas de café a un grupo de empresarios. Mi celular vibró en el bolsillo de mi delantal, me alejé de los clientes revisando un mensaje sin nombre.

"¿Crees que podrías salir por unos minutos? Serán rápidos, lo prometo".

Fruncí el ceño mirando hacia las ventanas, el nombre de Matt apareció en mi mente, sonreí con cierta picardía dejando la bandeja sobre la barra. Salí de la cafetería sintiendo la fría brisa de una tarde tranquila, las nubes grises facilitaban a la noche volviendo todo más oscuro.

—¿Dónde estás?—susurré pensando en escribirle pero unas manos cubrieron mis ojos. Reí intentando apartarlas pero sentí sus labios en mi cuello—Estoy trabajando. Creí que nos veríamos en la noche.

—¿Enserio?—su voz fue un poco distinta, era el mismo tono que conocía pero con algo diferente.

—Sí, me enviaste un men...—dejé de hablar. Ese perfume no era de Matt, de inmediato me alejé girándome, borré todo rastro de felicidad, claro, ambos tenían cierto tono de voz parecido pero la diferencia siempre era notable—¿Cómo conseguiste mi número?

Llevaba su cabello algo ondulado despeinado por el viento, sus ojos oscuros parecían brillar cada vez que nos encontrábamos.

—Sólo lo conseguí—se encogió de hombros.

Mi mente comenzó a trabajar rápidamente, sólo dos personas podían dárselo y estaba segura de que mi primera opción no era.

—¿Viste a tu querida zorra?—me crucé de brazos levantando una de mis cejas.

—Susan, no es una zorra y sólo tuvimos un simple encuentro—se acercó tomando mi rostro con sus manos. Cuando pretendía besarme coloqué una mano en su pecho alejándolo.

—¿Qué demonios crees que haces?

—¿Ahora eres fiel a mi hermano?

—¿Sabes que tienes una pésima forma de enamorarme?—fui tan sarcástica como él. Alejé sus manos retrocediendo un poco.

Max respiró profundo manteniendo el control. Pasó sus manos por su cabello guardándolas en los bolsillos de su chaqueta luego.

—No venía a discutir contigo, quiero arreglar las cosas, Susan...

—¿Por qué insistes en eso? Max, tú y yo terminamos, lo nuestro no volverá a ser lo mismo—intenté dejarlo en claro. No sabía de que otra forma podía decírselo—Además, debes encargarte de otra persona.

—No estoy saliendo con nadie—habló al instante. Lo miré incrédula, ¿Cómo pretendía mentirme así? Supongo que nunca cambiará—Teresa y yo no tenemos nada. ¿Cuándo vas a entenderlo?

—¿No tienen nada?

—No.

—¿Seguro?

—Sí.

—¿Enserio? ¿Entonces cómo llegó a quedar embarazada?—su rostro no fue de asombro. Rodeó los ojos aburrido por el tema, quise golpearlo allí mismo, tomé con fuerza su brazo queriendo que me mirara—Eres un maldito mentiroso, ¿Sabías de eso?

—Ese niño no es mío—bufé—Lo juro.

—Seguiste encontrándote con ella, ¿Cuántas veces tuvieron relaciones después de nuestra ruptura, Max?—lo solté con asco—¡Responde! Estoy a punto de golpearte aquí mismo.

—¡¿Por qué le crees a los demás pero no a mí?!—alzó la voz molesto. Apreté mis manos tensándome, será mejor que alguien salga a separarnos porque no pensaba dejar así el tema.

—¡Porque tú comenzaste con los engaños y las mentiras!—algunas personas miraban la discusión. Otros seguían sus caminos sin tener interes en las típicas discusiones de parejas—¡Te acostaste con mi mejor amiga! Quieres recuperarme pero sigues viéndote con ella, vamos, Max, no seas tan idiota.

—Pues tú conseguiste consuelo con mi hermano, ¿No es así?—sonrió de lado—Ya no eres la típica virgen que creía en el matrimonio...

No pude dejarlo terminar, mi mano impactó en su mejilla dejándola roja. Los clientes de la cafetería miraban el espectáculo disfrutándolo.

—¿Sabes cómo puedes conquistarme? Alejándote de mí—caminé de regreso a mi trabajo pero Max tomó mi brazo con fuerza zarandéandome con rudeza—¡Suéltame!

—¿Quieres estar con Matt? Te deseo suerte—tomó mi rostro con una de sus manos. Estaba lastimándome, en sus ojos sólo noté la locura—Si no eres mía tampoco serás de él.

Kimberly apareció golpeándolo en el rostro, había dado un buen golpe, me alejé sin dudarlo, algunos compañeros acompañaron a Kim por si Max decidía responder con violencia. El chico se fue furioso, sentí algo de temor en mi interior. ¿Acaso era capaz de lastimar a su hermano?


—¿Segura que estás bien? No creo que debas salir ahora...

—Sólo estaré con Matt, necesito distraerme, estoy...—no conseguí la palabra. Kimberly se acercó abrazándome, me encontraba lista para salir, sólo esperaba que el chico llegara.

—Deberías contarle, Susan—acomodó mi suéter de tela delgada.

—No quiero preocuparlo.

—Lo sé pero tampoco quiero que algo te pase por ese idiota—miró mis ojos. Sonrió un poco—Quiero que tengan cuidado.

—Lo negó—ante su mirada confusa, seguí—Dice que ese niño no es de él, ¿Con quién más pudo haber estado Teresa?

—¿Realmente crees eso?—pareció algo dudosa. Se cruzó de brazos, Kim era como la hermana que nunca tuve, apreciaba su preocupación, necesitaba apoyo en este momento.

—No, antes de eso dijo que consiguió mi número por un encuentro que tuvieron—rodeó sus ojos pasando sus manos por su largo cabello—Lo sé, es un idiota—el timbre del departamento se escuchó.

—¿Quieres que yo vaya?

—No, tranquila, te avisaré cualquier cosa—prometí antes de reunirme con Matt. Realmente no quería salir, la amenaza de Max me dejó pensativa y temerosa, el chico no podía ser capaz de lastimar a su hermano o lastimarme. ¿Podía ser tan loco y psicópata?

Sola (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora