25. Planes del futuro

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Capítulo 25

Planes del futuro

Mientras dejaba que la laptop cargara, decidí darme un baño, no sé cuanto tardé pero al salir envuelta en una toalla, el computador estaba listo. Abrí la aplicación donde solía hablar con Aris, me vestí colocándome algo cómodo para dormir, cerré una de las ventanas cubriéndola con las cortinas. Tomé mi celular sentándome en la silla del escritorio, Aris nunca me veía entera, no después de los dos meses de embarazo. Notaría mi estado al instante.

Una ventana se abrió en la pantalla, al aceptar la videollamada sonreí mirándola.

—¡Hola!—saludé.

¡Hola! No sabes cuanto ansiaba llegar y encerrarme en mi hogar—rió.

—¿Tuviste un día difícil?—noté los audífonos en sus orejas. Las luces estaban apagadas, sino fuera por el brillo de su pantalla no podría verla. Dejé mi celular a un lado relajándome.

Más o menos, uno de los chicos no pudo ir y tuve que ser la suplente del chef—me confundí un poco.

—¿Del chef?

Sí, Matt se ofreció a servir las mesas hoy para variar un poco.

—Oh—intenté mostrarme indiferente pero fue imposible. Aris lo notó—¿Cómo está él?

Bien, le va bien—asintió acomodándose mejor. Parecía estar en una cama—También fue un día duro para él, no está acostumbrado a trabajar con el público, recuerda que lo suyo es la cocina.

Sonreí un poco imaginándolo.

—Una vez hablamos sobre las personas que duran tanto tiempo en sus trabajos sin cansarse—recordé. De hecho, había sido la primera vez que me invitó a cenar—Ahí está la respuesta de cómo he durado tanto en la cafetería.

Tienes razón—rió un poco. Hubo un minuto de silencio, en los cuatro meses nunca supe si Aris vivía sola en París o compartía casa con alguien más

—¿Él está allí?—asintió. Mi corazón se aceleró un poco—¿Sabe sobre esto?

No, no le he contado ya que parece no querer hablar del tema—aquello me dolió pero tenía derecho. Asentí bajando la vista, acaricié mi vientre conteniendo las lágrimas—¿Debo sospechar o preocuparme? Después de cuatro meses finalmente me preguntas por él—sonreí un poco—Susan—susurró. La miré—¿Todo está bien?

—Si te cuento algo, ¿Prometes mantenerte callada?—noté su seriedad—No es nada malo, sólo necesito tu silencio.

De acuerdo—dijo lentamente comprendiendo.

—Espera—me levanté alejándome de la cámara. Busqué entre mis cosas las fotografías del eco de hace unos días, regresé a la silla—¿Qué te dice esto?—le mostré la evidencia. Entrecerró sus ojos para ver mejor, al descubrirlo cubrió su boca con su mano. Reí por su reacción—Aris, te presentó al nuevo integrante de la familia—miré las fotografías y luego a la pantalla—En pocos meses lo tendré en brazos.

Oh, Dios mío—susurró—¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? Espera, espera—respiró profundo—¿Estás embarazada Susan?

—Lo sé, estuve así por un tiempo también—sonreí divertida—Hace cuatro meses lo descubrí, bueno, Kim me obligó a ir al hospital y aquí estoy.

—¿Es de mi primo, no es así?—asentí—¿Matt?

—Totalmente de él.

—¿Puedo ver las fotografías de nuevo?—se las mostré indicándole cada parte recordando las palabras del doctor—¿Por qué no me dijiste nada?

—Creí que me juzgarías por no haberles dicho...

Bueno lo estoy haciendo—dejé las fotografías a un lado—Susan, debo decirle. ¿Sabes lo mucho que se alegrará al saber que será padre?

—Aris, no querrá verme, la última vez que hablamos le dije que no lo quería.

Sí, lo sé, seguías queriendo a Max—me sentí peor ante eso—¿Sabes que realmente no lo quieres cierto? Sólo tienes miedo de salir herida de nuevo, es normal, recibiste una gran decepción en tu vida, ¿No crees que ese bebé significa que esta vez vale la pena?

—No—abrió la boca para decir algo pero la interrumpí—Todos saben que este bebé significa que Matt y yo no tuvimos ningún tipo de protección—rodeó los ojos sonriendo.

Muy graciosa.

—Tienes razón, Kim también la tiene, debo decirle pero tengo miedo de que no pueda cumplir su sueño por mi culpa—frunció el ceño.

—¿Estás loca, cierto? Susan, Matt puede seguir trabajando, quizás no en la ciudad pero si aquí en París—ante mi expresión de duda, comprendió—¿Por qué no puedes dejarlo todo?

—Matt es joven, yo también, ¿Y si tal vez nuestro amor dura un tiempo? Él conseguiría a otra hermosa mujer mejor preparada que yo...

—¿Debo creerme esa historia?—dijo incrédula.

—Todo es posible.

—¿Qué otra cosa debe hacer mi primo para demostrarte que está muriendo por ti?—suspiré. Esa pregunta me lo hacía a menudo, incluso estaba cansada de escuchar a Kim decirla—Lo ha hecho todo, Susan, lo sabes.

—No le digas, por favor—pedí.

Esperaré hasta el séptimo mes—iba a comenzar a suplicar—¿No estás contenta de que sea de Matt y no de Max?

—Claro que sí.

Entonces deja de temerle a todo—resaltó cada palabra—No sigas odiando la vida por tantos problemas, eso es parte del día a día, incluso el bebé tendrá problemas al nacer, todos nacemos con ellos.

—Aris—me miró—Gracias por no juzgarme.

No hay de qué—guiñó un ojo—Pero quiero estar allí para el nacimiento.

—Por supuesto—sonreí un poco.


Preparaba el desayuno pellizcando un poco de la comida, tenía demasiada hambre, después de los dos meses las náuseas se habían ido junto a los mareos. El bebé prefería hacer que su madre comiera hasta más no poder, aquello me hacía pensar en las delicias que cocinaba Matt. ¿Cómo reaccionaría ante la noticia? Aris me había dado un tiempo límite pero sabía que no sería capaz de hablarle. Sentía que el chico me odiaría.

—¿Cuándo compraremos las cosas?—preguntó Kim que preparaba una limonada.

—Estaba pensando en ir al centro comercial y mirar primero—propuse—Tampoco sabemos si será niña o niño.

—Le gusta ser misterioso, me agrada más nuestro pequeñín—sonreí buscando los platos—¿Hablaste con Aris?

—Sí, le conté del embarazo, lo que ha pasado realmente en este tiempo y lo tomó bien—comencé a servir la comida. Kim tomó los vasos llevándolos al mesón, me senté en mi puesto notando su mirada—¿Qué?

—¿Le preguntaste por él?

—También—esperó más—Está bien, dijo que me daría hasta el séptimo mes para decirle pero no puedo.

—¿Dejarás que ella le diga?

—Sí y no quiero reproches por eso—comencé a comer.

—¿Qué harás cuando regrese? Querrá verte y saber como están el bebé y tú.

—No lo sé, intento no preocuparme mucho—bebí un poco para pasar el bocado—Aris cree que sería bueno irme a París cuando nazca el bebé.

—Deberías hacerlo—rodeé los ojos—Piénsalo, nuevo aire para ti. Estarás con Matt y el pequeño.

—Significa dejar el trabajo, no quiero que él me mantenga—con el tenedor logré atrapar un trozo de tocino llevándolo a mi boca.

—Podrías aprender otras cosas, Susan, eres joven, tienes una larga vida.

Me quedé callada pensándolo bien. Realmente no sonaba mal, Aris tenía razón, debía dejar mi miedo a todo.

Sola (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora