33. Mi decisión

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Capítulo 33

Mi decisión

Bajé del auto llamando a Matt para que viniera a ayudarme. No podía cargar todas las bolsas y además de eso cargar a Emilia. Mientras subíamos al apartamento pensaba una y otra vez en ese pequeño encuentro con Teresa. Dudaba sobre contarle, no parecía enojado con ella, nunca pareció estarlo al menos desde mi punto de vista. Duke no tardó en correr hacia la niña como siempre, fui con Matt a la cocina sacando todo de las bolsas.

—Mi madre llamó.

— ¿Todo bien?—lo miré organizar los estantes.

—Quería avisar a qué hora llegarían, creo que dijo algo de las dos o tres de la tarde—se mostró inseguro. Asentí deteniendo mi vista en una lata de atún— ¿Te sientes bien, Sussie?

Respiré profundo decidiendo decirle.

—Teresa estaba en el supermercado—lentamente fue borrando la sonrisa. Me crucé de brazos estando recostada del mesón—No parecía estar muy bien...

— ¿Conoció a Emilia?

—Sí.

— ¿Y...cómo la notaste?

—Ella dice estar bien pero es obvio que no lo está, lucía un poco cansada y deprimida—recordé sintiéndome de nuevo mal por ella—No me gustó verla así, Teresa siempre ha sido la chica hermosa con miles de hombres a sus pies...

—Y entre esos estuvo mi hermano—el tono de Matt fue un poco más frío. Como si no le gustara que hablara con cariño del tema—Los dos te lastimaron muchas veces, Susan.

— ¿Crees que no lo recuerdo? Sé perfectamente eso pero si hubieras visto a Teresa pensarías igual que yo—miré sus ojos oscuros— ¿No piensas en Max a veces?

Se acercó con un suspiro tomando mi rostro entre sus manos.

— ¿Quieres que sea honesto?

Asentí sin apartar mi vista.

—No lo hago tan seguido como antes—acarició mis mejillas—Ya no somos sólo nosotros dos, también está una niña de por medio, nuestra hija, mejor dicho.

—Pero...

—Emilia debe estar en un lugar seguro, no temo por Teresa, temo por mi hermano.

Incluso yo seguía haciéndolo. En algún momento saldría de ese internado en el que está, ¿Podría superar el hecho de que mi vida ya estaba hecha con alguien más? ¿Y qué ese alguien era su hermano? Algunas veces me costaba creer que ese chico del cual me enamoré por primera vez a ciegas completamente, había perdido la cabeza por completo. La vida era un misterio y me había convencido de que nunca lo lograría entender del todo.

Las palabras de Matt hicieron eco en mi mente, Emilia debía estar en un lugar seguro.


Los invitados fueron llegando, Emilia se mostraba dulce con todos a pesar de ser llenada de besos muchas veces. Kim se encargó de escucharme con atención cuando le conté sobre Teresa, en un principio pensaba igual que Matt pero luego sólo sintió lástima por ella. Sentía curiosidad por preguntarle a mamá si sabía algo sobre el tema de su viaje pero no quería amargar el día más importante de mi niña.

— ¿Ya deben irse?—pregunté con cierta tristeza cuando papá se acercó abrazándome.

—No queremos que se haga muy tarde, recuerda que no estamos tan cerca.

—Estaba pensando en irlos a visitar para contarles sobre algo importante...

— ¿Todo está bien?—se mostró preocupado— ¿Matt te hizo algo?

Aún sospechaba de él.

—No, claro que no—sonreí un poco. Mi madre se despedía de su nieta, volví a mirarlo—Ambos hemos estado hablando sobre el futuro de Emilia.

—De acuerdo—asintió cruzándose de brazos.

—Y hemos pensado, mejor dicho, he decidido que me iré a París—sentí que sus ojos se saldrían de las órbitas. Temí que tuviera un infarto allí mismo, estaba sorprendido, aterrado, temeroso, alegre y miles de emociones que noté en un simple segundo. No quería nombrar a Max, él y mamá se preocuparían no sólo por mí, también por su nieta—Queríamos contarles en el momento indicado pero creo que éste es el momento.

— ¿Desde cuándo...?

—Desde los primeros meses, quisimos esperar a que ella cumpliera su primer año.

— ¿Ya es definitivo?—asentí sonriendo nerviosamente—Oh, Susan...

—Estaremos bien, enserio, Matt ha sido un buen hombre y un buen padre, conseguiré trabajo...

— ¿Quién cuidará de la niña?

—Probablemente nos turnemos en eso, no confío en las guarderías ni en las niñeras—entrelacé mis manos por detrás de mi espalda queriendo mostrarme segura pero me preocupaba más el irme y dejar una mala relación con mis padres—Regresaríamos a la ciudad cada cierto tiempo, tú y mamá verían a su nieta siempre que quieran.

—Susan, cariño, ¿Sabes lo que significa irse a otro país?

Suspiré mirando a Matt charlar con sus padres. Probablemente estaría conversando lo mismo, hasta ahora nadie tenía en claro lo que haríamos con nuestra vida pero todos se preocupaban por la niña que estaba involucrada. Todos la querían.

—Tenemos un lugar donde quedarnos, tendremos comida...

— ¿Qué sucede si él te engaña y quieres regresar?—rodeé los ojos pero tomó mis brazos mirándome—Debes pensar en todos los aspectos negativos.

—No me engañará, sí, sé que no puedo prometerte eso pero lo conozco, papá—me encogí de hombros— ¿Recuerdas cuando de niña me contabas que tenías un sentimiento extraño cuando conociste a mamá? Dijiste que no importa cuántas discusiones o dificultades tengan, sabías que ella era la mujer de tu vida.

—Es diferente.

—No lo es, tengo ese mismo sentimiento en el pecho que me indica que esta vez será diferente—lo abracé de nuevo—Gracias por preocuparte por mí pero es hora de que yo tome mis decisiones. Quiero hacer lo correcto para mi hija.

Suspiró sin soltarme, esta vez me abrazó con un poco más de fuerza. Mamá se acercó despidiéndose, sabía que se lo explicaría luego, los acompañé a la puerta sintiéndome un poco triste pero a la misma vez bien conmigo misma. Al girarme encontré a Duke frente a mí, siempre hacía eso cuando sabía que pasaba algo. Me agaché acariciando sus orejas.


Por la noche limpiaba los platos, Kim prometió venir mañana por la tarde, terminaba de colocar todo limpio y ordenado en su sitio cuando unos brazos rodearon mi cintura aferrándome a un cuerpo. Sentí el cálido beso en mi cuello.

— ¿Ya está...?

—Ya la bañé y ya está durmiendo—me interrumpió. Sonreí de lado cerrando el grifo— ¿Todo está bien?

— ¿Por qué lo preguntas?—me giré mirándolo mientras secaba mis manos del pañuelo.

—Te vi hablando con tu padre.

—Creo que reaccionó bien—suspiré—Dijo que le explicaría a mamá al llegar a casa.

— ¿Sigue desconfiando de mí?

—Te odia literalmente, cree que preferirás otra vida cuando nos vayamos con la niña—fui honesta. Abracé su cuello con mis brazos. Besó mi frente acercándome más a él hasta abrazarme.

—Mañana por la mañana hablaré con los chicos—susurró en mi oído—Tenemos que preparar todo.

—De acuerdo.

— ¿Susan?—miré sus ojos—Te amo—besó mis labios—A ti y a nuestra hija.

—Y yo igual—sonreí correspondiendo los besos.

Sola (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora