16. Buenas nuevas

705 74 1
                                    

Capítulo 16

Buenas nuevas

Parte de la mañana lo pasé jugando con Duke, limpié sus necesidades y le serví un poco de comida. No quería regresar al departamento, había dejado algunos mensajes a Kim. Cuando me encontraba sin nada que hacer recordaba lo sucedido de anoche, sonreía como idiota, cerraba mis ojos jugando con los recuerdos.

Matt había sido tan dulce y cuidadoso, sus manos por mi cuerpo, su cabello despeinado por el cual enredaba mis dedos sintiéndome tan increíble, sus labios que tenían el poder de hechizarme tan tontamente, recordaba el camino de besos que había dejado por todo mi cuello y parte de mi pecho, mordí mi labio sonrojándome.

Así que eso se sentía, quizás exageraba con mis reacciones pero había sido la primera vez que me entregaba a la persona que quería y no, Max nunca fue la indicada, sólo era una forma del destino para decirme que lo bueno estaba por venir.

¿Cómo habría sido mi vida junto a él? ¿Cómo habrá sido ser su esposa? Quizás estaría sufriendo más que ahora, agradecí mentalmente de que Matt nunca se dio por vencido e hizo lo imposible por conocerme.

—Dios, terminaré volviéndome loca—susurré. Mi celular sonó haciendo que Duke ladrara, lo acerqué a mí estando en el suelo de la sala, contesté sin ver siquiera el número—¿Diga?

—¿Qué forma es esa de saludar a tu madre, señorita?

—¿Mamá?—me sorprendí estando extrañada—Lo siento, no pensé que serías tú—no solía llamarme. Había heredado eso de ella, solíamos mantener distancia en ocasiones—¿Sucedió algo? ¿Papá está bien?

Duke se acomodó entre mis piernas dejando que acariciara sus orejas.

Todo está bien, no debes preocuparte—me calmé un poco—Sólo quería llamar a mi hija, ¿Todo está bien por allá?

Mis padres habían escuchado sobre mi boda con Max y también cuando terminé la relación. Le había explicado a mi madre lo sucedido, mi padre dejó en claro que no quería volver a verlo o era capaz de matarlo. Muchas veces me ofrecieron regresar al pueblo y abandonar el ruido de la ciudad pero el trabajo en la cafetería era lo que me mantenía con los pies en la tierra.

—Sí, todo normal—asentí.

—¿Kimberly te ha dado dolores de cabeza?—bromeó. Sonreí un poco, si le contara que su hija acaba de entregarse al hermano gemelo de su ex prometido si me mataría.

—Respeta mi espacio, en estos momentos no estoy en casa pero supongo que debe estar hablando con Carlos—recordé que no sabía quien era—Es un nuevo pretendiente, al parecer éste si va enserio.

—¿Enserio?—se sorprendió. No la culpaba, pocas veces mis padres me visitaban, ambos trabajaban, cada quien tenía su mente ocupada—Pues que bueno, esa muchacha es muy joven para tener una vida tan loca.

—Ya sabes como es.

Bueno, estaba llamándote para saber cuando tenías el día libre—escuché un suspiro de su parte—La última vez que te vi estabas tan destruida y ahora que te escucho, pareces más alegre.

—Sigo siendo yo...

Soy tu madre, Susan, no puedes mentirme.

Mierda, me había descubierto. Aclaré mi garganta.

—Podría ir el próximo fin de semana, ¿Desde el viernes hasta el domingo?—propuse. Salir de la ciudad era relajante, estar entre la familia siempre había sido algo que odiaba y amaba.

Tu padre estará muy contento, podrías venir con Kim.

—¿No crees que papá podría no tolerarla?—reí un poco—Le diré, hace mucho que no los veo, los extraño mucho, mamá.

La puerta de la casa se escuchó al cerrarse, Duke se levantó de inmediato corriendo hacia Matt que aparecía en la sala. Sonreí un poco mirándolo.

Y nosotros a ti, cariño, tenemos mucho de que hablar.

—Estoy de acuerdo—se acercó a mí—Te llamaré luego para verificar todo—colgué. Ofreció sus manos para ayudarme a levantar, dejé mi celular sobre el sofá aceptando, al estar de pie besó mis labios por unos minutos que me parecieron segundos. Estúpido tiempo que volaba—¿Todo bien?—miré sus ojos.

—Perfecto aunque estaba más ansioso por regresar—dejó su bolso en el sillón. Tomó mi rostro besándome con besos cortos pero dulces—¿Pasó algo? ¿Con quién hablabas?

—Era mi madre, el fin de semana que viene iré a visitarla—se mostró algo triste—Me iré desde el viernes, al salir de la cafetería.

—¿Tres días sin verte?—se sentó en uno de los brazos del sofá. Sonreí al verlo así, era tan encantador y tierno—Es mucho.

—¿Vas a extrañarme?—lo abracé como si fuera un peluche. Besó mi frente mirándome.

—Estaré en coma literalmente—reí divertida colocando mi mano en su pecho.

—Te invitaría pero quiero hacer las cosas con cuidado—asintió comprendiendo—Pero te prometo que los conocerás algún día—besé sus labios.


Al entrar al departamento dejé las llaves a un lado, Kim estaba en la sala mirando televisión, al verme se levantó de inmediato. Estaba entre molesta, preocupada y emocionada.

—¿Sabes lo mucho que me preocupé al escucharte tan deprimida?—acusó con sus brazos en jarra.

—Lo sé, lo siento, necesitaba un aliento para levantarme—quité mi chaqueta planeando ir a mi habitación. Kim tomó mi brazo cuando pasé a su lado—¿Qué?

—¿Llevas perfume de hombre?

Hasta ese momento no lo había notado. El perfume de Matt se había quedado en mí, era exquisito, no me había fijado en eso. Abrí mi boca para decir algo.

—¿Y qué es ese moretón en tu cuello?—cayó en cuenta—¿No es un moretón cierto?

No, era sólo el significado de disfrutar sus besos. Ahora me sentía atrevida y alocada.

—Lo hice, Kim—no pude evitar la sonrisa ingenua y enamoradiza—Simplemente pasó.

—¡Oh, Dios mío!—saltó chillando—¿Lo disfrutaste? ¿Cómo? ¿Qué?

—Lo disfruté más de lo que había pensado—ambas nos miramos comenzando a saltar. Reí divertida, nunca me había sentido tan feliz como ahora—Fue tan dulce, cuidadoso, se preocupó por mí. Fue hermoso.

—Ahora entiendo porque te veo diferente—sonrió con complicidad—Me alegro tanto por ambos. ¿Significa lo que creo?

—No puedo decir que somos novios o pareja con exactitud pero es obvio que somos más que amigos.

—Hubiese sido perfecto que el idiota de Max lo vea pero es mejor la noticia que me diste—rió uniendo sus manos compartiendo mi emoción—¿Por qué no te quedaste allá?

—No puedo usar su ropa, además, tengo un hogar también.

—Si están solos no necesitan ropa—me sonrojé empujándola. Extrañaba este tipo de bromas, hace tiempo las escuchaba pero ahora era distinto.

—Por cierto, mi madre me llamó, el próximo fin de semana iremos a visitarla.

—Con gusto iré, ¿No invitaste a Matt?—calmó la emoción mirándome curiosa.

—Le dije que quería ir con cuidado, además, lo correcto es hablar con mis padres—asintió estando de acuerdo. Es mejor ir con precaución y calma, el primer paso se había dado y de manera imprevista.

Sola (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora