Capítulo 3.

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Ambos subieron las grandes y espaciosas escaleras para el segundo piso, D

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Ambos subieron las grandes y espaciosas escaleras para el segundo piso, D.O. observaba todo con detenimiento, para aprender más en el nuevo ambiente en que se desarrollaría. Chanyeol abrió una puerta de un gran pasillo, casi todo era color blanco, daba una sensación pacífica.

—Esta será tu habitación, entra—Dijo abriendo la puerta al joven—Me daré una ducha y me cambiare, me acompañarás a una fiesta, así que trata de estar listo como en una hora ¿vale?

—Por supuesto, Am-Chan...Chanyeol—El mencionado notó como en verdad le costaba trabajo que lo llamara de esa forma—¿Qué debería usar? Estoy a disposición de sus gustos.

—Mierda—Chanyeol cayó en la sorpresa de que no tenía ropa a la medida de D.O. llevo su mano derecha y paso sus dedos entre su cabello rojo— ¿Entonces yo debo comprarte ropa?

—No si usted no quiere, con este cambio es más que suficiente.

—No, no es eso, solo que—Rayos, pensó Chanyeol— Solo que no tenemos mucho tiempo. Bien—Dijo entrelazando sus dedos— Ve y toma una ducha, iremos de compras y de ahí iremos a la fiesta, trata de estar listo en 40 minutos

—Entendido.

Pasaron más de una hora para cuando D.O. llevaba parado afuera de su habitación cuando Chanyeol apenas salía de la suya.

—D.O. ¿Cuánto llevas aquí? —Se llevó un susto al ver al chico ahí con el mismo traje con el que llegó y el cabello ligeramente húmedo.

—Cerca de una hora Chanyeol.

—Lo siento, no suelo tardarme tanto—Mintió—Iba a buscarte, ven te prestaré algo e iremos a una tienda por algo de ropa para ti.

Los dos jóvenes entraron a la gran habitación de Chanyeol. Todo lo que estaba ahí era enorme, la cama, el armario, la ventana, el televisor, el baño y por supuesto la ropa, seguro ser hijo de uno de los políticos más controversiales del país tenía sus beneficios.

—Bien, lo estuve pensado D.O.—Dijo mientras buscaba en su armario la camiseta que le quedase más pequeña para su nuevo compañero mientras este último esperaba callado atrás de él—Probablemente mis amigos solo me dirán estupideces si se enteran que mi padre tuvo que comprar a un SH para cuidarme por lo que el plan es el siguiente—Sacó una camisa azul marino, tenía tiempo que no la usaba porque le quedaba algo pequeña y la entregó al joven que escuchaba atento a sus palabras—Diremos que eres un estudiante de intercambio, o algo así, son unos idiotas así que no harán muchas preguntas así que no te preocupes—Al mismo tiempo entregaba unas bermudas verdes y unas sandalias, definitivamente ese look no era el mejor, pero probablemente sería lo único a la medida—Pasa a mi baño y cámbiate ahí, estaré aquí esperando para ir por algo de ropa.

—Está bien—Respondió el pelinegro tomando sus prendas y adentrándose al baño.

Pocos minutos después el joven salió. A pesar de que era la ropa más pequeña que tenía le seguía quedando enorme, parece un niño pensó Chanyeol.

—D.O. ¿Cuántos años tienes? —¿doce o trece?

—Estoy a punto de cumplir los 19 años Chanyeol—El mencionado no lo creía.

—¿De verdad? ¿19? —Yo casi tengo 21, pensó — Guau. Te ves joven, pero creí que para ser un SH serías mayor.

—Por lo regular podemos ser comprados al cumplir 18, pero su padre por alguna razón insistió que yo fuera su SH aunque me faltaran un par de meses para ser adecuado.

—Oh, ya veo bien, pues es hora de irnos, se nos hará tarde, vámonos.

Para D.O. era extraño que no fuese tratado de una manera dura. Algunos de los SH que eran devueltos a la empresa por "defectos" relataban como sus amos habían sido crueles con ellos, sin embargo Chanyeol no había hecho nada que fuese cruel, le dio una habitación propia e incluso le compraría ropa, sin embargo era tan solo el primer día, no sabría que le aguardaría después, de igual manera no podría ser peor que la vida que llevaba en el campo de entrenamiento para SH. Eran comunes las historias donde los SH eran usados como matones o esclavos sexuales o para cualquier tipo de tarea desagradable. Pero por ahora todo pintaba para bien.

Llegaron a una gran plaza aunque tal vez no tan grande como la casa de Chanyeol. Entraron por unas puertas automáticas, D.O. había aprendido y escuchado acerca de este tipo de lugares en las clases que tomaba en el campo de entrenamiento, sin embargo nunca había estado en uno, cada cosa que veía la recopilaba en su memoria para su aprendizaje.

Chanyeol lo dirigió a una tienda también enorme, en ella había estanterías con ropa de tonos diferentes, maniquís, zapatos, playeras y camisas, jeans, ropa deportiva, etcétera. El joven más alto estaba acostumbrado a retener las miradas de las chicas e incluso chicos, pues su altura y atractivo siempre eran foco de atención, no obstante algo estaba interviniendo en su usual rutina. Las chicas que trabajaban en aquella tienda ya lo conocían pues iba a menudo a comprar ropa ahí y coqueteaba con ellas, esta vez fue diferente. Las miradas estaban en D.O, aunque él no lo notase.

Chanyeol puso atención entonces que D.O. era atractivo, era pequeño definitivamente, pero tenía lo suyo. Ojos grandes y labios carnosos, no lo había visto sonreír en lo que llevaba de conocerlo, pero ese aire misterioso que tenía definitivamente lo hacía una persona atrayente.

El joven alto y pelinegro se consideraba modesto, pero debía admitir que el atuendo que había elegido para D.O. había sido una perfecta combinación de colores. Tal vez debería trabajar en esto, pensó.

Cuando el más joven de los dos salió del probador robó las miradas de las chicas del lugar. Los colores oscuros definitivamente le favorecían. Y definitivamente su padre había hecho una buena elección, eran una pareja que llamaba la atención.

—Estamos listos, no hace falta pagar, vámonos— Su padre era un político importante, pero también era un empresario millonario y por supuesto dueño de esa y muchas otras tiendas. 

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