Capítulo 22: Noche en la piscina.

6.4K 353 14
                                    

Al día siguiente tenía un dolor de cabeza horrible. No había dormido casi nada. Liam hizo ruido y Emily llegó muy tarde, así que dormí muy poco. Y al dormir tampoco tenía tranquilidad. Volví a ver a la pequeña niña corriendo por una habitación de madera de pino, llevaba algunas noches soñando con esto, pero esta vez después de correr la niña se encontraba balanceándose en un columpio de un árbol, frente a un lago muy bonito. Todo volvió a ponerse negro y me encontraba en un sitio oscuro, se oían pasos...

Me desperté intranquila otra vez, sudando y sin poder respirar. Si seguían las pesadillas, tendría que avisar a mi madre. No entiendo por qué han vuelto, no debería tenerlas de nuevo.

Bajé y Liam me miraba sonriendo pero no estaba para tonterías hoy. Sabía que anoche se lo había pasado genial con su amiguita, ya he dicho que no me dejaron dormir. Claramente la respuesta a la pregunta de si le gustaba era no, ¿cómo voy a gustarle a un mujeriego?. Entonces.. ¿por qué se cabreaba cada vez que estaba con Dylan?, no entiendo a este chico, de verdad.

- Tenemos que hablar - me dijo Em, mirándome preocupada.

- ¿mm? - le dije mientras me echaba crema para tomar el sol.

- Deberías llamar a tu madre..

- No, ¿por qué dices eso?

- Estas mal, mírate, has vuelto a gritar esta noche. - me dijo y me quedé pensativa.

- Pero cuándo he despertado estabas dormida. Yo te he visto.

- Me he echo la dormida Brooke. Solo quiero que estés bien y creo que deberías llamarla.

- No voy a preocuparla, seguro que es una racha, se me pasará, enserio cariño - le dije con una sonrisa para que se tranquilizara, la verdad es que tenía algo de razón. De vez en cuándo tenía las pesadillas pero me duraban un día o dos, no tanto cómo ahora. Pero no quería preocuparla. Podía con esto sola.

Ben y Nick estaban bañándose, entonces caí en que Liam estaba con nosotras y nos había oído. Lo miré y vi que me miraba con el ceño fruncido. En cuánto lo miré, él apartó su mirada.

Después de la fiesta de anoche todos estábamos cansados, así que cuándo terminamos de cenar y poco más nos fuimos a dormir. Al contrario que la noche anterior, esta había caído dormida al instante.

- "Te quiero" - dijo la voz angelical de un pequeño niño con el pelo desordenado y castaño.

- "Yo también" - dijo la pequeña niña con la que soñaba últimamente.

Los chicos echaron a correr por un bosque de la mano, parecían felices.

- "Cariño, ¿dónde estas?" - dijo una voz grave con dificultad...

Me desperté jadeando, sentía que me ahogaba entre las sábanas, que estaban empapadas de sudor. Miré y a mi lado dormía Emily muy tranquila. Bien, por lo menos hoy no la había despertado. Vi la hora en el despertador, 3:34 am, genial. Tenía mucho calor, así que bajé a beber un vaso de agua fría, seguro que así me tranquilizaba un poco. Bajé sin hacer ruido y fui a la cocina. Mientras bebía el agua apoyada en la encimera de la cocina, miré al patio y me asusté. Vi a alguien sentado al borde de la piscina y no sabía quien era, pero cuándo mis ojos se acostumbraron a la poca luz pude distinguir que era Liam. ¿Qué hacía ahí?.

Llevaba unos pantalones cortos de chándal y una sudadera gris, estaba sentado en el borde mirando al cielo, y de repente miró al suelo y se agarró las piernas con los brazos mientras negaba con la cabeza. Me acerqué lentamente hacía la piscina. Él levantó la vista para mirarme pero luego volvió a mirar al suelo.

- Hola - le dije sentándome a su lado.

- Hola Brooke - me dijo aún mirando al suelo.

- ¿Qué te pasa?

- No podía dormir.

- Yo tampoco. - le dije y él me miró, así que le sonreí. Hacía frío esta noche y yo solo llevaba pantalón de pijama corto y una camiseta de tirantas. Corrió una ráfaga de aire que hizo que me estremeciera.

- Toma - dijo Liam y se quitó la sudadera para ponérmela a mi.

- Liam, no hace falta.

- Si que la hace Brooke - me dijo sonriéndome y yo le devolví otra sonrisa. - Lo siento.

- ¿Por qué lo sientes? - le pregunté pero creo que ya sabía la respuesta.

- Por lo de anoche, se que no dormiste bien por mi culpa.

- ¿Por qué lo hiciste?

- Porque lo necesitaba. No puedo cambiar, Brooke, me gusta estar con muchas chicas y no me importa ninguna. Bueno, importaba...

- ¿Cómo que importaba? - le pregunté alzando una ceja.

- Es complicado... ¿qué tal con Dylan?.

- Bien, supongo - le dije frunciendo el ceño, ¿a dónde quería llegar con eso?.

- Se que lo quieres, y no voy a intentar no interponerme más. Al menos lo intentaré - me miró serio y supe que lo decía de verdad.

- Liam, llevo varios días queriendo preguntarte algo.

- Adelante.

- ¿Por qué te enfadas cada vez que estoy con Dylan? - lo miré de reojo y vi que apretaba la mandíbula.

- No... no lo sé. Es.. complicado Brooke, no me preguntes, por favor.

- Tu si que eres complicado, Liam. Me cuesta mucho entenderte.

- Hay muchas cosas que no sabes de mí, ya te lo dije anoche.

- ¿Me las contaras? - le dije esperanzada, de verdad que quería averiguar por qué se comportaba cómo lo hacía y algo me decía que la clave estaba en su pasado.

- Algún día - me dijo sonriéndome y revolviéndome el pelo, yo le miré sonriendo también. - ¿Has llamado a tu madre?

La pregunta me quedó helada y dejé de sonreír, entonces recordé que él había escuchado a Emily hablar de esto.

- No. - le dije cortante.

- No me gusta verte mal, y se que algo te pasa, ¿puedo ayudarte?

- No puedes ayudarme, yo puedo sola.

- Brooke, por favor, no puedo verte así, estas horrible. Cómo no llames tu a tu madre, voy a hacerlo yo. Tu salud es muy importante y no estas durmiendo bien, se que tiene que ver con tu miedo, yo estoy en la habitación de al lado para lo que necesites, ya lo sabes.

- Lo sé, muchas gracias. - le dije apoyando mi cabeza en su hombro y él pasó su brazo por los míos. - Las estrellas son preciosas. - le dije observándolas.

- Hay cosas más preciosas que ellas. - me dijo y vi que sonreía.

- ¿Ah sí?, ¿y dónde están? - le dije sonriéndole divertida.

- A mi lado hay una - me dijo y me quedé sin respiración. Sonreí y le miré, él besó mi frente. Se me quedó mirando y se acercó lentamente a mí. Sólo estábamos a pocos centímetros y volvía a sentir su aliento en mi piel. Nuestros labios estaban muy cerca, pero no podía poner más distancia entre nosotros. No quería. Él agarró mi cara con ambas manos, vi la indecisión en sus ojos, pero también vi alegría. Cuándo creí que iba a besarme él apoyó su frente en la mía: No te separes de mí, por favor. Nos quedamos así un rato , mirándonos, no necesitábamos hablar, el silencio no era incómodo y nos hacía bien. Me separé y planté un beso en su mejilla, por lo que él me regaló una sonrisa tímida. ¡Qué lindo!. Volví ha apoyarme en su hombro. Me encantaba estar así con él, sentía que podía ser realmente yo. Será un idiota, un mujeriego, un celoso, y un bipolar. Pero esta noche, esta noche era solo Liam.

La Cara OcultaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora