Capitulo 42: Linda!

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Había pasado una semana, Samuel tuvo que viajar unos días por negocios y Martina tuvo que quedarse sola casi todo el tiempo, Andrea aun se estaba recuperando y Graciela tenía mucho de que ocuparse. Andrea por fin se sentía recuperada, y aunque Agustín le recomendó unos cuantos días más de reposo, decidió ir al rancho Gallardo, sabía que Martina la estaba pasando mal y eso la tenia inquieta.

Laura: ¿De verdad vas a ir? Eso no fue lo que Agustín te dijo que hiciera –dijo acostada en la cama mientras veía a Andrea maquillarse.

Andrea: Agustín no sabe nada, ya me siento bien, puedo ir al rancho Gallardo perfectamente. Si me duele algo vengo y listo. Tu y yo tenemos una conversación pendiente, no creas que se me olvida eh.

Laura: Ay Andrea no seas paranoica –dijo lanzándole la almohada que cayó al suelo después de alcanzar su espalda.

Andrea: Primero con David, ahora con Agustín... el problema está en que aun estas enamorada de David, no puedes andar con Agustín sabiendo que...

Laura: Si, lo sé –dijo interrumpiéndola y se puso de pie en frente de ella- y ya hare algo al respecto, no te preocupes.

Andrea: Eso espero –dijo y recogió su pelo en una coleta.

Laura: Ya sé porque te arreglas tanto picarona, vas a ver a Samuel –dijo en tono divertido y Andrea la miro haciendo una mueca.

Andrea: No estés tan segura, el está de viaje, además no tendría por qué.

Laura: No entiendo porque no te das una oportunidad con él, si está bien guapo, y te quiere –dijo agarrándola de hombros- ¿a que le tienes miedo?

Andrea: A que se entere de la verdad y me saque de su vida –dijo pensativa.

Laura: ¿Entonces admites que te gusta? –dijo y Andrea miro su reflejo a través del espejo- yo en tu lugar aprovecharía ahora, quién sabe si después no le importa si eres una Del Junco y decide seguir contigo y formar una familia.

Andrea: No es tan fácil como lo dices, Laura, son muchas cosas...

Laura: Sea lo que fuera, qué más da, vive el momento ahora, a lo mejor después sea demasiado tarde –dijo empezando a caminar hacia la puerta- y la verdad, se te ve mejor el pelo suelto –le guiño un ojo antes de salir y Andrea se soltó la coleta en seguida.

Graciela: Martina, hace un momento llego Samuel, está a punto de llegar –dijo mirándola sentada en el comedor mientras hacía circulitos con su cubierto en el plato- ¿No estás contenta de recibir a tu hermano? –pregunto extrañada al ver que esta no respondía.

Martina: Si –se levanto de la silla.

Graciela: No has probado la comida, ¿No te gusto?

Martina: No tengo hambre –dijo y empezó a caminar hacia las escaleras.

Laura venia saliendo de su casa, había quedado de verse con Agustín en la plaza, hoy darían un paseo para pasar el día juntos después de una semana sin verse, pero Laura venia pensando en su decisión, aun no estaba segura pero cada vez se convencía mas que será lo mejor. Decidió ir caminando ya que la plaza estaba tan solo a unas dos cuadras y que andarían en el auto de Agustín, pero cuando iba doblando la esquina un vehículo la intercepto.

David: Laura, tenemos que hablar –dijo bajando del auto, ella intento ignorarlo pero él la sujeto del brazo.

Laura: No me toques, ¡Suéltame!

David: Me has estado evadiendo, y tengo que hablar contigo. El otro día te vieron salir del departamento de Agustín...

Laura: Ya te vinieron con el chisme –dijo sonriendo- es mi novio, así que puedo ir a su departamento cuando se me dé la gana.

David: ¿Tu novio?

Laura: Si, mi novio, el mismo que me está esperando en la plaza, así que no puedo perder el tiempo contigo –dijo intentando soltarse, pero David la hizo retroceder de un movimiento y la entro al asiento del copiloto de su auto- ¿Qué estás haciendo?

David: Lo siento, pero tenemos que hablar, así que lo de tu ''novio'' tendrá que esperar –dijo cerrando la puerta con seguro y se subió rápidamente poniendo su auto en marcha.

Llegando a la casa, Andrea le sonrió a la empleada que le abrió la puerta y enseguida se encamino hacia la habitación de Martina, la última vez que hablo con ella fue hace unos días, y noto su voz apagada, ¿triste? le rompió el corazón escucharla así, solo porque aun no estaba en condiciones no fue capaz de venir a hacerle compañía.

Andrea: Martina –dijo abriendo la puerta de su habitación, todo estaba obscuro, tenía las ventanas cerradas, las cortinas impedían que la luz del sol pudiera clarecer el cuarto, estaba a punto de cerrar cuando escucho su voz.

Martina: Andrea –dijo levantando su cabeza y Andrea al fin pudo distinguirla entre la oscuridad y encendió la luz.

Andrea: ¿Por qué esta todo tan obscuro?

Martina: Estaba descansando un poco... ¿no sabía que venias? ¿ya te recuperaste?

Andrea: Si... ¿y eso? –pregunto viendo un regalo en la esquina de la cama, aun estaba sellado.

Martina: Me lo trajo mi hermano –dijo un poco triste.

Andrea: ¿Por qué no lo abres? –dijo tomando el regalo y acercándolo a ella, pero solo lo miro y Andrea se dio cuenta que a lo mejor, no estaba de ánimos, algo extraño porque Martina siempre era muy alegre y le encantan los regalos.

Martina: Tal vez después.

Andrea: ¿Tal vez?

Martina: Mi hermano dijo que esa mujer lo había comprado.

Cuando dijo ''esa mujer'' se refería a ella. Eso basto para que Andrea se enojara bastante y fuera a reclamarle.

Andrea: ¿Dónde está Samuel? –pregunto entrando a su despacho pero solo encontró a Graciela ordenando sus cosas.

Graciela: Creo que está en su habitación –sin escuchar nada mas, subió nuevamente las escaleras encaminándose hacia su habitación.

¿Cómo es posible que sabiendo las diferencias con su hermana, le trajera un regalo de ella? A lo mejor se habían ido juntos y el sin ningún remordimiento mientras su hermana sufría por su ausencia y desprecio.

Andrea: ¡Samuel! –dijo tocando la puerta dos veces pero luego abrió la puerta para entrar, no lo vio al instante, lo busco con la mirada hasta que lo vio salir del baño con una toalla envuelta en su cintura, las gotas de agua estaban todavía en su pecho y otras caían de su pelo, ambos se encontraron con la mirada, y eso fue suficiente para que sus mejillas empezaran a arder, el dio dos pasos acercándose a ella mientras esta retrocedía.

Andrea: Disculpa, no sabía que tu... -estaba tan nerviosa que las palabras no quisieron salir.

Samuel: Andrea, ya estás bien –el parecía contento.

Andrea: Es mejor que me vaya, lo estaré esperando en su despacho –dijo pero él se acerco rápidamente y la arrincono contra la puerta que ya estaba cerrada.

Samuel: ¿Por qué si ya estamos aquí? –la miro sonriente pero ella aparto la mirada.

Andrea: No debí entrar, por favor, déjame ir.

Samuel: Te quería ver –dijo y ella lo miro encontrándose de nuevo con su mirada- me alegra ver que ya estés recuperada –dijo casi en un susurro y ella trago en seco.

Andrea: Gracias –dijo y le sonrió, el sintió unas ganas de besarla al ver la curvatura de sus labios color carmín, pero solo se acerco a oler el perfume que desprendía.

Samuel: Entonces, ¿me esperas para hablar en mi despacho? –pregunto sonriendo y ella asintió, sentía su corazón palpitar fuertemente mientras este retrocedía- te ves muy linda Andrea.

Eso fue todo, podía asegurar que su cara estaba más roja que un tomate en ese momento, aprovecho el espacio que había abierto entre ellos para abrir la puerta y salir rápidamente, sintiéndose con el corazón en la boca.

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Juego del Destino #PSF2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora