Capítulo 28: Sin dudas

51 2 1
                                        




Y supe esa noche que las cosas cambiarían, ya no podía soportarlo, el tiempo era como arena entre mis dedos, cada granito una vida, cada segundo una oportunidad de salvar a esta frágil humanidad que tanto necesitaba de los Auxilium, había pasado mucho tiempo en tonterías, ya era hora, hora de pensar como la raza de Auxilium que era, oscura, fuerte, fría y determinada, la hora había llegado y para esto nací...

Corrí, peleé, y triunfé, solo que esa ocasión había triunfado esa otra parte de mí, aquella parte con la que al final había admitido no podía vivir sin, ella... Valentina, mi hermana, mi confidente, esa parte de mí que no podía faltar...

–¿Estás segura?– preguntó con fiereza en su mirada

–Cómo que el sol se oculta por el oeste –Suspiré una última vez y salté.

El viento azotaba mi rostro, la luna con su brillo orientaba nuestros pasos, y por primera vez en mucho tiempo lo sentí, la fuerza, la valentía, la determinación...

Las hojas amortiguaron mi caída, un vistazo para asegurarme que Valentina me seguía.

–¿Sabes el camino? –Pregunté

–Al otro lado de las colinas, debemos llegar,. Las cartas... ¿las tienes?

Asentí, busqué dentro de mi chaqueta y la encontré, visualicé como ella sacada de entre su chaqueta esa pequeña esfera brillante... Valentina tomó una, la hundí en mi pecho y sentí la descarga de energía, estuvimos listas.

La adrenalina corría por mis venas y aquella pesadez, el miedo, la duda, todo se iba entre cada paso... Mi destino estaba escrito, mi piel lo sentía, mi alma...

Conforme avanzaban la luna parecía cada vez más brillante, los sonidos más fuertes, la luna más brillante, era como estar en un  sueño... corrí y no me detuve.

2 horas antes...

Todo estaba oscuro, su cabeza palpitaba, intentó moverse  pero cada parte de su cuerpo dolía como si mil agujas estuvieran clavadas en él, sus manos estaban inmovilizadas y sus pies igual.

Se concentró y finalmente recordó... La casa de Óscar, las cartas, Robert...

Y entonces las imágenes pasaron como un carrete frente a sus ojos...

Robert había entrado a la casa por la ventana, recordó el miedo y la resignación a morir, vio en aquellos ojos el odio, la ira... Óscar interponiéndose ante el intruso pero como una mosca Robert lo había apartado, y entonces lo tuvo en frente...

–Finalmente –La ronca voz de siempre, pero cargada de odio.

Y eso fue lo último que vio.

Y luego estaba aquí, con lo que probablemente era una funda de tela oscura rodeando su cubriendo su rostro, sus manos atadas frente a su cuerpo y con el cuerpo dolorido, y por primera vez desde que había recuperado la consciencia se percató del leve ronroneo de... ¡un motor! ¡Estaba en un auto!

Supo que no había tiempo que perder y comenzó a idear un plan, pero antes de que nada cruzara por su mente, una ronca voz habló:

–Despertaste...

Por la proximidad de su voz supo que se encontraba en el asiento del copiloto, tenía que fingir, si el supiera que esta despierta es más débil. No le hables, finge ¡finge!

–Rió– Bien, no hables si no quieres, siempre pensé que todas las mujeres se veían mejor calladas, no con ese estúpido chillido que sale de sus bocas que solo sirve para ordenar y quejarse, Ugh.

–Idiota– Gruñó involuntariamente

–Oh pero mirad, la ratoncita tiene boca... –Se burló

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 28, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

The Key: UnknownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora