Parte 22: Con el

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Sentí como sus manos se posaban en mis caderas, sus labios eran apurados y exigentes, no encontraba palabras para describir la manera en la que me sentía, era una mezcla entre excitación, nostalgia y...un sentimiento que no terminaba de identificar . No hubo necesidad de preguntar quién era este muchacho, pues yo sabía perfectamente quien era.

Robert.

Estaba claro. Quería quedarme entre sus brazos para siempre y que no me soltase nunca, hasta que la razón irrumpió en mi mente,  Las cartas...

Entonces me apresure a soltarme de Robert. Rompí el beso bruscamente, pero él no tardó mucho en volver a besarme.

Diablos, pensé.

-Robert -Susurré entre sus besos. -Suéltame -Dije en tono suplicante.

Y sus manos abandonaron mis caderas, y de pronto agarraron mis muñecas y las aprisionaron contra la pared, me tenía inmovilizada, pero por alguna razón no sentía que estuviera aprisionada ni nada, se sentía bien... Pero no! Tenía una misión que cumplir y no podía abandonarla por un chico y menos por el chico que más odiaba en el mundo, el chico que había intentado asesinarme.

No quise usar mi fuerza, pero tuve que hacerlo.

Primero comencé moviendo mis caderas para poder salir de aquel caliente beso lo más rápido posible, pero lo que encontré hacía más difícil querer terminar con aquella situación, Robert, estaba duro...

Santa Mierda...

¡Ya Trisha! Contrólate, Me dije a mi misma. Entonces me zafé de su agarre como pude y lo empujé a un lado.

Lo miré un momento antes de echarme a correr, Lo mire a los ojos y vi sus pupilas dilatadas, brillando del deseo. Joder...

Me eché a correr de inmediato, no había tiempo que perder.

Mierda, mierda, mierda... Mi mente daba vueltas en un remolino imparable. Todo en lo que podía pensar eran sus labios, su lengua sobre mis labios, Mierda!

Entonces, de la nada choqué contra un pecho firme... Haldof...

Un fuerte agarre me arrastró hacia una de las esquinas de la Discoteca.

-Joder!, he pensado que ustedes eran más puntuales -Rechistó Haldof.

-Sí, hola para ti también... -Dije sarcástica, aunque claramente no le hizo nada de gracia. Joder yo no era graciosa al mínimo, aquel beso me estaba destruyendo neuronas...

-Ten -Ofreció Haldof mientras me entregaba una bolsa con algo que perecía tener algo pesado dentro -Las cartas, escúchame bien demonio, tienes una noche haz lo que tengas que hacer y regrésamelas en 24 horas, no me importa si te alcanza o no, Si los demonios de abajo se enteran que las he robado eh de morir y tu conmigo, ¿comprendes?

-Si... -Susurré. Prácticamente no había tiempo, este día se seguía yendo a la mierda...

Se acercó a mi oído: -Recuerda, todo esto lo hago por mi hija, si algo le llega a pasar o me llego a enterar que no la estás cuidando, mueres Demonio. -Amenazó en tono sombrío

-No tienes que amenazarme, te he dado mi palabra y así lo haré.

-24 horas demonio, ni un minuto más, no puedes permitirte entretenerte besando a los del equipo contrario la próxima vez... -Atajó.

Mierda. Sentí como la sangre subía hacia mi rostro y quemaba mis mejillas, Rayos... El recuerdo de aquel beso, su masculinidad... Joder! La imagen no desaparecía de mi mente, sus ojos, sus deliciosos labios...

The Key: UnknownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora