Parte 18

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Me encontraba sobre el auto. La vi a los ojos, e incluso si me encontraba totalmente cubierto de pies a cabeza, supe que ella me había reconocido también. Vi el miedo que sus ojos irradiaban y no pude evitar querer destruirle el jodido auto de una vez por todas. Elimínala susurró mi subconsciente. Aquellas ganas de asesinar a esta chica no cesaban, sentía el mismo odio irracional que sentía cuando la conocí en casa de Los Miller.

Comenzamos a romper los vidrios de aquel hermoso y reluciente Maseratti. Me daba un poco de pena tener que arruinar aquel resplandeciente auto, pero tenía una misión y la cumpliría muy gustoso. En especial porque quería eliminar de una vez por todas a aquella muchacha.

Y entonces logré romper una ventana, era la ventana del lado de Eideen, me encontraba halándola y de repente una gran luz resplandeció desde el auto, y supe que ya se había jodido la cosa.

La luz se desvaneció y observé el auto y tal como me esperaba ya no había nadie en el auto.

Tenía que hacer algo, no podía perder esto. Y entonces supe lo que había que hacer.

Tenía que recurrir a todo para lo que se me había entrenado, engañar. Usé toda mi fuerza mental para poder meterme en sus pensamientos; sentí una corriente que me embargaba y supe que ya había entrado.

De inmediato pensé en el lugar y en lo que le iba a decir; Estaba ella allí recostada en el suelo, así que elegí que simplemente fuera todo blanco, no había tiempo para ponerle flores y rosas al paisaje. Me recosté cerca de ella para que sintiera todo más real y le di comienzo a la acción.

-Trisha -La llame por su verdadero nombre, quería asegurarme que de que ella supiera que yo ya sabía quién era ella.

-¿Robert? -Preguntó ella. Vi en su mirada que no sentía el mismo odio que me había demostrado en la casa de los Miller. Pero yo sí lo sentía. -¿Estoy muerta? -Preguntó.

-No estúpida, no estás muerta -Pensé, sabía que no podía decirle eso, así que pensé en algo que le hiciera pensar que en realidad me importaba.

-No, mi amor -Me reí lo más dulce que pude, para seducirla un poco más. Las mujeres son muy predecibles. -todo estará bien, solo te pido que confíes... confía en mi cariñó -Le susurré.

-Siempre -Me susurró ella de vuelta. Que ilusa...

Y entonces tuve que salir de su mente porque estaba a punto de despertar.

-¿Qué pasó? -Preguntó Sam. -Intercediste -Afirmó él.

-Sí, lo he hecho -Confirmé yo.

-¿A quién? -Preguntó -La chica

-No es de tu incumbencia -Corté. No quería a nadie en mis asuntos.

-Como diga SEÑOR -Dijo con sarcasmo

Me baje del capo del auto y la furia me hizo golpear las llantas del auto, aún me encontraba mosqueado por el hecho de haber fallado la misión.

-No te pongas así -Susurró Angeline mientras posaba sus manos sobre mi pecho.

Me la saqué de encima sin molestarme en ser delicado.

-Ahora no Angeline, no estoy de humor. -Gruñí.

Me dirigí a la Harley que dejé estacionado unas cuadras atrás.

-No deberías ser tan rudo con ella. -Dijo Jace, mi hermano.

Suspiré cansado.

-Está bien. Luego me disculparé. -Dije y puse los ojos en blanco.

-Todo esto por la chica, ¿En serio? -Preguntó.

-No es solo eso, no me entiendes, es que... -La verdad es que ni yo entendía bien mis sentimientos con esa chica.

-Dices que la odias pero, no sé, - dijo mientras trataba de seguirme el paso- algo me dice que es algo diferente lo que sientes.

El simple hecho de que hubiera mencionado eso me hizo enfurecer.

- No vuelvas a mencionar eso, o te cortaré la cabeza entiendes. -amenacé

-Ok...

Llegué a donde se encontraba mi motocicleta, me subí a ella, me puse el casco. Me despedí de Jace con un gesto de mano y aceleré a todo lo que pude.

Andar en mi motocicleta y sentir la adrenalina de acelerar era lo único que lograba calmarme. Me metí por una intersección que me llevó a las afueras de la ciudad. Después de todo no me encontraba muy lejos, sin mencionar que por estas carreteras casi no hay tráfico, lo que me permitiría conducir a mis anchas.

De repente, Un dolor de cabeza punzante me hizo parar bruscamente, casi me voy de bruces al suelo; si no hubiera sido por mis reflejos más entrenados hubiera terminado muy mal.

Elimínala Me susurraba mi subconsciente otra vez. Y supe que ella estaba cerca.

Y entonces la vi. Estaba corriendo a toda velocidad por el desierto que rodeaba la carretera. Sentí ganas de ir a por ella, pero me resistí, no podía echar a perder mi plan, ahora menos que nunca, pero sí que decidí seguirla.

Pero tendría que ir corriendo yo también, no podía darme el lujo de que me vieran y me asesinaran. Aunque lo nieguen, los Auxilium son unos asesinos despiadados, se dice que son "auxiliadores del mundo", pero la verdad es que ellos no son más que asesinos despiadados que lo único que buscan es que los demás los alaben y adoren por sus admirables hazañas.

Yo hace mucho tiempo había abierto finalmente los ojos ante esta situación, por esa misma razón había decidido unirme a los Grox. Esa fue la decisión más sensata que he tomado en mi vida y nada ni nadie me va a hacer cambiar de opinión.

Las seguí trotando, para mí no era ningún esfuerzo correr a su ritmo, me había entrenado durante años para alcanzar el nivel, de los Auxilium e incluso he llegado a superar a muchos de ellos, y por mucho.

Seguía corriendo como León detrás de su presa, cuando sentí en la espalda un golpe que me dejó sin aliento.

-Vas a morir -Susurró una voz Macabra...

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De la escritora para los lectores: Espero que está versión de Robert, les guste tanto y la disfruten como yo lo he hecho. Muchas gracias

The Key: UnknownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora