Parte 5

443 24 6
                                    

Llegué a casa y mi madre se encontraba esperándonos. Jamie aún se encontraba enojado conmigo por el hecho de que nos había conducido al final de la playa. Casi no me habló en el camino a casa, así que no quise empeorar las cosas y tampoco le hablé.

—Por donde andaban —Preguntó mi madre sin mostrar tanto interés

—Paseando en la playa. —Contesté

—Más bien perdiéndonos en la playa —Gruñó Jamie entre dientes.

Mi madre no lo escuchó, por suerte para mí, no quería tener que andarme explicando ante mi madre, aun me encontraba aturdida por el encuentro de esta mañana.

Almorcé y me dirigí a mi habitación, tenía que hablar con Jael, ella era la única que no pensaría que estaba loca, la única que no pensaría que era todo parte de mi imaginación.

Así que la llamé, respondió al tercer timbrazo.

—Hey nena, ¿cómo vas?, ¿has cogido algo de color ya? —Preguntó con sus particular voz vivaz, por un momento olvidé toda aquella preocupación, y la confusión que me embargaba, me imaginé a Jael riendo y mirándome con aquellos particulares ojos color miel que solo te inspiraban despreocupación y paz, simplemente no pude evitar sonreír también

—Muchas preguntas para mi sola, dame un descanso chica —Respondí contagiada de su vivacidad

Jael rió

—Cuéntame, ¿haz conocido ya a algún buen partido?

—Bueno... —Titubeé, la verdad era que de haber conocido a algún chico guapo, lo había hecho, digamos que no de la manera más convencional pero lo hice (Caleb, el salvavidas)

—Oh My God —Exclamó Jael con ese tono de curiosidad y sorpresa en sus voz - en serio conociste uno?, Dios, tienes que decirme todo de él, ¿Cómo se llama? ¿Tienes cuadritos? ¿Qué edad tiene?

—Bueno... yo... de eso quería hablarte

—¿Sucede algo? —Preguntó con curiosidad

Di un largo suspiro y le conté todo, desde aquellos vértigos y dolores de cabeza, el sueño, hasta cuando conocí a Caleb...

Ella me escuchó en todo momento, no me interrumpió, lo cual no era propio de ella pues ella era muy preguntona, solo se dedicó a escuchar.

—Di algo —Dije ansiosa, el silencio de Jael no hacía más que ponerme nerviosa

—Es muy pronto... —Susurró para sí misma —No está lista

—¿De qué hablas? ¿Muy pronto para qué? —Pregunté aún mas ansiosa que antes

—Tenemos que hablar urgentemente, escúchame, no quiero que salgas de casa bajo ningún concepto, no hables con nadie que no conozcas, si ves a aquel chico de nuevo esquívalo, no vuelvas a hablar con él. ¿Me comprendes?

—¡Pero de que me hablas! —Exclamé casi gritando, la ansiedad ya era notable en mi voz —¿Que está pasando?

—No puedo explicártelo por teléfono, tenemos que hablar personalmente, ahora mismo salgo, solo recuerda, mantente alejada de todo y de todos, no hables con ningún extraño, tienes que obedecerme, está claro

—Pero... —Empecé a rehusarme

—Nada de peros, tienes que obedecerme ¿Okay?

—Ok

Jael cortó el teléfono y me dejó aún más confundida de lo que ya estaba, ¿Por qué Jael se había puesto así?, jamás la había escuchado en plan mandona, ella era una chica vivaz y divertida, no seria y temible, ¿Que estaba sucediendo?

No tuve tiempo de seguir cuestionándome nada, la cabeza me comenzó a doler, los vértigos empezaron y sentí que moría, comencé a ver puntos negros y luego todo oscureció... de nuevo.

Cuando abrí los ojos supe que este era otro sueño, esta vez supe manejar la situación mejor, así que no me espanté, traté de mantener la calma y examinar el lugar en donde me encontraba.

El lugar era un pasillo, se me hizo a esos que te llevan a un calabozo, estaba echo de ladrillos, olía a moho, había grietas en las paredes y parecía muy antiguo, al parecer no había nadie así que comencé a caminar, el camino solo seguía y seguía, parecía no tener final.

Cuando comenzaba a cansarme de tanto caminar escuché unas voces detrás de mi, al principio eran muy débiles y luego se fueron aclarando, las voces se acercaban más y más, hasta que pude visualizar a las personas de en donde provenían esas voces, se dirigía hacia mí, o bueno, hacía en donde yo me encontraba. Pronto pude visualizar a tres personas.

Dos de ellos estaban usando lo que parecía una túnica, por lo que sus capuchas no me dejaban ver sus rostros, y el de en medio tenía una funda de tela que le ocultaba todo el rostro, pero por lo que pude ver basada en su cuerpo, aquella persona a la que estaban custodiando era mujer.

Estas personas caminaban rápido así que me pasaron, corrí para alcanzarlos, De repente dejaron de caminar y entraron a una habitación, inspeccioné aquella habitación y solo era una cuarto gris sin nada más que una silla en el medio.

Pusieron a la chica en una silla y le quitaron la capucha, lo que vi me dejó sin respiración...

Era yo.

Me quedé de piedra cuando visualicé mi rostro, no podía respirar, o tan siquiera moverme, observé detenidamente aquella Eideen sentada, tenía que asegurarme de que era yo a la que ellos estaban custodiando, cuando pude controlarme de aquel shock inicial pude visualizarme a mí misma más detenidamente y sí, definitivamente esa era yo. Lucía exactamente como yo pero había algo, algo en su mirada que simplemente me hacía dudar, lo cual era loco debido a que era exactamente como yo; vi aquella marca que tengo en mi muñeca, una marca que he tenido desde siempre, y fue todo lo que necesité para estar segura de que aquella era definitivamente yo.

Muchas preguntas se instalaron en mi mente en ese instante, venían de a montón como ¿Qué demonios hacía yo allí?, ¿Por qué? ¿Cómo? y ¿cuándo diablos había pasado eso?, ¿acaso en serio me estaba volviendo loca?, No, esto no podía estar pasando.

Me tomé el tiempo de observar a esa Eideen allí sentada, tenía el cabello suelto y desordenado, ojeras y bolsas debajo de los ojos, pero no parecía cansada, vi que estaba observando directamente a alguien con un atisbo de súplica en los ojos, le seguí la mirada y noté que observaba a una de las personas con capucha

No pude visualizar el rostro de aquella persona sino hasta que se bajó la capucha, lo que vi me hizo derrumbarme...

Jael... Era Jael.

Mi aliento se quedó atascado en mi garganta, las lágrimas luchaban por salir de mis ojos, pero no pude llorar, era como estar en trance, no podía ni siquiera moverme.

No lo podía creer, esto no podía estar pasando, no Jael, no MI Jael, no la Jael que conocía desde que tenía sentido de memoria, no podía ser ella. Esta Jael tenía una mirada diferente, ya no la dulce, amable, vivaz y juguetona de siempre, en cambio sus ojos miraban con odio, superioridad y mucho desprecio.

De la nada ella sacó un arma y me apuntó (a la yo que se encontraba en la silla)

—¿Vas a hablar? —Pregunto aquella chica que parecía ser Jael.

—Por favor —rogué —No hagas esto... No tienes que...

—Sí, si tengo que —Repuso ella —Te lo preguntaré por última vez, vas a hablar, o acaso ¿tendré que deshacerme de ti?

—Sabes que no hablaré. Por favor, no hagas esto... —Suplicó

—Pues bien, entonces fin de la discusión —Y disparó.

Después todo se puso negro... de nuevo...


Chicos eso es todo por hoy, espero hayan disfrutado de este capítulo y no olviden votar por cada capítulo, los amo, besos.

The Key: UnknownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora