Parte 8

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Traté de forcejar, pero fue en vano, mis fuerzas parecían las de una niña comparada con la de aquella persona

- Ohh, nenita - Decía la voz que supuse provenía de Sareth -La especie llama eh?, no pudiste estar lejos de nosotros por mucho tiempo. - Rió maliciosamente - Aunque sabes, por un momento creí que no vendrías, hubiera tenido que ir a por ti.

- Por favor, déjame ir, te juro que no diré nada. -Supliqué

- Oh, no, no puedo hacer eso, pero si te sirve de algo, trataré de que tu muerte no duela mucho -Dijo con malicia.

¿Muerte?, de qué diablos hablaba, ¿van a matarme?, Oh Dios -Te lo advertí -Dijo mi subconsciente. No quería morir, la desesperación y el temor me invadieron, quería correr, quería gritar, pero el pánico y el miedo me detuvieron, en cambio solo lloré...

Lloré, sentí como lagrimas caliente rodaba sobre mi rostro, caían sin parar, los sollozos comenzaron y fué allí cuando Sareth notó que yo lloraba...

-Oh no nena, no llores, no es personal, ya sabes solo negocios. Al parecer eres un pez muy gordo en este mundo.

¿Un pez gordo?, ¿de que diablos hablaba?

- Ya sabes, en el mundo de los de nuestra clase, algunos pueden ser muy peligrosos y rencorosos.

- ¿Nuestro mundo? -Pregunté entre sollozos.

- Ya sabes, el mundo de los d... -No pudo terminar la oracion, algo o alguien nos atacó.

Me empujaron hacia el suelo, y de repente solo escuché maldiciones.

- Diablos, mátenla -ordenó Sareth

- Dejenla ir! -Gritó una voz que me parecía extrañamente familiar

Luego, solo escuché lo que parecía una pelea. Patadas, puñetazos, maldiciones.

Estaba verdaderamente asustada, no pude ni siquiera moverme. Lo único que hice era sollozar, me acurruqué en posición fetal, y esperé por lo peor. La desesperación y la impotencia me inmovilizaron, no tenía la fuerza de voluntad para ponerme de pie y echarme a correr, cada célula de mi ser me gritaba que me pusiera de pié y echara a correr, pero no pude, solo pude llorar y llorar, como una completa cobarde.

De pronto, toda mi vida pasó ante mis ojos, solo me pude imaginar a mi madre, desconsolada, ya había perdido a papá, esto la iba a destrozar, y Jamie, mi hermanito. Lloré y lloré hasta que parecía que me iba a deshacer entre lágrimas.

Repentinamente todo quedó en silencio, no había más ruido. Quería ponerme de pie, pero mi cuerpo no respondía entonces sentí como alguien me agarró y me trepó sobre su hombro, su toque fue suave y cuidadoso, así que supe que no era uno de los malosos que me había secuestrado. Pero aún seguía asustada, me quedé en silencio pues no quería alterar a ese alguien que me estaba cargando. Tampoco quería gastar fuerzas, que probablemente luego utilizaría.

Mientras iba sobre el hombro de aquella persona, sentí el aire fuerte venteando, parecía como si estuviéramos volando, por un momento pensé que había muerto, que toda esa pelea había sido un invento de mi mente para hacer esto menos doloroso, pero ese pensamiento se fué tan rápido como apareció; me negaba a pensar que estaba muerta o mínimamente parecido. Mientras divagaba en mi mente noté que nos habíamos detenido.

Ya no había más viento, nos encontrábamos caminando y aquella persona me puso de pie.

- Camina -Dijo. De nuevo sentí aquel reconocimiento, pero no muy bien, la bolsa me dificultaba un poco reconocer su voz.

Por el ruido y lo suave noté que caminamos sobre arena, pero luego subimos por unos escalones de madera o algo parecido, escuché que se abría una puerta, al parecer  nos encontrábamos en una casa, aún cargaba la funda de tela sobre mi cabeza, por lo que no pude observar la casa.

Pensar en mi de esta manera, me recordó a mi sueño, por un momento sospeché que me encontrara soñando de nuevo, pero, simplemente la idea era demasiado loca como para ser verdad, aunque a este punto todo era demasiado loco. No pensé mucho en aquello, tenía cosas más importantes por las que preocuparme. Huye, susurró mi subconsciente.

La idea de echarme a correr pasaba por mi mente una y otra vez, ya lo tenía todo planeado.

Paso 1. Sacarme la bolsa de la cabeza -Menos mal que no tenía las manos atadas -

Paso 2. Golpear a mi agresor con todas mis fuerzas,

Paso 3. Echarme a correr tan rápido como pueda.

Lo pensé y pensé, y al fin me decidí.

Pero justo en el instante en que me iba a echar a correr, solo un segundo antes, la duda y el temor me atacaron, y ese segundo lo cambió todo.

De repente nos detuvimos, y nuevamente el corazón me latía a mil por hora, ¿A caso me iban a matar?,  Si fuera así ¿Por qué no dejar que me mataran entonces?, no podía pensar bien, cuando de repente me  sacaron la bolsa.

Me quedé sin aliento cuando la vi.

- Jael - Susurré...

Jael...

The Key: UnknownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora