Estábamos afuera de mi casa y yo estaba algo nerviosa porque aún no sabía qué hacer, ni de que se trataba todo esto, suponía que se trataba de que Sebastián y yo saldríamos algún lugar
Gabriel miro una vez más su teléfono y abrió la puerta
–pasa querida– di unos pasos asombrada de lo que veía, lo más hermoso de todo fue ver a mi pequeño Dariam con un ramo de flores y de un traje hermoso, se veía hermoso que quite las flore de sus manos y lo sostuve entre mis brazos, lo mecí una y otra vez y le daba besos por todas sus rosadas mejillas
–que hermoso esta todo esto– seguí avanzando aun con Dariam a mis brazos, y mire a lucia con su cabello hecho un hermoso amarre que hacia salir unas cuantas ondas, y un bello vestido blanco que era hermoso se veía encantadora –se ven hermosos, realmente bellos, me encantan– cuando levante la mirada vi a Sebas y casi me derrumbo al verlo, se veía increíble, traía aquel maravilloso saco, con el que más de una vez lo imagine haciéndome el amor, estoy segura que sí tendría que volver a empezar y escoger a alguien de nuevo, lo escogería a él, una y otra vez el
Se acercó con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón, mientras yo trataba de acomodarme un mechón que se salía de mi peinado, mi cabello es tan lacio que nada se quedaba en el por mucho rato
–Hola– me acerco con la sonrisa aun temblorosa
–sabía que te verías bien, pero jamás imagine que tanto– saco una de las flores del ramo que estaba en las manos Dariam –ustedes ya saben lo que tienen que hacer– miro a los pequeños, y ellos rieron mutuamente de una manera tan cómplice que incluso yo estaba riendo, ellos saliendo corriendo hacia Valeria y se marcharon
–Así que repartiste las labores–
–no sabes lo difícil que fue vestir a Dariam, hacia pucheros por cada prenda que le ponía–
–vestirlo no es nada fácil, si por el fuera anduviese desnudo todo el día– frote mis manos y las pase por mis brazos
–Afuera la nieve está empezando a molestar, ¿quieres ponerlo sobre tus brazos?– lo mire y puse mi mano sobre mi boca, trataba de morir de risa – ¿Qué pasa?–
–Recuerdo esta escena en el bar, y me parece tan increíble todo esto, Sebastián Wikinsl quiero que tú y yo tengamos la mejor historia de todas– tomo mis manos y beso mis nudillos de una manera tan tierna, fue hermoso sentir esa calidez que me había dado desde el primer día que dormimos juntos
–no tenemos por qué pedirla, ya la tenemos, esta es nuestra mejor historia tuvimos tres hijos maravillosos, y uno ahora es un hermoso ángel que nos cuida desde el cielo– la sola idea de pensar que siempre me faltaría alguien en mi vida me hacía perder las fuerzas, pero el saber que había tres personas conmigo me las devolvía como el mar a los muertos
En la mesa había dos copas supongo que ese delicioso vino que en sus labios cuando lo probaban hacían esos maravilloso gesto de encantación, pasaba su lengua por sus labios quitando cualquier rastro de aquella tan exquisita bebida, y yo lo miraba en cada uno de sus gestos como si fuera la primera vez que lo hacía.
Fue una cena silencio en el cual los gestos y las miradas, describieron todo lo que sentíamos sin necesidad de hablar
– ¿Te gusta todo esto?– lo mire, sonreí y un poso sonrojada asentí –entonces lo tomare en cuenta, con que aún tengo buenas ideas–
–Aun te sirve el cerebro– me levante con la copa en mis manos, me senté sobre sus piernas y le di un sorbo a mi copa
–Siempre serás una pervers de lo peor– me dio un ligero un beso en los labios y coloco su manos en mis piernas
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¿Cómo diablos te conocí? (Parte II)
RomanceHe escuchado muchas veces que la costumbre es más fuerte que el amor, y me parece algo insólito de creer que de alguna manera la simple costumbre, sea más fuerte que algo que dura años en crearse. Yo aún no puedo creer que me pasara, perder todo...