Capitulo XXXII

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Mire un par de veces el reloj antes de ver a Sebastián en el coche quería hacerle una gran sorpresa para después de la boda, aun no sabía si tendríamos luna de miel pero era lo más seguro, la empresa de los Wikinsl no estaba en uno de sus malos momentos, al contrario cada vez se hacían más acreedores de personal, y hacían nuevas asociaciones, gracias al manejo de Sebastián y Michelle, Michelle era madre soltera con aspiraciones a crecer pero estaba a punto de decirle adiós a su época de los treinta, y rogaba por quedar en una bodega acomodando comida en contenedores, que correrían sobre una banda, ella necesitaba una oportunidad, y aunque fue difícil logro entrar y establecerse junto con Sebas grandes metas, y no solo las estaban logrando, sino que también se estaba ganando la confianza de socios y tal vez no solo eso, si no que su historia era tan graciosa como increíble a la vez que dejaba a más de uno con la boca abierta y pensando en lo impresionante que era.

Subimos al coche Gabriel y yo y nos dirigimos a donde solo faltaban tres semanas para el gran día, no era una emoción tan enorme porque ya había pasado por ahí pero la idea de una boda, significaba la marca de un nuevo comienzo, de que las mejores cosas nos esperaban, y es que no es como si ya no las hubiésemos vivido, pero realmente que nos comen las ansias por emprender nuevas aventuras, Dariam era un niño mucho más seguro de un tiempo para acá, pasar tiempo con la Familia de Sebastián le caía muy bien, y tenía una novia en el colegio llamada Simoni, escribía lo que más podía sobre los cuadernos, e incluso he sido llamada por la madre de la niña para dejarme en claro que su hija era aún una pequeña para que tuviesen ese tipo de imaginación, y la entendía, pero era algo muy normal, eran apenas unos niños que no sabían ni lo que era darse un beso, pero en fin, Simoni fue trasladada a otro salón de clases, pero no fue caso de afecto en ellos porque pasan compartiendo sus lunch durante el recreo.

–Sebastián quiero que un día vallamos a Italia– me sonrió un poco y se giró hacia a mi aun con las manos al volante

–no quiero que un día de estos en sus mieles, quede pegado al pavimento como una mariposa–

–mariposa eres, y aplastado pues no mucho pero tampoco creo que te falte– sonreímos y devolvió la mirada hacia el camino –pensé que querías conocer Paris, ya sabes la ciudad del amor y todo eso–

–si quiero, probablemente debí ser hija de algún presidente o embajador para pasármela viajando por todo el mundo–

–tal vez, pero no en tu desgracia, eres una simple chica Canadiense que unos tres meses será más vieja que hoy, con un esposo que quiere hacerla feliz y que probablemente jamás la hubiese conocido si fuese hija de Bill Gates–

–Bueno no tanto así, pero probablemente unos cuantos de sus millones, y taran viajaría a mucha partes–

–y no tuvieses un esposo guapo, y sexi, con algunas partes íntimas de su cuerpo súper extra largas y así mi vida– no pude obtener mi carcajada

–si fuese hija de Bill Gates, probablemente te mandaría a poner unos cuantos centímetros más– su cara de sorpresa fue tan grande que me arrepentí por dos segundos de lo que dije –pero no mi amor, tú lo tienes todo, si te mandara a poner unos centímetros más serias un fenómeno– no sabía, donde poner tanto ego que me ahogaba y la cara de Gabriel era incomparable, pero de alguna u otra forma tenía que arreglarlo sin que pensara que yo pienso que no tiene un miembro tan fenomenal como piensa.

La mañana de hoy era tan fría y nublada que daban ganes de quedarse en cama, parecía que se avecinaba una enorme tormenta para Inglaterra, no había rastros de que existiera el sol, mire a Sebastián que estaba sumergido en un sueño tan profundo que me daba la oportunidad de acariciar su pecho, ese que me encantaba sentir cuando sentía sus emociones más fuertes, sus enojos, su excitación, sus tristeza, me daba cuenta que por el yo daría mi vida, que era mi necesidad, esa parte que se complementaba perfectamente conmigo, y poco a poco mi corazón entendía que había sido hecho exactamente a la medida para amarlo a él.

– ¿Puedo estar con ustedes?– Lucia se puso enfrente de la cama, y pasaba una mano por sus ojos que tenían aun los parpados pesados ansiando volver a dormir

–Claro pequeña Lu, ven– extendí mi mano y se metió entre Sebas y yo –¿Qué paso?–

–Tuve una pesadilla, donde estaba Ariam y se volvía a ir de nuevo, ya no quiero extrañarlo– Sebastián despertó y la llevo hasta su hombro

–nadie debe desear olvidar a nadie, porque entre más tratas de olvidar más lo recuerdas, tienes que quedarte con los mejores recuerdos de él, como nosotros, cada día lo extrañamos, lo extrañamos con todo nuestro corazón, porque fue y será siempre parte de nosotros– ella se quedó a su lado hasta que ambos se quedaron de nuevo dormidos, no sé si se trataba de pasar el domingo hibernando.

Me levante a buscar algo que hacer ya era algo tarde como para aun estar en la cama, escuche el timbre sonar y vaya sorpresa la que recibí al abrir la puerta.

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¿Cómo diablos te conocí? (Parte II)Where stories live. Discover now