Capitulo XII

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Sebastián

Me encantaba pasar momentos junto a mi perversa favorita ella me entendía, incluso mis malos chistes, y aunque fueran pésimos y sin gracia, siempre trataba de reírse y hablar de nuestros hijos, realmente esa cena fue fabulosa ya extrañaba su comida y estaba más que seguro que no volvería a perder, porque aunque diga lo que sea sé que me ama como yo a ella, jamás estaré de acuerdo con eso de que ¨nos amamos pero hay que terminar para no terminar odiándonos¨, eso demasiado ridículo, el amor se vive y aunque cueste aceptarlo y nos lastimemos una y otra vez, por amor volvemos a ser felices, por luchar por nuestra felicidad perdonando nuestros errores del pasado, antes que nada siempre debemos de pensar en perdonarnos a nosotros mismos para seguir avanzando y poder perdonar a los demás, a veces buscamos la manera de encontrar un equilibrio pero no lo hay, no existe, o amas y das todo por amor y quedar totalmente satisfecho porque lo diste todo, o no das nada y te arrepientes el resto de tus días por no dar un poco más.

Mi manera de reflexionar siempre es fácil ero aplicarlo en mi propia vida era tan difícil, como ser una persona racional ante situaciones tan difíciles

Llamada

–hola Sebastián, habla Gabriel, ¿Podemos vernos en el bar de siempre?–

–no me quieres para homosexualidades ¿Cierto?–

–hablaremos de tu esposa–

–en un par de horas te veo ahí–

Colgué la llamada y sabía que quizás el me daría soluciones para poder estar más cerca de Génesis, pero antes pasaría a visitar a mi hijo, desde el día que lo dejamos no he ni siquiera llevado flores, no tenía el valor de acercarme a él y no poderle decirle que era un campeón que había sido fuerte y que siempre estaría orgulloso de el

–hola pequeño– el nudo en la garganta no me dejaba expresarle lo que sentía –sé que puede escucharme, porque tal vez ahora eres un ángel que me cuida y que me hace entender lo estúpido que fui con tus hermanos y con tu mami– puse mi mano sobre la pequeña lamina de material con su nombre –sé que debo ser fuerte y no llorar, porque somos como los súper héroes que no lloran, si ahora eres un ángel cuídame y no me dejes hacer más tonterías, tal vez quiero que me enseñes el camino o que tan solo me des una señal– trataba de ser fuerte pero me era más que imposible –te prometo que luchare, hasta quedarme sin fuerzas, pero luchare para que estemos juntos como una familia de nuevo– después de llorar junto a él me marche, para encontrarme con Gabriel

Manejaba hacia el bar y solo tenía en mente como quitarme a Karina de encima cada vez era más empalagosa, aunque le colgara mil veces, mil vece me volvía a llamar no se daba por vencida, y me lo dijo que aunque quisiera apartarla de mi eso no sería tan fácil.

Llegue y el tipo estaba sentado tomando una margarita

–dime de que se trata– me acerque y fui directo al grano

–primero para decirte tienes que hacerme un favor–

–¿De qué se trata?–

–hay un chico que trabaja en el negocio de tu padre que está aquí, y quiero que me investigues su número telefónico, creo que se llama Michael–

–está bien, ahora háblame de lo que me importa–

–si quiere tenerla de nuevo tienes que ser romántico con ella, llévale flores, haz cosas que para ella sean clásicas pero que tú las modifiques, cántale una acción–

–yo no canto chico gay, yo solo toco guitarra–

–bueno pues tócale algo– le sonreí de manera malvada

¿Cómo diablos te conocí? (Parte II)Where stories live. Discover now