Alakina no salió ni dejó entrar en su tienda a nadie que no fuera su hermana hasta la noche anterior a la reválida del duelo contra Koggar.
La actitud de la líder del clan hizo que todos temieran por su futuro, ya bastante oscurecido ante el resultado anterior. Los jinetes y cazadores del clan habían acortado sus batidas, por si Alakina decidía cambiar de actitud o si necesitaba ayuda. Las mujeres más ancianas del clan intentaron entrar en la tienda, pero Devne no dejaba que nadie la viera. El futuro del clan colgaba de un hilo, y todos temían que no pudiera sostenerse por mucho más tiempo.
Irónicamente, esa situación dejó vía libre a Lunt y Kachess para moverse por el clan sin ser molestados. Devne tan solo salía para ver de lejos que todavía estuvieran allí, pero estaba claro que no tenía el menor interés por ellos: de no ser por la amenaza de Koggar, seguramente ya les habrían expulsado lejos de su territorio, centrándose únicamente en la recuperación de Alakina.A Kachess aquella situación le resultaba de lo más agobiante: habían recorrido los campos para tratar de ayudarles contra la amenaza externe que representaban los Monardos y Leridian, pero primero debían esperar a ver como se resolvía aquella disputa interna sin poder intervenir. Sin embargo, Lunt parecía estar encantado con aquella situación.
-Es la primera vez que los Lanson pueden tratar con nosotros sin la sombra de su líder –le dijo el maestro la primera noche en el interior de su tienda.
Uno de los jinetes de guardia les había entregado la cena, un puchero de hierbas y plantas con un poco de haber hecha al fuego, pero no les había dejado salir cuando Lunt le dijo que podían comer con los miembros del clan. Aunque Kachess notó que el guardia había dudado ante la falta de órdenes de Alakina: estaban demasiados acostumbrados a seguir ciegamente a su líder sin falta.
La mañana siguiente, sin embargo, Lunt se levantó tan pronto que Kachess ni se dio cuenta. Cuando fue en busca de su maestro, se encontró a Lunt paseando tranquilamente con Yamira, la anciana pastora del clan. Dos guerreros del clan los miraron sin tener muy claro que hacer, esperando órdenes de Alakina o su Devne. Pero nadie pareció preocuparse por ellos, por lo que nadie les molestó. Al final el propio maestro llamó a Kachess para conocer a la anciana, una adorable y sencilla mujer que había vivido de todo en aquellas tierras. La conversación fue bastante banal, ya que la Lanson simplemente recordó anécdotas de su juventud que ya nadie más recordaba, y se lamentó del dolor de sus huesos, pero Lunt escuchó a aquella mujer cómo un alumno nuevo en su primer día de clase. Gracias a aquel primer contacto, el propio maestro se aventuró a reunirse con el resto del clan para la comida del mediodía.
La experiencia inicial fue bastante fría, pero no hubo contratiempos. Todos los miembros del clan Mistral respetaban a Yamira, por lo que ninguno se opuso a que ambos magos se sentaran para comer junto a ellos, alrededor de una gran marmita de donde los Lanson se servían su comida en sus boles de madera. Lunt logró entablar conversación con un par más de Lanson además de Yamira, y aunque fueron temas bastante banales, fue mejor que nada. Tras terminar de comer y con los Lanson descansando en sus tiendas o preparándose para ir de caza, algunos niños del clan, que habían observado embobados a los dos magos mientras comían, se acercaron a Kachess , acribillándole con preguntas. Lunt se encontraba hablando con un guerrero de aspecto serio, por lo que Kachess no supo que hacer.
-¿Cómo te llamas? –preguntó un chico de unos doce años, de ojos oscuros y pelo negro.
-Yo soy Kachess –respondió entrecortado el mago. "¿Por qué tengo que tratar con estos mocosos? Seguro que Lunt debe estar teniendo una conversación mucho más interesante", pensó.
-¿Kajes? –dijo una niña, esforzándose por pronunciar bien el nombre.
-Kachess. Con una c y una hache, como chirrido, o chepa.
ESTÁS LEYENDO
Crónicas del Aprendiz de Mago II: La sombra del vidente
FantasyCon la inminente guerra entre Monardos y Lanson en el sur y con la omnipresente amenaza de los Khayam en el norte, la estabilidad de Gea pende de un hilo. Balwind y sus amigos deberán enfrentarse a poderosos enemigos y situaciones que nunca habrían...