CAPITULO III: La ira se acumula (re-editado)

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Isla del oriente, aldea ziyou bajo ataque, casi media noche.



La noche de ese día se volvió más oscura. Y no era por el clima nublado o por que la luna estaba menguante. Era culpa de la horda de ángeles corrompidos que volaban fugazmente arriba de nosotros, los cuales iban en dirección hacia la hacienda del jefe del lugar. Donde estaban todos los aldeanos resguardados por los hombres y las tropas Mangudai. 

En ese momento. Yo me encontraba con mi padre protegiendo el conjuro de la barrera, ya no faltaba nada para terminar esa barrera. Que mala suerte la nuestra que no lo hicimos más temprano este hechizo, así no hubieran ingresado la mitad de la horda dentro de la aldea más adelante.

-¡que porquería de hechizo tan lento! -grito un guardia asustado-. ¡apuesto que no es ni resistente esta barrera!

-¡no subestimes a mi padre! -respondí enfadado.

-no le tomes la palabra -dijo mi padre-. Apuesto que debe estar aterrado con la horda que voló encima de nosotros...

-no... ¡no es cierto anciano de mierda! -exclamo el mismo soldado que insulto hace un momento.

-¿entonces crees realmente que mi barrera es una mierda?-respondió imponiendo un desafió al soldado-. Te desafío a atravesar la barrera con una de tus flechas mágicas más poderosa 

-De acuerdo- bajo de su caballo y saco su arco-. Luego no me culpen si le hago orificios a la "mantita" morada que hacen -respondió aceptando su reto.

Apunto su arco al cielo en dirección a la barrera, preparo su flecha emanandola de su mana y disparo.

Majikku arrow! (flecha mágica)

La flecha en el aire, tomaba un tono de color azul. Se observaba que la magia de la flecha era gigantesca, ya que dejaba una cola azul de energía. Pero todo ese poder, no fue lo suficiente para que rompiera la pared del domo, la verdad no le hizo ni cosquilla. Los demás soldados presentes quedaron sorprendidos al ver que uno de los poderes mas recurrentes que ellos tenían, no le hizo ningún efecto a la barrera. Al momento de que los pedazos de la flecha llegaban al piso, La barrera llego a tierra. Cuando termino, esta cambio de color a un tono morado oscuro indicando que ya estaba lista para proteger ante todo.

-joven, ¿ahora qué dices de mi porquería de barrera? -dijo mi padre con orgullo en sus palabras al pobre soldado que tenía la boca abierta por la gran resistencia de la barrera.

-lo siento señor... -respondió avergonzado.

-no hay de que sentir, en este momento todos estamos con la adrenalina corriendo por nuestras venas y no pensamos con claridad.

Mi padre exhausto, se arrodillo en la tierra para descansar un poco. Luego de un leve descanso, se levanto del piso y le pidió a 2 soldados montados que nos llevara donde se desarrollaba la pelea.

-sujétense, que en el camino abra enemigos por delante, tengan ojos en todos lados por el trayecto -dijo un guardia.

-solo cabalga rompe barreras -respondí con un tono burlesco.

-maldito niñato... -sus compañeros reían un poco-. Ok, avancemos.

Cabalgue de nuevo con los soldados por la aldea que yacía deshabitada, durante el trayecto se nos acercaban algunos de los ángeles oscuros que lograron ingresar dentro de la barrera pero no eran molestia, ya que los mangudais eran certeros con sus tiros y mataban con solo 1 flecha a los seres que se nos acercaban. Pasó solo 4 minutos y ya veía de lejos como se libraba la batalla contra los invasores que alcanzaron entrar a la barrera. Mientras que los demás ángeles desde afuera de la cúpula intentaban romper la barrera golpeando con sus lanzas y espadas para poder ingresar.

Cruzadas en GaiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora