Cruzadas en Gaia

Capitulo XXVII: la asamblea comienza, el chico que es apoyado por la muerte.

Isla del oriente, montañas vírgenes de Mao Lan, a pocas horas para media noche...

Esperando a que Hanzo despertase durante el camino, la Chamana, la khajiit y algunos conocidos del arquero se movilizaban hacia la cueva de la gran reunión. Aunque sentían un presentimiento que en cualquier momento algo extraño podría pasar, ellos estaban firme en su decisión de acompañarlo.

-escucho una carreta jalada por dos caballos muy cerca... -dijo el arquero mientras despertaba lentamente.

Unas grandes risas se oyeron a su alrededor.

-al menos esta vez, no han pasado semanas antes de que despertará nuevamente -afirmo una voz femenina.

Cuando abrió sus ojos, noto que estaba recostado encima de unas pieles de animales exóticos. Al mirar al su alrededor, descubrió el lugar que estaba y de la gente a su alrededor.

-¿el carruaje de la familia... Blake? -dijo confundido.

Dentro del carro estaba su amada felina, la shamana y su nieto, la abuela Yeya, y dos personas que sentía que estaban detrás de el.

-hola amable joven, ha pasado un gran tiempo desde aquella vez que nos vimos en mi posada -saludo la abuela con su mano mientras se sentaba encima de un baúl rectangular.

El chico sonrió al verla, este intento levantarse para saludarla cordialmente, pero dos manos que se posaron en sus hombros lo detuvieron.

-así que te alejaste de la única chica que estabas seguro que te quería, solo para perderte un gran tiempo de la fas de Gaia y luego volver -sintió que unas uñas se aferraban en su piel-. Y de colmo, hiciste que mi esposo me distrajera en esta mañana para que no recibieras la golpiza de tu vida, dejándome como una idiota...

-¡au au au! -se quejaba al sentir las uñas.

Temerosamente, volteo al ver a las personas atrás suyo. Con miedo vio la cara de enfado de Alice, la señora Blake. La cual estaba siendo detenida por su hija albina para que esta dejase de enterrarle sus rojas uñas que parecían garras.

-¡madre! ¡para! -dijo preocupada-. No es forma de tratar al sr. Okami luego de que haya despertado hace sólo unos instantes. Espera un tiempo mas para se recupere completamente.

La elfa pelirroja soltó al chico y le dio una fuerte palmada en la nuca.

-de acuerdo hija... ¡SOLO! por que tu me lo dices -abrió la puerta del carruaje del medio, y con su agilidad se subió al techo para sentarse al lado de su esposo, el cual estaba conduciendo el carro.

-gracias Agathe... -dijo sonriente mientras le sacudía el cabello.

La pequeña niña noto que el chico vestía únicamente con unos pantalones raídos oscuros. Lo cual hizo que se sonrojara al ver el pecho descubierto de este.

-el placer es mio... -se sonrojo-. ¡digo! eh...¡oh dioses, que he dicho! -corrió hacia la ventana con la cara tapada para ocultar su vergüenza.

-no se que le ve a este perro de la calle con ébano en la cara -susurro Zayn a su abuela con un tono medio celoso.