Capitulo XVII: nubes grises se avecinan.

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Isla del oriente, hogar de la chamana, en la noche.

-Pobre joven, pobre vida que ha tenido -dijo una voz anciana mientras que el chico mantenía sus ojos cerrados-. Pobre ser, lleno de lamentos y de cargas injustificadas.

El joven, lentamente volvía a abrir sus ojos. Este aun seguía en la cama donde despertó luego de la caída. 

-por que sigues repitiéndome eso... -hablo el chico mientras se sentaba en los pies de la cama-. ¿que me ocurrió? ¿por que sigues cuidándome? 

la chamana se acerco caminando con sus manos y pies.

-¿tu olvidar? diosas mandarme a cuidarte. -respondió la chamana.

-puedes decirme que diosas cuidarían a un completo inútil sin objetivo en la vida -respondió el joven mientras revisaba sus heridas-. ¡¿mi p-piel?! ¡aun sigue oscura!

El joven asustado miraba con determinación como las partes en donde yacían sus heridas, ahora estaban cubiertas de ese oscuro material, y en donde debería estar expuesta su carne o músculos, estaba cubierta por una especie de brillo que cambia de color entre rojo a azul.

-¿que es este brillo? -se pregunto asombrado-. Mi piel nunca había mostrado esto antes.

- lo que tu tener ahí, es ser mana tuyo. Tu fuerza interior -tomo el brazo mas herido del joven-. Tu cuerpo ser tan extraño que tu mana estar cubriendo tus heridas expuestas. Dejando esta barrera luminosa que cambia de color. pero mas extraño, es que de a poco esta capa de magia esta sanando tu cuerpo lentamente.

-bien... otro signo de que soy un monstruo...  -exclamo el chico algo molesto.

-menso -golpeo al chico en la frente-. Solo pensar que tus cualidades únicas son malas, te hacen escuchar como un tarado o como esos hombres de lata.

-¿hombres de lata? -pregunto curioso el chico.

-Templarians, templorio... algo así. Uno de los aldeanos decir ese nombre mientras que los perseguía esas personas -le dio la espalda.

-templarians... templarians... -los ojos del joven se agrandaron a mas no poder-. ¡Los templarios! -grito enfadado mientras se levantaba de la cama.

Pero antes de que pudiera dar un paso, el brillo rojizo de su piel de ébano comenzó a brillar aun mas.

-¡aggh! ¡mi cuerpo! ¡me duele! -grito el chico de agonía mientras se arrodillaba por el dolor.

 La chamana al ver al chico en el suelo, rápidamente fue hacia el, y con un polvo de color amarillo lo hizo dormir. Mientras este caía inconsciente, el mana rojizo y azulino que se le alcanzaba a ver, comenzaba a bajar su brillo.

-niño tonto. Aun no saber que poder acaba de despertar... Ni yo saber que sucederte . Tal vez sea el momento de que ambos hablemos con las Diosas cuando alla luna llena.

-debo salvar a la gentes... de Mao Lan... debo... salvarla... a... ella.

Esas eran las ultimas palabras del chico antes de caer dormido. Tal parece que los futuros planes de los Templarios ya comenzaban a tomar forma mediante que el tiempo transcurría...



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