Capitulo XXI: venganza vs odio. Batalla entre el mago y el monarca.

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advertencia: el capitulo tiene mas de 7000 palabras, vean su tiempo antes de leer.

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Isla del norte, Castillo de la prisión Doghearth, sol artificial.

Night y una gran cantidad de elfos de la Orden están en las escaleras que conllevaban a dos sitios. Subiendo por ellas los llevaría hacia el monarca, el cual se encerró en la gran sala de trono del castillo con algunos clérigos y soldados de élite. Bajando, se toparían con la sala de tortura en la que se encontrarían con el maestro y padre de aquel joven mago.

El joven mago sentía que su corazón lo empujaba por las escaleras. Su mente, sus nuevas responsabilidades, y su sed de venganza movían lentamente sus piernas para subir por aquellos peldaños. Un elfo, el cual sabia un poco de la vida de su superior y escucho las ultimas palabras del viejo Zen, se acerco al mago y le dio la solución a su encrucijada.

-mano derecha... -hablo el elfo-. Se cual es su situación. Se que su interior lo llama a que baje y salve a su padre, pero su responsabilidad y venganza se lo impide.

El joven mago volteo hacia al elfo un poco desconsolado.

-no se preocupe, yo y dos de nuestros hermanos le haremos el favor de salvar a su padre -le toma un hombro-. Usted debe concentrarse en asesinar a ese cretino de Doghearth, debe estar preparado tanto de aquí -le pone un dedo encima de su frente-. Como también aquí -le pone un dedo encima del pecho.

El chico un poco mas centrado en su deber, asintió con su cabeza y con unas señas hizo que el resto de los elfos los siguieran, pero sin antes agradecer al elfo que le dio la oportunidad de sofocar todos sus problemas al mismo tiempo.

-gracias amigo -le dio la mano al elfo-. Te encargo esta gran tarea. 

-ya le he dicho, no se preocupe de esto. Preocúpese del monarca -comenzó a bajar por las escaleras.

-¡te lo encargo! 

Grito el joven mientras subía por aquellas escaleras de piedra. Sentía que su interior estaba un poco mas en paz, solo un poco, por que el sabia que al llegar al ultimo piso del castillo, se encontraría con aquel ser que le arrebato su tranquila vida.

Mientras tanto en el exterior del castillo.

-¡vamos! ¡sigan empujando! -grito el elfo de pelo negro.

Fafnir, luego de haber resguardado a los prisioneros hasta que llegaran a las torres de asedio, el y sus hombres Intentaban destruir una puerta pequeña que llevaba al interior del castillo.

-¡vamos! ¡hagan que ese ariete cumpla con su cometido!

El mercenario, emocionado por la gran lucha que se hacia con los humanos en el puente de la entrada del castillo, y la increíble escaramuza entre ángeles oscuros y dragones con sus montadores en el cielo. Hizo que su sangre de aventurero buscara su propia lucha. 

-¡¿que se siente que toquen con fuerza la puerta de tu casa templarios?! -gritaba el elfo mientras se sentaba en la parte de atrás del ariete de madera-. ¿¡que se siente que estas a punto de morir!? ¡en este día, morirán todos los humanos amante de las mujeres aves!

La enorme puerta de madera que estaba al frente de los mercenarios al fin se rompió, ellos rápidamente entraron por el castillo. Al matar a todos los Templarios que retenían la entrada, notaron que la mayoría de los soldados humanos estaban muy mal vestidos para una batalla, Con suerte estaban armados con espadas y lanzas, ningún escudo se encontró en sus manos.

-que extraño -exclamo un Kitsune mercenario-. Es imposible que no tuvieran el tiempo para estar listos para la batalla.

-de que te extraña zorro -respondió un orco-. Los humanos son los seres mas flojos y lentos del mundo. 

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