Cruzadas en Gaia

Capitulo XXIII: Gran decisión, el guardián se pone sus oxidadas cadenas.

Medio dia, Mao Lan, Isla del Oriente.

Luego de haber vencido a los estudiantes de la academia de magos junto a su pequeño amigo Zayn, Hanzo localiza a Mirita a lo lejos. Esta, iba acompañada por una pareja de kitsunes que se habían visto ya en la vida de este arquero. Alegre, comenzó a pasar por entre medio de las personas para que al fin pudiera reencontrarse con ella, pero justo en medio del trayecto, recordó las palabras que le había dejado la shamana a su nieto. Creyendo que era solo amenazas para que no saliera de tal choza, este siguió su rumbo a su supuesto nuevo comienzo. Pero justo cuando pensaba que ya estaba en la entrada de su nueva vida, se aparece alguien inesperado, Mei Ling. Ella se interpuso en el camino de su Okami con su blanco corcel, y desde la montura del caballo, esta se arrojo a sus brazos. El joven arquero al pasar por ese momento, se quedo paralizado pensando, que es lo que ocurrirá a continuación.

-Mei... -dijo anonadado.

-¿que ocurre mi Okami? -pregunto fingiendo preocupación-. Es como si hubieras visto un fantasma... Aunque yo debería decir tal afirmación... ya que pensé que te había perdido en esa cascada...

Ignorando el raro aspecto que tenia la piel del chico, ella abrazo con fuerza su torso y comenzó lentamente a acariciar el semi oscuro rostro del muchacho de una forma suave y cariñosa. El, en cambio tales gestos, no mostraba ninguna emoción ante tal situación. Su cara estaba neutra, en gris. Tal motivo era por que dentro de su interior, se debatía un duelo de recuerdos y emociones. Por un lado, su corazón como sus antiguos recuerdos le mandaban imágenes de ellos juntos en la aldea cuando eran pequeños. Por el otro, su mente como su alma le enviaban recuerdos de todas las personas que había conocido, como también de los buenos momentos que tuvo en el viaje hacia el noreste. Pero estas imágenes que se peleaban entre ellas, fueron cubiertas por una espesa sombra, una sombra la cual llevaba imágenes de aquella vez que se metió en la cloaca y encontró los cuerpos de hombres, mujeres y niños humanoides descuartizados, como otros recuerdos cuando conoció por primera vez, la nueva Mei Ling. De tales recuerdos, el joven arquero la comenzó a mirar con odio.

-que haces aquí traidora... -susurro el chico luego de volver en si-. ¿No deberías estar riendo y bebiendo en tu palacio cómodamente?

Un leve reflejo de incomodidad se mostró en la cara de la Terrateniente.

-eso hago todos los días. Pero sabes algo... es aburrido si no lo compartes con nadie -toco su cuello con su indice-. ¿te gustaría que ese afortunado fueras tu?

Con suavidad, bajo la mano de la chica.

-si tan solo fueras la antigua Mei... -una mirada fiera se notaba en sus ojos-. No Gracias...

Un fuerte choque de miradas se presenciaban entre ambos, el clima del lugar se comenzaba a volver mas tenso a los segundos que ellos seguían mirándose desafiantes. Zayn, quien estaba presente en esa incomoda situación, intento romper el conflictivo silencio que se presenciaba entre ellos.

-eh... eh... eto... -la chica miro al semi elfo-. ¿aniki? ¿quien es esta preciosa dama que te acaricia como si fuera tu novia? (enserio, que demonio le ven a este humano, ¿sera por lo alto?)

La Terrateniente, olvidando el obvio odio de su Okami, se arrodillo para ver de frente al pequeño de pelo castaño. Ella noto que el chico tenia unos leves moretones en su cara. Con un hechizo de curación, acerco sus palmas al rostro de Zayn y comenzó a sanar sus heridas. Hanzo desvió su mirada hacia ellos. Este recordó con nostalgia, cuando ella hacia esa misma técnica con el cuando terminaba de sus duros entrenamientos con el viejo Zen. Por un momento, el joven pensó que en ella, aun existía la chica que el amaba...

-¿quien te hizo esto pequeño? -pregunto la Terrateniente-. Es como si fueran heridas de peleas a mano ¿acaso Hanzo te entrena? Si es así, te digo que elegiste el maestro mas duro que podrías obtener -exclamo sarcásticamente.