11. Su más grande secreto

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Un día más, solo uno más debían soportar en el castillo para luego irse de vacaciones por dos semanas, y poder despertarse tarde sin (tantas) preocupaciones. Pero por ahora, debían ordenar sus baúles y entregar trabajos atrasados, que por parte de los Merodeadores habían terminado el día anterior. Por lo que podían estar tranquilos en la Sala Común.

—Fue un buen semestre —dijo James revolviendo el largo cabello de su hermana—. Buenas notas, bien el quidditch, y todos estamos vivos —bromeó—. Pero lo más importante, Evans está más cerca de mí.

Sam rodó los ojos y rió. Pero no lo podía negar. Desde la vez que ella y Remus le hablaron a la pelirroja, ésta pasaba casi todos los días con ellos. Sí, al principio fue un poco difícil, pero ella cedió al ver que James y Sirius ya no eran tan idiotas como antes... tan idiotas.

—Yo diría que más cerca de O'Connor —habló Peter, ganándose una mirada incómoda de sus amigos.

—Son sólo amigos —intervino Sam—. Como Remus y yo. O como Tú y yo —dijo señalándose a sí misma y a Peter.

James rió ante el nerviosismo de su melliza, y besó su frente.

—¿Irán a casa para las fiestas? —preguntó la chica, para cambiar de tema.

—Tenlo por seguro —rió Sirius.

Todos los años Sirius Black pasaba las fiestas con la familia Potter, ya que en su casa sólo eran peleas sobre las diferencias de su hijo mayor con el resto de la familia. La principal era que él era un león y no una serpiente como los demás Black. Pero sobre todo las peleas eran por las diferentes ideas que tenía Sirius sobre ser un mortífago y los ideales que tenía quien-ustedes-saben. Los primeros años de Hogwarts, Sirius se quedaba en su casa por Regulus, su hermano, ya que sus padres intentaban inculcar aquellos ideales lo que más pudieran en sus hijos; y Sirius no quería eso para su hermano pequeño. Fue por eso que lo hacía. Prefería ser regañado y maltratado por sus padres por intentar cambiar las ideas de Regulus, a que éste creyera toda esa mierda de una sola vez. Pero el tiempo pasó y Regulus también creció y empezó a creer que su hermano mayor estaba equivocado; además, no quería decepcionar a sus padres.

Niño idiota, le había llamado Sirius la tarde en que el niño Black le contó cómo se sentía.

—Mamá dijo que podría ir a visitarlos, pero no quedarme a cenar como los otros año —dijo Remus.

—Ya saben, lo que piensan mis padres sobre las fiestas —dijo Peter cabizbajo.

—Las fiestas son sólo para la familia —hablaron los cuatro amigos, y luego rieron los cinco juntos.

—¡Oye, Potter! —los mellizos miraron al retrato y vieron a Jena Kurt, una compañera de cuarto de Sam—. Te buscan afuera.

—¿A quién de los dos? —preguntó Sirius

La chica se volvió a asomar por el retrato, y prontamente apareció para decir:

—Samantha.

—Gracias —le sonrió a la castaña—. Bueno, debe ser Will. Me había pedido que nos viéramos antes de partir mañana. Nos vemos al rato —se despidió de sus amigos, quienes le sonreían con la excepción de Remus, y luego salió de allí por el retrato de la Señora Gorda para encontrarse con la gran silueta del chico.

—Hola, Enana —sonrió.

—Rascacielos —movió su cabeza y luego rieron.

Entre risas y conversaciones que no tenían mucho sentido, la mayoría de las veces, se dirigieron primero a al cocina para pedirles comida a los elfos (quienes, por alguna razón, amaban a Sam) y luego a la Torre de Astronomía. Al llegar ahí se sentaron en el helado piso, uno al lado del otro para compartir algo de calor y se dispusieron a comer.

|1| Estaré a tu lado 🐦‍🔥 Remus Lupin ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora