21. Su mayor miedo

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Finalmente estaban en séptimo año, ni ellos lo creían. Al menos, Sam creyó que estar en último año cambiaría algo en ella, o la haría sentir más madura; pero nada de eso sucedió. Ella y los chics seguían igual de infantiles que los años anteriores. También esperaban más independencia, menos trabajos, menos pruebas y más preparación para lo que se les venía una vez graduados, pero nada de eso pasó tampoco. De hecho, séptimo año no era para nada genial como sus padres le habían dicho. Tenían deberes por doquier, aun cuando sólo llevaba un mes de clases; todos los profesores les recordaban que al finalizar el año rendirían los ÉXTASIS, provocando que sus nervios se incrementaran aún más.

Y bueno, la escuela no era lo pero que les podía pasar al grupo de adolescentes. Cada mañana, llegaba el periódico mágico con noticias del aumento de los ataques de mortífagos hacia los nacidos de muggles, sus familias, y hacia aquellas familias mágicas que no apoyaban los ideales del Señor Tenebroso. Más de una vez, habían visto a uno de sus compañeros llorar porque habían sido notificados con el fallecimiento de su familia, y eso no ayudaba para nada a que ellos, los merodeadores, se calmaran. Lily Evans, era quien más sustos pasaba, ya que su familia entera era muggle... Gracias a Merlín, nunca llegó un periódico informando la muerte de los Evans.

Así pasaron tan solo los primeros dos mese de clases el grupo de amigos, entre trabajos, pruebas y periódicos mágicos que solo daban malas noticias. Pero aun así, ellos eran capaces de arreglárselas y reír cada día. En ese momento, se tenían los unos a los otros y era la único que necesitaban. Era por esa misma razón, que siempre andaban los siete, lo merodeadores, y Marlene y Lily. Iban a las clases, pasaban sus ratos libres, hacían los trabajos y cenaban juntos; ¡era impresionante! Algunos profesores ya tenían entendido que aquel grupo sería un dolor de cabeza, sin embargo, en clases ellos, por lo menos las chicas, prestaban atención y participaban activamente en las clases.

—Hoy veremos los boggarts —anunció el profesor Struggen de Defensa Contra las Artes Oscuras.

—Profesor, esas criaturas las vimos en tercer o cuarto año —habló Louis, el locutor de los partidos de quidditch, quien además pertenecía a la casa de las águilas.

—Bueno, repasar algunos contenidos no es malo, ¿no es así, señor Pettigrew? —sonrió el senil profesor hacia donde estaban cuatro de cinco merodeadores.

Sam ni siquiera tuvo que girarse para saber que su amigo estaba durmiendo profundamente sobre su pupitre... como lo hacía la mayoría de las veces en la mayoría de las clases. Se escucharon risas cuando Peter despertó al haber recibido un golpe en la nuca de parte de Sirius.

—Diez puntos menos para Gryffindor —anunció el profesor.

Seguidamente, el profesor ordenó a sus alumnos que leyeran su libro en la sección de los boggarts. No obstante, Sam hablaba animosamente con sus dos amigas, y cuando Struggen pasaba por el lado de ellas, las tres fingían leer el libro, mientras aguantaban la risa. Pero cuando el profesor avisó que haría algo parecido a un cuestionario, las tres se miraron nerviosas y empezaron a tomar atención a lo que leían. Una vez que todos los alumnos afirmaron haber terminado de leer la sección de aquellas criaturas, Struggen eligió un estudiante al azar para iniciar sus tradicionales interrogatorios. Para la suerte y tranquilidad de todos, Lily Evans había sido la elegida. La pelirroja dio una breve, clara y parafraseada explicación sobre los boggarts.

—¡Excelente, señorita Evans! —la felicitó—. Cinco puntos para su casa.

Cuando las preguntas terminaron, el docente llevó a cabo la práctica de forma inmediata. Con un sólo movimiento de varita, un gran armario apareció en frente de los estudiantes de séptimo. El mueble se remecía con fuerza, provocando algunos chillidos por parte de las chicas que estaban en el salón.

|1| Estaré a tu lado 🐦‍🔥 Remus Lupin ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora