|1| Estaré a tu lado 🐦‍🔥 Remus Lupin ✔

18. Vamos, Lunático

Unas semanas antes de que los exámenes finales comenzaran, se jugaba la final de quidditch. De la cual Gryffindor y Ravenclaw se enfrentarían por ganar la copa. Los leones habían pasado a la final con diez puntos de diferencia respecto a Slytherin. Y Ravenclaw era el equipo que tenía más puntos que todos. James Potter casi lloró de la felicidad cuando supo que podrían disputar la copa de quidditch. Después de todo, su trabajo como capitán había valido la pena.

—¡Hoy es el día! —gritó el azabache de lentes abriendo las cortinas y dejando que la luz del sol impactara en los rostros de sus amigos—. ¡Arriba!

Sam, quien había dormido junto a Remus, tomó las frazadas de la cama y cubrió a ambos —a ella y al licántropo— hasta la cabeza, mientras emitía ciertas quejas. Remus rió y la abrazó más fuerte por la cintura para acercarla a él y besar su frente.

—¡Déjate de estupideces, Cornamenta! —se escuchó desde la cama de Sirius.

—¡Vamos, merodeadores! Es hora de levantarse —James saltó encima de la cama de Sirius y luego en la de Peter. Ambos chicos, maldijeron a su amigo y luego de tanta insistencia, se levantaron— ¡Hermanita! —gritó mientras destapaba a la pareja que se encontraba en la cama.

—¡No quiero, James! ¡Déjanos dormir! —exclamó, mientras se acurrucaba más en su novio y mantenía sus ojos cerrados.

—¡Vamos, Bennu! —la removió fuertemente por el hombro—. Hoy es la final y debemos desayunar bien para ganar a esos pájaros —al ver que la chica ni se inmutaba por los movimientos bruscos que él hacía, miró a Remus—. Convéncela, Lunático —él se giró para salir por la puerta y dirigirse al Gran Comedor, pero se volvió hacia la pareja nuevamente—. Oh, y por cierto ¡Saca tus manos del cuerpo de MI hermana!

La chica se sentó en la cama y con todas sus fuerza le lanzó un cojín a su hermano, quien se fue riendo hacia la Sala Común. Samantha no supo cómo, pero Remus la había convencido de bajar a desayunar temprano. Era sábado y eran las siete y media de la mañana. Sólo habían un par de alumnos, que comían tranquilamente. Mientras que sus tres amigos hablaban fuerte en una esquina de la mesa de los leones.

—¡Buenos días, enamorados! —los saludó Sirius con una sonrisa.

Sam levantó su mano y la sacudió a todos, en forma de saludo. Luego se sentaron para desayunar. Samantha no emitía una sola palabras, sólo comía y bebía. Y aquello había preocupado a Remus y a James, los otros dos estaban ajenos a ello. Su hermano tocó su mano por encima de la mesa, haciendo que ella lo mirara, y entre todo sus cabellos se veía una alegre sonrisa para James.

—¿Estás bien?

—Sí, ¿por qué preguntas? —frunció el ceño levemente.

—No has hablado nada.

—Tengo sueño —rió.

Un poco más tranquilo, James se unió a la conversación de sus amigos. Sin dejar de tomarle atención a Sam.

—Vamos a la cama —le susurró en el oído a Remus.

No lo malpienses, Lupin. Ella quiere dormir, no eso. Demasiado tarde, Remus estaba como tomate, al mal pensar lo que su novia le había dicho. La animaga rió fuertemente por la reacción nervios y avergonzada del castaño. Y luego se giró hacia él, lo tomó por el cuello y besó su mejilla.