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ALEC

Tras prepararme para la actuación de esta noche, me siento en el balcón y espero a que Jace y los demás estén listos. "Desde que te has enamorado." Las palabras de mi amigo resuenan una y otra vez en mi cabeza. No puedo dejar de darle vueltas a esas cinco palabras y lo que significan. ¿Es cierto que estoy enamorado de Magnus? Yo nunca he creído en eso del amor a primera vista, pero con Magnus ha sido todo tan rápido que ya no sé qué pensar. Cuando estoy con él olvido todo lo demás y cuando no le tengo a mi lado, mis pensamientos encuentran el camino hasta él y mi corazón se acelera cuando le pienso.

Jace tiene razón; he estado reprimiendo como soy de verdad no sólo por mis padres, también por Jace. Pero ahora que me he dado cuenta de que estaba equivocado, sigo teniendo miedo de empezar nada serio con alguien. Pero es que Magnus no es cualquiera: sus ojos me quitan el sueño, su sonrisa me encanta, su descaro me hace sentir que puedo hacer lo que me proponga y sus labios... moriría besando sus suaves labios...

- ¡Tierra llamando a Alec! -Me giro sobresaltado y veo a mi hermana junto a la puerta del balcón.

- Isabelle me has asustado. -Replico levantándome.

- Llevo llamándote varios minutos y no me oías, ¿qué te pasa?

- Estaba pensando.

Entro al apartamento y cojo mi guitarra.

- Anda sal, los demás ya están en la furgoneta. Llegaremos tarde por tu culpa. -Me riñe.

- Ya voy mujer, no hace falta que te enfades. -Reprimo una sonrisa y bajo las escaleras con Izzy pisándome los talones.

Cuando llegamos a la furgoneta, Jace está al volante y Isabelle se sienta a su lado. Me toca ir detrás con Simon y Clary.

- Chicos, mañana no podéis ir con esas ropas gastadas con las que vais siempre. -Dice Clary.

- Sólo es una comida. -Protesta Simon.

- Cariño, es una comida con los que dirigen el mejor restaurante de San Francisco, tenemos que ir elegantes. -Le dice Isabelle y el resopla.

- Yo no pienso ponerme corbata para quedar con dos chef y una loca. -Sentencia Jace.

- ¡Catharina no está loca! -Exclaman Clary e Izzy a la vez que yo digo:

- ¿Dos chef?

- Sí, creo que el que iba vestido de verde el sábado pasado y el alto que nos presentó Catharina, creo que se llamaba Magnus. -Dice Simon mirándome.

Siento como el aire abandona mis pulmones y me mareo. No puede ser... Si Magnus viene les contará a todos que estamos saliendo y creo que no estoy listo para eso.

- ¿Alec? -La voz de Simon me saca de mis pensamientos.

- Sí, esto... genial, Jace; con que te pongas una camisa de botones valdrá. También va por ti. -Digo mirando a Simon.

- Estupendo. -Isabelle se da por satisfecha y comienza a hablar con Clary de algo sobre qué famoso a roto con no sé quién hasta que llegamos al Hell's Bar.

MAGNUS

Llego a mi habitación y me tumbo en la cama boca arriba pero como no tengo sueño comienzo a dar vueltas. De repente capto un olor dulce en el edredón, como a vainilla y me doy cuenta de que Alec olía así ayer cuando estuvimos juntos. Sonrío recordando sus labios manchados de tarta de chocolate...

Decido llamarle.

Cojo el teléfono y marco su número mientras miro la hora. Son las dos de la madrugada. Supongo que ya habrá terminado de tocar, sólo espero que no esté durmiendo.

- ¿Diga? -Su voz es ronca al otro lado.

- ¿Te he despertado?

- ¿Magnus?

- El mismo, ¿estabas durmiendo? -Vuelvo a preguntarle.

- No, acabo de entrar a mi habitación, acabamos de volver de nuestra actuación.

- Ah vale.

- ¿Me llamas por algo en especial? -Pregunta.

- No, es sólo que... te echo de menos y quería hablar contigo. -Digo y al momento me siento estúpido.

- Mmm. - Sé que está sonriendo y casi puedo ver los hoyuelos que se forman en sus mejillas cuando lo hace. -¿Sabes que nos vimos ayer?

- Ya, perdona, soy idiota. -Me sorprendo a mí mismo al mostrarme cohibido.

- Magnus, yo también te he echado de menos. -Me dice y desearía que estuviera conmigo ahora.

- ¿Cuánto? -Le pregunto divertido.

- Bastante... ¿y tu a mí? -Le imagino con los cachetes sonrosados y mi sonrisa se hace más amplia.

- Lo suficiente como para querer besarte hasta que no podamos respirar. -Este si soy yo; sin vergüenza de nada y a por todas.

No oigo nada más que la respiración agitada de Alec al otro lado de la línea.

- ¿Alexander? ¿sigues ahí? -Le llamo.

- Sí, estoy aquí. Es que todavía no me he acostumbrado a que seas siempre tan espontáneo.

- Oh, tendremos que vernos más para que te acostumbres. -Le digo.

- Sí, claro... me encantaría... -Comienza a tartamudear y me parece demasiado tierno para un rockero, pero aún así me encanta.

- Bueno, ya te llamaré. O quién sabe, a lo mejor aparezco en tu casa algún día con café y donuts. -Digo para mí en un susurro.

- ¿Qué? -Pregunta.

- Que buenas noches, Alec.

- Ah, buenas noches, Magnus.

Cuelgo y no puedo evitar imaginar su cara si realmente apareciese en su casa por la mañana.

ALEC

Cuando salgo del baño oigo a Isabelle dándole una lección de moda a Simon y veo a Clary en la cocina intentando que Jace se abroche todos los botones de su camisa azul.

Yo miro mi armario y cojo mis tejanos negros con una camisa gris de botones y mis botas. Me acerco a la habitación de mi hermana y veo a Simon vestido igual que yo pero con una camisa blanca.

- Supongo que así voy bien. -Le pregunto a Izzy.

- No es lo que yo esperaba, pero estáis pasables. -Dice alternando la mirada entre Simon y yo.

Nunca entenderé porque las chicas se toman tantas molestias en vestirse, peinarse y maquillarse para todo. Si por mí fuera, y creo que Jace y Simon piensan igual que yo, iríamos a este almuerzo con la misma ropa que usamos en los conciertos. Es la más cómoda.

- ¡Vamos, o llegaremos tarde! -Grita Clary mientras la veo coger su bolso.

Isabelle se pone los tacones y salimos del piso a trompicones.

Me paso el camino hasta La Plaza practicando mentalmente mi comportamiento cuando vea a Magnus. Tiene que ser normal. Que no se note lo mucho que te gusta, pienso en silencio.

Para cuando vemos a Catharina acompañada de dos hombres en un lado de La Plaza, ya creo que estoy preparado, pero veo que me equivocaba en cuanto Magnus se da la vuelta y le veo con el pelo y los ojos llenos de purpurina, unos vaqueros azules y una camisa lila con demasiados botones abiertos. Noto todo el calor que siento subir a mis mejillas y Magnus parece darse cuenta, porque me guiña un ojo y me sonríe de una forma que debería ser ilegal.

My Boyfriend Is A Rock StarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora