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ALEC

Tras ver a Magnus alejarse de mí y volver lo más rápido que pude a mi apartamento, me desplomé en la cama y dejé que las lágrimas empaparan mi cara. Creo que me dormí, ya que cuando me siento en la cama, la luz de la mañana atraviesa las cortinas e inunda la habitación.

- ¿Alec? -Dice una voz femenina desde el otro lado.

La puerta se abre y entra mi hermana. Se acerca a la cama y se siento a mi lado.

- ¿Qué ha pasado? -Me pregunta.

- Lo he fastidiado, Izzy. - Digo con la voz rota.

- ¿Por qué?

Respiro profundamente y comienzo a contarle lo sucedido:

- Ayer al salir un periodista ha empezado a hacerme preguntas y para cuando me libré de él, Magnus estaba llegando. Fue a besarme pero me aparté por miedo a que nos viera algún fotógrafo. Después estuve huyendo de sus caricias y alejándome de él durante casi todo el trayecto y el paseo por el parque. Noté que se estaba enfadando y decidí que nadie me reconocería entre toda la gente que había donde estábamos. Creo que conseguí que olvidara el mal rato anterior y le dije que era porque quería que mi vida fuese privada... Pero entonces llegaron un fotógrafo y una periodista y preguntaron que quién era Magnus, no pensé lo que iba a responder... Y dije que era mi amigo. Después de eso, Magnus se marchó y tengo miedo de haberlo perdido por una estupidez. -Me apoyo en el hombro de Isabelle y me acaricia el pelo como cuando éramos niños.

- ¿Y cuál es el verdadero motivo? -Dice al fin.

- ¿De qué? -Pregunto confundido.

- Por el cual huyes de la prensa.

Contengo la respiración y pienso en mentir, pero sé que ya no vale la pena seguir fingiendo.

- No quiero que se haga público que soy gay. -Confieso.

Mi hermana pequeña da un salto y se coloca frente a mí con los ojos muy abiertos.

- ¿Pero tú eres tonto? ¿a qué demonios viene eso? -Dice gritando.

- No lo sé, pensé que sería mejor para el grupo si no se sabía...

- ¡Alec! -Hace un ruido de exasperación y me mira fijamente a los ojos. -Eso es absurdo, ya estas yendo a pedirle perdón a Magnus, como te deje no lo olvidarás jamás.

- Vaya mujer, gracias por el ánimo. -Le digo cada vez más triste.

- Siento decírtelo, Alec, pero esto es culpa tuya y el motivo es lo más tonto que he oído nunca. ¿Tienes idea de cómo se habrá sentido Magnus? ¿cómo te habrías sentido tú si hubiese sido al revés? -Las palabras de mi hermana me atraviesan el pecho y de repente me doy cuenta de la estupidez que he cometido.

- Tienes razón, voy a llamarle...

- No. -Dice Izzy.

- ¿No?

- Debes ir en persona.

- Vale... No espera, mierda, hoy va a ir una crítica de cocina a su restaurante, no podré verle hasta que acabe y eso podría ser de madrugada.

- Pues ve mañana. -Dice dando un pequeño salto sobre el colchón.

- Mañana son los premios, genia. -Dice una voz desde la puerta. Ambos miramos hacia allí al mismo tiempo y vemos a Jace recargado sobre el marco.

- Escuchar las conversaciones a escondidas es de mala educación. -Le reprocha Izzy.

- Tus gritos se oyen desde la entrada, Isabelle. -Le dice este.

- Serás... -Isabelle le lanza un cojín pero Jace se aparta y el cojín vuela hasta el suelo.

- ¡Chicos! -Les llamo y ambos mi miran. - ¿Qué hago? -Les pregunto preocupado.

- Habla con él el domingo. -Sugiere Jace.

- ¿Y si para el domingo ya se ha cansado de esperar? -Pregunto perdiendo la paciencia.

El silencio se apodera de mi habitación hasta que tras varios minutos, mi hermana sonríe lentamente, y dice:

- Tengo un plan, y es un gran plan. -Su sonrisa se amplía mientras nos dice a Jace y a mí lo que tiene pensado. Ambos escuchamos con atención y el miedo en mi pecho va aumentando con cada palabra que dice, pero aún así creo que es la única manera que tengo ahora mismo de demostrarle a Magnus que le quiero y que me arrepiento de lo que dije.

Cuando ya nos ha contado todo sobre su plan, Isabelle se va y Jace le sigue. Yo me quedo mirando al techo de mi habitación durante incontables minutos que se convierten en horas, pensando que lo que pase este fin de semana podría cambiar mi vida.

MAGNUS

Me despierto sin ganas de nada y tengo que obligarme a salir de la cama, meterme en la ducha e ir a trabajar. Hoy viene Camille.

Ragnor está realmente nervioso y solo nos ha saludado en las dos horas que hemos estado esperando a Camille. Catarina, a pesar de si inquietud, se ha dado cuenta de que me pasa algo y cuando se lo he contado, ha estado una hora intentando que deje de estar triste y luego ha empezado a insultar a Alec por ser tan idiota y por haber dicho que sólo éramos amigos. Eso me ha puesto peor de lo que estaba y hemos decidido no hablar del tema.

- Chicos, Camille a llegado. -Anuncia Catarina, y salimos los tres de la cocina.

Al llegar a la entrada veo a un hombre con un elegante traje azul marino, y junto a él, la persona que menos me apetece ver hoy, Camille. Mi ex novia lleva un vestido rojo demasiado pegado, a juego con el color de sus labios, su pelo rubio recogido en una coleta alta y una sonrisa que podría describirse como una sonrisa asesina.

- Bienvenida al restaurante Heavenly Fires, Señorita Belcourt. Soy Catarina Loss, la dueña del restaurante y estos son mis dos chef; Magnus Bane y Ragnor Fell. Puede sentarse donde le apetezca, la carta esta sobre las mesas.

- Encantada de conocerles, supongo que a mí no me hace falta presentarme. Sonríe mientras nos aprieta la mano a los tres y veo que Catt le devuelve la sonrisa más falta que le he visto nunca.

Camille y su acompañante, que según ella, ha venido para tener otro punto de vista, se sientan en una mesa del fondo.

Nosotros tres volvemos a la cocina y mandamos a un camarero para que les tome nota y cuando regresa nos ponemos a cocinar.

No dejo de darle vueltas a como se ha comportado Camille, casi como si no nos conociésemos. Pensé que si me ignoraba sería mejor, pero ahora recuerdo lo retorcida que puede llegar a ser y me estremezco.

Tras comer, observar cada detalle del restaurante y revisar hasta el último tenedor, Camille se va, no sin antes despedirse.

- Bueno, ha estado bien, el lunes saldrá el artículo, espero que lo leáis y que os guste.

Me sorprende guiñándome un ojo y veo que sabe perfectamente quién soy. Cuando la pierdo de vista tras doblar una esquina, me desplomo en un silla.

- ¿Magnus? ¿estás bien? -Pregunta Catt junto a mí.

- Sí, si.

- Vete a casa, nosotros recogemos.

- No, estoy bien, puedo quedarme. -Le digo levantándome.

- No es una sugerencia, Magnus. No has tenido un buen día, supongo, y no quiero ni pensar cómo te sentirás por lo de Alec. Y anímate, ya verás que te pide perdón, se nota que te quiere mucho. -Me sonríe y decido hacerle caso y volver a mi casa.

My Boyfriend Is A Rock StarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora