Capítulo Lucas: 1.

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Capítulo Lucas: 1.

7 de Diciembre de 2010.

Chicago.

Lo veía de lejos, veía como sufría por mí. No era justo lo que trataba de hacer pero era por él, por protegernos a ambos. Liam se merecía más de la mierda que nos ha estado rodeando durante la vida que hemos tenido, él necesita ser feliz sin mí un tiempo hasta que pueda solucionarlo.

Me subí la capucha tapándome la cabeza y gimiendo en el acto, aún tenía vivas las heridas que me hicieron los hijos de puta que nos adoptaron la última vez. De alguna manera contrataron a alguien para matarme, y sé que hicieron lo mismo con Liam cuando supe que se había escapado. Ese modo de llegar a aquella casa a por mí sé que había huido un tiempo atrás, mi hermano había crecido.

Caminé lejos de la casa, Liam estaba entre los brazos de Claire llorando por mí. Me sentía como la mierda dejarle allí, pero no podía ponerle en riesgo. Las mismas personas de las que me escapé hace tres días, son las mismas que me buscan por toda la ciudad para matarte, y no permitiría que tocaran a Liam.

Guardé el arma muy bien en los bolsillos de mi chaqueta e hice mi camino al viejo departamento donde me he quedado con un chico que me ha acogido. He tenido la suerte de conocerle cuando acabé herido cerca de un río tomando agua, de alguna manera me hizo saber que me podía quedar con él mientras buscaba mi propio espacio, me generaba confianza, pero no lo suficiente para caer y estar desarmado por las noches.

Me aseguré de llegar ante de anochecer, el viejo departamento ésta vez estaba arreglado y limpio. No se veía tan mal como hace tres días.

Caminé desde las escaleras de emergencia hasta el sofá sentándome cómodo, las almohadas y las sabanas estaban dobladas a un lado de mí. Suspiré un poco montando mis botas en la mesa y dejando el arma frente a mí.

Las ollas en la pequeña cocina sonaron, giré mi cabeza alarmado y me levanté silenciosamente cogiendo mi arma. Sea quien sea no arruinaría mi estancia aquí por el tiempo que planeo estar.

Me presioné a la pared que compartía el salón de la cocina y escuché atentamente que había detrás. Escuchaba las maldiciones de alguien, y eso, sin duda que no era la voz de Fredy, el chico que me ha acogido, en realidad no creo que sea la voz de un hombre siquiera.

Salí de inmediato apuntando al cuerpo que me daba la espalda, una chica con una franelilla blanca y una coleta alta cocinaba mientras se quejaba. Ladee la cabeza adentrándome a la cocina aun apuntándole, justo cuando estaba por llamarla se giró chillando en alto.

— ¿Qué demonios? —Maldijo agarrándose fuertemente de la barra que estaba a su espalda.

— ¿Quién eres? —Alcé mi barbilla frunciendo el ceño, de alguna manera confiar en la gente para mí no era algo normal.

— ¿Quién eres tú? ¿Y qué haces en el departamento de mi hermano? —Chilló asustada mirando fijamente el arma en mis manos, hice relajar mis manos colocando mi arma detrás del cinturón. Ese chico ya me había avisado que ella vendría.

—Perdona. —Le dije ceñudo, alcé mis manos en señal de paz asintiendo.

—Jesús, casi me matas de un infarto. —Se rió nerviosa. — ¿Eres tú el chico que ha cogido Fredy? ¿El tal Barry?

Fruncí el ceño, ¿Barry? ¿Qué demonios? Ese chico le faltaba un tornillo.

Llevé una mano detrás de mí nuca.

—Eso creo, pero no me llamo Barry.

Ella sonrió cálidamente.

—Obvio, él dice que no le has dicho tu nombre y te puso así. —Se giró de nuevo a la estufa.

Fruncí el ceño de nuevo, espero que vuelva pronto. No podría soportar estar con una chica que me cuestione, no lo ha hecho pero se ve que es así. Me alejé silenciosamente hasta el sofá de nuevo.

Estaba en una situación que no entendía, ya a estas alturas no confiaba lo suficiente en alguien pero estoy en casa de un chico que me acogió tres días antes. Lo que si sabía es que el chico no era mala agua, me ha ofrecido ayuda y como sea, estaba demasiado lastimado para no aceptarla.

Suspiro dejándome relajar de nuevo en el sofá, ¿Qué hemos hecho para merecer esto Liam?

28 de diciembre de 2010.

Exactamente veintiún días después seguía en la casa vieja de Fredy, duraba más en la calle que conviviendo con él pero lo que he pasado aquí he aprendido que el chico le gustan mucho las historietas y los cigarrillos. Solía sentarse en un sillón negro durante el mediodía que me iba y sobre las siete que llegaba aún seguía leyendo y fumando, la verdad me parecía un tanto extraño pero me agradaba que se mantuviera en otra cosa que meterse en mi vida.

Me incliné en el sofá sentándome por completo, pasé mis manos por mi rostro e intenté peinar mi cabello hacia atrás. De alguna manera adaptarme al clima de chicago me ha ayudado, estábamos en una temporada que hacía un frío tremendo y la calefacción del lugar no ayudaba, espero poder repararla hoy.

Sentí el cuerpo de Fredy sentarse a mi lado con una taza de nachos, fruncí el ceño enarcando las cejas. ¿Qué hora eran? ¿Las diez?

—Traté durante esta semana de hablar contigo, nunca me levantaba antes que tú porque cuando lo hacía ya estabas por irte. ¿Puedes responderme algo? —Habló rápidamente con la boca llena, le miré de reojo.

—Ya creo que teniéndome aquí veinticuatro días tuviste que aprender que no soy de contar mucho de mí. —Hablé cogiendo la camiseta que él me obsequió hace cuatro días.

—Vives conmigo hombre, al menos no te criticaré que no me ayudes con la renta pero deberías al menos decirme tu verdadero nombre o tu edad. —Se encogió de hombros llevando más nachos a su boca.

—Tu hermana intentó lo mismo anoche.

—Tengo más derechos. —Señaló.

Suspiro.

—No hay mucho que saber, mi nombre es Brad ¿Contento?

Sonrió.

—Muy bien, es un paso. —Señaló. —Espero que si sigues en enero aquí busques un empleo.

Rodé los ojos pasando la camiseta por mi cabeza, no es que planee vivir la eternidad con éste idiota.

—Vuelve antes de las siete, hoy es acción de gracias. Mi hermana preparará algo para los tres. —Avisó levantándose.

Asentí sin responder y me marché antes que me hablara de nuevo.

Varias calles después me escondí detrás del árbol cerca del gimnasio viejo que había en la esquina, froté mis manos soplándolas luego para proporcionarme algo de calor. La puerta sonó y me asomé un poco viendo el chico que salía colocándose la capucha, miró a ambos lados antes de cruzar a la calle donde me escondía y me coloqué detrás del teléfono público que se posicionaba allí.

Liam caminó con las manos en su chaqueta lejos del gimnasio, determinadamente le seguí por un largo tiempo hasta verlo llegar sano y salvo al prostíbulo donde entraba siempre. Solía hablar mucho con una chica pelinegra de allí, pero antes de que me diera por vencido y preguntara allí porque Liam acudía tanto descubrí que ese era su hogar.

Cuando lo supe me maldije, no pude contener mi rabia y había golpeado cada cosa que se me atravesó. Pero me di cuenta que la chica a pesar de tener ese tipo de trabajo miraba a Liam de una forma que nadie lo había hecho desde Claire, nadie había querido ayudarnos desde hace unos años con la monja que nos dio a esa maldita casa de infierno.

La vida para ambos no ha sido fácil, él trabajaba lanzando algunos golpes por dinero y yo pues... le hacía creer a Fredy que el empleo para mí no iba. La verdad no he intentado buscar siquiera un trabajo para comprar las cosas de aquel departamento.

Todo era una mierda.

chicas borré esté capítulo que subi antes, lo mejoré y aquí lo tienen. Perdonen por desaparecer, no tengo internet:(

Es rápido así que besitos, mañana 

OrígenesWhere stories live. Discover now