Capítulo veinticuatro

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Capítulo veinticuatro.

Cassandra deja pasar un par de minutos antes de oírla tocar mi puerta, miro ésta unos segundos detallándola. Me quedo ahí parado un par de minutos antes de partir y abrirla. Estaba sentada en el suelo pero no me importó irme al sofá de una vez sin mirarla al menos.

Jamás me había quedado a ver qué pasaba cuando terminábamos de besarnos.

El cuerpo de mi vecina se echa a un lado de mí en el sofá, acerca sus manos para desenvolver la gaza de mi cuerpo pero se detiene un instante. Me limito a quedarme como estaba sin decir nada hasta que sus dedos rozan la piel y cierro los ojos ligeramente. Suspiro cuando se deshace de la gaza y deja de tocarme.

Me limpia y me cura una vez más, pero todo con leves sollozos saliendo de sus labios. Dejo los ojos cerrados en todo el trámite de cambiarme la venda de las heridas hasta que la siento de nuevo para sus manos varias veces acoplando la gaza a mi espalda. Respiro calmadamente.

El ayudarme de nuevo estaba demás, la he tratado mal, le he hablado mal e incluso le he amenazado diciéndole que se aleje de mí. Pero aquí estaba, aguantándose cada uno de mis berrinches pero ayudándome, dando por pasada que el tratarla mal no la iba a detener. ¿Era eso que me hacía no alejarme? ¿El que insista tanto? Por dios, no sé qué estoy haciendo.

Antes de siquiera darme cuenta, sus brazos están envueltos en mis cuello cuando la abrazo. Se siente bien tenerle envueltos en ellos, su calidez y ese simple sentimiento de tenerle cerca. Y para mí.

~~

Las últimas cuatro horas, me limito a verme en el espejo gruñendo con cada golpe que tenía. ¿Por qué dejé que pasara? He ganado la mayoría de las peleas en el gimnasio y me han derrotado cuatro hombres, ¿Cómo es posible Liam? Eres más que esto.

Mandy estaba en mi cabeza, también el chico de la sombra que salió a defendernos de la nada. Aunque por los gritos de mandy se notaba a leguas que lo conocía, y que me conocía a mí... intento no darle muchas vueltas y llamo a Marilyn para informarle.

Pero, ¿Estás bien?

—Lo estoy, solo fue...

Lo sé. Ojalá que esto acabara rápido, yo... no me gusta ver lo que han pasado.

—Por una vez me alegra de que Lucas no esté aquí para cargar con todo esto.

La línea se queda en silencio un par de segundos.

Tengo trabajo, pasaré luego a ver cómo estás. Cuídate, adiós.

Cuelgo sin despedirme y dejo el teléfono en la mesilla.

Me permito mirarlo unos minutos hasta que escucho la puerta, me levanto de inmediato pero enseguida la puerta de mi vecina suena. Arrugo el ceño.

Vaya sorpresa tengo a mis pies cuando bajo la mirada, hay un kit de comida envuelta recién echa. La cojo antes de medio sonreír porque no sabía que más hacer, simplemente encontrarle lo divertido a la situación.

~~

He estado los últimos días encerrado intentando recuperarme, juro que lo hacía solo porque Marilyn me lo pidió amablemente porque de otra manera solo saldría a despejarme en el gimnasio.

Estando solo y sin nada más que miraren mi televisor, he pensado tanto en Cassandra que aún no sé cómo definirlo. Tal vez estaba volviéndome loco por el simple hecho de que yo no era así y pensarla tanto estaba cambiándome, normalmente yo no pensaba en nadie y siquiera me preocupara lo que pensara. Pero en este caso, sabiendo todo lo que ha hecho por mí me molesté en entregarle el libro que compró con el dinero que le había dado remarcando en este agradecimiento. No sé porque lo hice en realidad, pero me la imaginé estando divertida con la situación.

OrígenesWhere stories live. Discover now