Capítulo siete.

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Capítulo siete.

02 de Enero de 2011.

Aun con dieciocho...

Caminaba entre las personas con la capucha puesta colocándome las cintas en las manos, me repugnaban cada vez que pasaba entre ellas y las veía llenándose de saliva o simplemente sonriendo por el simple hecho de recibir un regalo.

Pura mierda.

La puerta metálica del gimnasio donde peleaba sonó cuando entré, todos y cada uno de los que allí asistían como siempre me miraron y corrieron su mirada al darse cuenta que era yo.

Pasé sin saludar a la vieja del mostrador y dejé mi mochila vieja en el banco que yacía frente a los saco de box.

La mejor manera de desahogarme era ésta, pelear contra un saco o ir a peleas en rines con personas. La verdad, me sentía bien cuando lo hacía. Es como un desahogo, en vez de hablar mierdas con los demás solo golpeo fuerte alguien o algo. Es mucho mejor que te jodan la cabeza con palabras.

Cuando me aseguré de enrollar las gazas en mis manos para no lastimar lo suficiente mis nudillos. Deslicé el suéter por mi cabeza dejándole encima de mi bolso y me preparé para golpear.

Al dar el primer golpe la puerta de la entrada chirreo, no me voltee a ver quién era porque de verdad no me importaba. Mientras más rápido terminaba de golpear estos sacos viejos más rápido me iría.

La presencia de una chica que pasó por mi lado me hizo perder el control al golpear, su cuerpo se sobresaltó al ver que había fallado el puño en el saco de Box. ¿Una chica aquí? Normalmente acudían puros chicos con pocas experiencias o de calles, no chicas de esa especie digo.

Volví hasta el saco ignorando su existencia, acabo de llegar y ya quiero largarme cuanto antes. Quería algún cigarrillo.

Llegué hasta el cuartillo donde me he quedado durante el tiempo que esperaba a Lucas, Mell, la chica que me ha dado ese puesto. Estaba acostada en la cama donde dormía, cuando ella tenía problemas en su casa acudía hasta aquí y le dejaba dormir conmigo. La verdad es que no tenía una opción alguna ya que ella me ha conseguido todo.

—Parece que te ha ido mal de nuevo. —Comenté dejando las cosas del gimnasio a un lado del cuartillo y saqué el suéter por mi cabeza por segunda vez al día.

Ella se quedó viendo mi estómago raramente como siempre lo hacía.

—Sí, ésta vez no volveré. —Hizo mueca sentándose con las piernas cruzadas, su vestuario era como todas las que aquí trabajaban. Llevaba una blusita que mostraba sus senos enormes y parte del abdomen, tenía el cuerpo acorde a la edad de veintitrés.

—Siempre dices lo mismo. —Me quejé cogiendo la toalla del perchero, la habitación tenía de todos menos de ser un cuarto decente. Pero esa mierda no iba conmigo así que me gustaba.

—Me voy con Sandy a Seattle, dice que su jefe le ha dicho que se marche. —Asiente mirándose las manos. —Podré encontrar un trabajo mejor que no sea éste allá ¿Sabes? Así mi padre y mis hermanos no tendrían que odiarme.

Me limité a mirarla, era muy raro cuando se ponía con la mierda de ser sensible. La verdad es que no me importaba mucho lo que le pasara, estaba bien con que hable con ella.

Le lancé la toalla hasta su cara, se la quitó con molestia.

—Vamos a darnos una ducha. —Le propuse, su rostro a pesar de tener éste tipo de trabajo se ruborizó. Se levantó caminando hasta mí con un extraño brillo en los ojos.

Admitía que era buena en la cama, lo máximo que nos hemos acostado eran dos veces y no era que me agradase del todo. Ella me dijo que de alguna manera debía pagarle lo que ha hecho por mí, no tenía dinero así que la única forma de hacerlo era follándola.

—Espero que ésta vez sea sin ropa. —Coqueteó, su dedo se deslizó por mi abdomen jugueteando.

Le cogí la muñeca y nos encaminé al pequeño baño que la habitación tenía, la ducha era extra pequeña por lo que teníamos que estar casi juntos.

—Desnúdate. —Murmuré, me separé todo lo que la ducha me permitía y dejé que se desvistiera. Comenzó por su blusa, la tiró en el piso de la ducha y para ayudarse abrió el grifo mojándonos a los dos. Cogió su falda también que se unió con la prenda anterior.

La atraje hasta mí por su muñeca y le besé el cuello, sus gemidos se hicieron presentes en la habitación y me sentí con ganas de follarla a toda costa. Después de asegurarme que su ropa interior estaba rota le hice que enrollara las piernas en mi cintura, me besó la boca con hambre y por un momento le dejé hasta que sentí mis pantalones apretados.

La puse en el suelo y me quité los pantalones junto con mi bóxer, la uní con su ropa y la atraje de nuevo montándola encima de mí. Nos metí debajo del agua y la penetré con fuerza permitiéndole gritar, gruñí por lo bajo apretando los labios. Qué manera de terminar el día.


Publiqué antes de tiempo, ahora tengo un poquito más de tiempo para pedirle disculpas por mi ausencia y es que estoy tan agobiada como ustedes de no tener que subir aun la parte de Dark Man, quiero decir la segunda. Estoy ansiosa por que le lean, pero denme un tiempo para acbar esta ¿Vale?

Las quiero un montón.

Por cierto, me gustaría que leyeran la nueva novela que acabo de subir. Es un trama que se me ocurrió y quiero que como esta me ayuden con aquella ¿Siiii?:((( las compensaré lo jurooo

Voten y comenten, eso no se les olvide NUNCAAAA.

Las quierooooo

OrígenesWhere stories live. Discover now