Capítulo veintiocho

5.3K 379 121
                                    

Capítulo veintiocho.

Un golpe por mí.

Por la estupidez que comenzaba a emanar mi cuerpo y no ser capaz de ser lo suficiente fuerte para defenderme contra mí y estos demonios.

Un golpe por mi maldita vida.

Esta vez estaba acabando conmigo, ¿Qué necesidad tenía andar por la vida si no tenías algún propósito? Apestaba enormemente.

Un golpe por Lucas.

Definitivamente dos más por no estar conmigo, por haberlo dejado ir ese día sin saber que no le vería más... que sería el fin para ambos. Estos y todos los golpes porque es un jodido cobarde por no quedarse conmigo e irse por ello, por ese maldito trabajo y por Bob que lo obligó a irse por lo que hacía.

Un golpe por ella.

Por... por simplemente no salir de mi cabeza y solo porque sus malditos ojos, cuerpo, sonrisa e incluso manos estaban volviéndome loco y aferrándose a mí como un tatuaje en mí piel. Tres más por hacerme sentir éste absurdo sentimiento que nadie podrá borrar, uno más por ser mi jodida perdición. Lo va a ser...

Golpeo fuerte el saco descargándome, respirando con dificultad y sintiendo mis músculos desgarrarse.

Poco a poco me detengo, por falta de sed hasta que me doy cuenta que no estaba solo. Ladeo un poco la cabeza para tener mejor visión a ello, había una sombra visitándome desde mi puerta y espiándome más que todo. Y no solo una sombra, mi pequeña vecina aferra pieles.

La veo asustarse por haberle visto y antes de que huya me acerco de inmediato.

—Perdona yo...—Balbucea cochinadas hasta que me ve por completo abrir la puerta mientras retrocede.

— ¿Cómo entraste? —Aprieto los dientes.

A pesar de que me frustra lo que me hace cuando la veo, me frustra aún más que ella haga exactamente todo lo contrario a lo que quiero que hagan.

—La puerta... estaba abierta.

Se encoge por completo.

— ¿Te dijeron alguna vez que no podía entrar en casas ajenas?

—Lo siento.

Ella de inmediato me obedece, pero es aquí que no quiero que lo haga.

—Por dios Cassandra, solo dime que haces aquí. —Aferro mis dedos su muñeca volviéndola, mira mi mano y luego mis ojos. Realmente este jueguito estaba cansándome como el demonio.

—Necesitaba verte.

Entorno la mirada a su cuerpo cuando lo dice con timidez, relamo mis labios y paso saliva sin que me va. Arrugo el rostro y quiero soltarla pero en vez de ello la halo suavemente a mí.

— ¿Hablas en serio?

Aunque quise ser sarcástico no me salió del todo, seguro que ella también notó que tampoco me lo creía.

Cuando asiente el pecho me late tan fuerte que me duele solamente tener que verla, joder, yo antes ni siquiera podía sentir esto por alguien. Pero de alguna manera ella ha estado insistiendo que sienta que lo ha logrado, ¿Qué es lo que hizo además de besarme?

—Estoy completamente roto Cass, no deberías acercarte a mí. —Meto una mano detras de su cuello acercandome.

—Lo estaré porque puedo y quiero.

Me acerco a ella para sentir su aliento y sus palabras.

—No debes estar aquí, voy a lastimarte. —Aseguro.

OrígenesWhere stories live. Discover now