Capítulo cuarenta y uno.

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Capítulo cuarenta y uno.

— ¡Cassandra, haz venido!

Mi chica le regaló una de sus maravillosas sonrisas, arrugo el ceño mientras la veo. ¿Por qué no puede solo regalarle la mierda que le compró?

—Espero que esto no sea para mí. —Otra vez le regala una sonrisa y le tiende todo lo que le compró. —Muchísimas gracias, no debiste molestarte.

Ambas se abrazaron y la chica, Ashley se dio cuenta de mi presencia y me miró un poco sorprendida. Vale chica no te sorprendas del todo, hice el más mínimo intento de quedarme pero solo porque Cassandra me dijo que ese idiota vendría no me quedé, así que vengo para proteger.

—Hey... Bienvenido.

Le asentí sin saber nada más que decir, me acostumbraba a tener una conexión con Cassandra y eso me bastaba.

—Okey... Pasen, todos están en lo que queda de mi sala.

Cassandra entusiasmada se abrió paso entre todo lo que quedaba de la disque sala, la seguí como su perrito faldero y vi a todo el mundo alocado. O sí es que se puede llamar así.

— ¡Cassandra, has llegado! —Esa era la voz de este otro sujeto, me volví viendo como la abrazaba. Genial. Otro infierno más.

—Pensé que Ashley haría algo más chico. —Cassandra le dijo al chico, muy cerca, así que la quise presionar a mi lado.

—Bueno era así hasta que le dimos la sorpresa. Llamó a todo el mundo como loca, no la culpo. ¿Quieres? Y tú, ¿Amigo?

Volví a la realidad cuando escuché que me hablaba, negué suavemente intentando no hacerle de cuenta que no me gustaba para nada que me hablara.

—Entonces creo que deberían sentarse... Va a venir más gente y no creo que les dejen puestos para hoy.

Mi chica volvió a reírse, ¡Una vez más, joder! Y me hizo que caminara entre las personas detrás de ese chico.

— ¿Quién más podría venir? Digo, están todos los chicos.

—Aún falta David. Ah, y Jake está por venir.

Jake.

Jake.

Jake.

Y el jodido jake.

Deben estar jodiendome de seguro que sí.

— ¿Sabes qué? ¿Dónde está la barra? Quisiera unos tragos. —Le sonreí tan arrogante como pude a Tobias.

Frunció el ceño divertido.

—Oh bueno, si es así yo puedo traértelos.

Y se fue. Aspiré muchas veces hasta que conseguir sentarme, solo cálmate Liam.

Una hora y media más y estaba envuelto de bebidas, había perdido la cuenta de cuantas copas había tomado. Y Cassandra estaba más que preocupada por eso.

— ¿Puedes dejar de beber así, por favor? —Me regaño por lo bajo arrebatándome la copa, no joder que no me culpe por mi actitud.

Le respondí con un gruñido y se la quité de nuevo, por lo menos esto me mantenía en otra cosa.

— ¿Qué más da? Prefiero partirle el hocico borracho que sobrio. —Le digo cogiendo otra copa.

—Tú no le partirás la mandíbula a nadie.

OrígenesWhere stories live. Discover now