Capítulo treinta y dos.

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Lo estoy considerando.

¿Qué demonios cree que significa eso? A la mierda con todo, primero dice amarme y luego... luego... ¡Ah! ¿Ella realmente se está escuchando? No puede andar por la vida diciéndome que siente y que no siente, y poniéndome en este estado menos, estaba volviéndome loco como la mierda y no era justo.

Estrelló mi puño con el espejo de mi baño, no me importa si ella cree que la he tratado con la mierda. Siempre está buscándome y cuando me encuentra sale llorando o yo rogándole dentro de su habitación, estaba cansado de ello y ésta vez me iba alejar de ella un par de días porque entonces eso es lo mejor.

Aún seguía siendo su cumpleaños pero no estaba dispuesto a ver como sonreía a todo el mundo solo porque tenía que hacerlo, así que cojo lo primero que veo de ropa y salgo de mi departamento.

En menos de unos media hora estacioné el auto sin darme cuenta en el orfanato donde trabajaba la virgencita, cerré los ojos dejando caer la frente al volante. ¿Qué demonios está haciendo Cassandra conmigo que tengo que acudir a Marilyn para hablar con ella?

— ¡Scott!

Joder.

Alzo la cabeza y abro la puerta cuando la veo por delante de mi auto.

—Perdona por llegar así.

¿Qué estás hablando, Jodido?

—Tranquilo, me alegra que eches un vistazo por acá. ¿Quieres entrar?

Antes de saber lo que estaba haciendo, asentí. Obligué a mis pies a seguirla en medio de aquél jardín floreado y los niños que jugaban a perseguirse uno detrás de otros.

—He tenido mucho trabajo por aquí es por ello que no he ido a visitarte, discúlpame por eso.

Me limito a quedarme callado y continúo caminando detrás de ella.

—Y, ¿Cómo está la chica?

Mi pecho de un salto cuando la virgencita me preguntó, ¿Cómo es que...? Por supuesto, se lo comenté.

Hago que no me afecte.

— ¿Cuál chica?

Ella se detiene y me sonríe, por supuesto que ella me conocía joder.

—La vecina entrometida.

Hago mueca, ya me ha descubierto de todos modos. Me rasco la nuca y me encojo de hombros.

—Es complicado. —Le digo.

—Puedo entenderlo.

Cuando le veo el rostro, me está señalando la banqueta en la que nos solemos sentir siempre.

**

Lucas.

—Fue entonces cuando me contrató para trabajar para él, al enterarse que era tu amigo allí estuvo dispuesto a pagar por todo lo que tenía en cambio de conseguirte.

Chad. Mi amigo Chad, era uno de mis compañeros una vez cuando me fui a ese campo de mierda. Era el más cercano a parte de la chica con la que follaba constante, él siempre me fue leal y me alegraba saber que por una parte lo hacía aún. Creo.

— ¿Cómo es que me estás diciendo esto?

A parte de ser leal, recuerdo también que era un poco ambicioso. Y eso de que le pagaban para intentar matarme no estaba gustándome nada.

—Cuando supes que eras tú que te vi en ese edificio afuera me di cuenta que estaba cometiendo una locura, al que pusieron a trabajar conmigo fue el que hirió a tu pequeño y juro lucas que si...

OrígenesWhere stories live. Discover now