Capítulo veinte.

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Capítulo veinte.

Liam.

El televisor que tenía en mi piso estaba encendido y en la pantalla se reflejaban dos personas besándose asquerosamente, por si fuera poco, una morena y un pelinegro. Bufo apagándole y estrellando el mando con el otro sofá cansado de que esa chica vague una y otra vez por mi mente.

Me llevo los dedos al pelo masajeándome la cabeza lentamente, su cabello, su cuerpo e incluso sus ojos estaban en mi mente de una manera alocada. Estaba pensando seriamente que estaba volviéndome loco, no puedo pensar así de alguien siquiera. Esto estaba pasándome por no follar en tantos días, necesitaba tener sexo con una chica nada parecida a ella para sacármela de una vez por todas de la cabeza.

Cojo mi chaqueta y las llaves de mi departamento, estaba dispuesto a buscar otra manera de enfocar mi cabeza en algo que no fuese un cabello castaño y curvas pálidas.

Estaba volviéndome loco, pero sabía que solo era un puto deseo de tocarla de solo follarla pero no puedo desearla de esa manera cuando en el fondo de mi pecho sentía que no era lo correcto. Básicamente cuando pienso que las cosas no son lo correcto termino alejándome, porque sé que de alguna manera me harán daño.

Antes de abrir la puerta de mi piso escucho un traqueo en el otro lado, observo por la mirilla de la puerta y la silueta que rodea mi cabeza todo el puto tiempo estaba ahí introduciendo las llaves en lo suyo. Cierro los ojos presionando la frente a la pared, contrólate maldita sea.

Pero antes de que ella pueda pasar a su departamento y deba cerrar la puerta abro la mía de inmediatamente colándome en su espacio. Justamente la presiono a la pared mandando a la mierda todos mis impulsos de quedarme lejos de ella, simplemente estrello mi boca con la suya antes de sentir ese tacto caliente que había deseado desde aquél día.

Intento que no se salga de mi agarre por lo que le llevo las manos encima de su cabeza, mientras la besaba presionaba mis caderas contra las suyas para retenerla. Mi cabeza a pesar de estar pegada a la suya estaba ida en este momento, realmente necesitaba saber si solo quería follarla, si era un deseo extremadamente grande o si simplemente era una maldita atracción.

Bajé una de mis manos reteniendo sus caderas que estaban matándome, y su boca ahogó un gemido dejándome alargar el beso. Su piel era suave como lo imaginé y agradecí que llevara una camiseta de éste tipo.

Su cuerpo ya comenzaba a ceder, por lo que mis manos ya no retenían con fuerza las suyas. Me siguió el beso aumentando mi deseo hacia ella y las ganas, sus gemidos me hacían gruñir y era todo lo que quería ahora mismo. Su cuerpo.

La cogí con fuerza esmerándome más en el beso, su boca no era como la mía de exigente. De hecho, era todo lo que estaba esperando. Tímida y reservada.

Reduje el beso de a poco y de golpe al mismo tiempo, deteniéndome a mí mismo de hacer algo de lo que me arrepentiría luego.

Me miró directamente a los ojos, y los suyos tenían un extraño brillo que no terminaría de entender si me quedaba. A propósito, mordió sus labios provocándome. Me acerqué y a la vez me detuve maldiciendo por lo bajo, ¿Qué coño acabo de hacer?

Antes de volverme a cuestionar, cogí su nuca y la besé de nuevo. Luego, me alejé de ella estrellando la puerta de su piso más molesto que nunca. Caminé por el pasillo hasta que di al ascensor, con la respiración a millón y un maldito cosquilleo en el cuerpo que no me dejaba en paz.

¿Por qué de todas las chicas en el mundo me tuvo que tocar alguien totalmente diferente a mí?

Lucas.

Cuando Liam salió del lugar donde vivía parecía ido, arrugué el ceño esperando que alguien más le siguiera pero en realidad creo que fue algo que pasó en su piso. Intento pasarlo desapercibido pero es imposible, era mi maldito hermano y nunca lo había visto de aquél modo ¿Qué pasó?

Comienzo a seguirlo a donde quiera que se dirija y justo el celular me suena.

— ¿Bueno?

La risa de una voz femenina se escuchó a través de la línea.

Me alegra conseguirte, cariño. —Esa voz la podría reconocer en cualquier lado a pesar de los años. Mandy.

Observo fijamente a Liam caminar con la mirada en los pies.

—Te habías tardado.

Se río de nuevo.

Bueno me tocaron hacer algunas cosas, ¿Podemos vernos? Creo que seguir a tu hermanito puede que a veces sea agotador y ambos necesitamos un descanso.

Aprieto la mandíbula viendo a mis alrededores, no sé cómo consiguió mi puto número sin que pudiera contactarme antes. Pero lo que sí sé es que si lo tiene me tienen la pista seguida, como a Liam.

—No estoy para tus pendejadas, ¿Dónde demonios estás? Sabes que estás metiéndote a la llama sin echarle mucha leña, deja a Liam fuera de esto.

Su risa resonó por el celular, apreté el aparato en mis manos observando fijamente a Liam dándome cuenta que estaba más cerca de lo que acostumbraba estar.

Eso es muy difícil, ya él es parte del juego y si te parece hacer negocios ve a la dirección donde te digo. Te conviene escuchar el plan que tiene Robert si te consigue, como dije hace un tiempo, ya no trabajo para él.

—Bien, ¿Dónde?

~*~

Tardé un par de minutos llegar al sitio donde ésta jodida psicópata me ha citado, antes me aseguré que Liam llegara bien a su destino. Sí Mandy decidió llamarme es porque las cosas están por ponerse feas, no quiero que me tome de sorpresa siempre y cuando ésta chica sepa hacer las cosas. No le conviene meterse conmigo.

—Buenas tardes, ¿Qué desea?

Miré a la rubia sonreírme radiante, arrugué un poco el ceño dado el caso que se parecía un poco a Sofía y me recosté a la barra.

—Mi novia me citó aquí, ¿Me puede decir el número de la habitación?

—Por supuesto, solo necesito el nombre del cliente.

Quiero reír pero es imposible, por supuesto que yo no me sabía el nombre de ésta chica. ¿En qué pensaba?

— ¿Sabe qué? Es mejor que me vaya por...

Me detuve abruptamente cuando una silueta femenina salió de aquél ascensor elegante que tenía el edificio, deslicé mis ojos por sus largas piernas broceadas que solo llevaban por encima una ajustada mini falda. Más arriba tenía la prenda de una blusa que descubría su cintura, su cabello caía en ondas y el rojo que cubría sus labios estaba demás con ese atuendo.

Ladee la cabeza, sus tacones resonando hasta que llegaran donde estaba paralizado.

—Cariño, pensaba que no ibas a llegar. Tuve que bajar antes de que me volviera loca, ¿Pueden por favor subir un champán a la 603?

La rubia que estaba en el mostrador asintió sonriendo.

—Por supuesto, señorita. En unos minutos se lo hacemos llegar.

Mandy asintió y me miró estirándome la palma de su mano, que miré como si de alguna manera pudiera tener algo extraño en ella. Antes de protestar la cogí y su cuerpo estuvo muy cerca del mío antes de que lo procesara todo al mismo tiempo.

—Me alegra que hayas venido, tenemos tanto de que hablar. —Me coge de la barbilla aferrando levemente sus uñas en mi barbilla. —Y tanto que hacer...—Respira cerca de mi cara lo que me saca un ceño, ladeo la cabeza y ella se inclina pasmando un beso en mis labio corto y rápido.

Enarco las cejas.

— ¿Debo saber porque hiciste eso? —Susurro.

—No eres un fantasma Lucas, acostúmbrate a que te sigan. —Ladea la sonrisa dejándome atónito y me hala llevándome con ella hasta el ascensor.

OrígenesWhere stories live. Discover now