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Maratón 2/5

***

Gonza me ofreció una mano y tan pronto como me encontraba en mis pies, cerré mi mano en un puño y le di a Occhiato con todo lo que tenía dentro de mí. Le pegué tan fuerte que voló de vuelta al hombre detrás de él. Mis nudillos gritaron de protesta, pero valió la pena, ya que la sangre brotaba de la cara de Nico como una cascada.  

—Ahora estamos a mano —le dije y fui a buscar un poco de hielo para mi mano.  

En mi camino a la nevera, me quité la fastidiosa camiseta empapada de tirantes. Odiaba estar desfilando en bañador, pero la camisa no sólo se encontraba empapada con manchas oscuras, era pegajosa. Mojada es una cosa, pero pegajosa es desagradable. Además, necesitaba la camisa.  

Trataba de atar la parte superior de mi top con una sola mano cuando alguien se acercó detrás de mí y dijo:

—¿Necesitas ayuda con eso?  

Le sonreí tímidamente al tipo que parecía ser mi nuevo admirador y le dejé tomar mi mano. La toma y comienza a examinar mis nudillos por un minuto.  

—Eso te va a doler durante un par de días —dijo, y colocó suavemente el hielo en la parte superior de mi mano. Me lleva a la cubierta del lago de la casa de Flor e hizo mover a alguien para que pudiera sentarme en uno de los sofás. —Soy Lucas —dijo mientras se sentaba a mi lado.  

—Micaela. 

—Es lo que he escuchado. —Lucas se echó a reír. Miró hacia el grupo de chicos que seguían de pie en la playa. El juego se había terminado—. Eres el principal tema de conversación en estos momentos.Creo que rompiste la nariz de ese tipo.  

Me encogí de hombros. —Se lo merecía.  

Se rió de nuevo y dijo—: Entonces, ¿cómo es que nunca te he visto en ningún partido antes?

—Los partidos no son lo mío.  

—Eso es muy malo. ¿Estás segura de saber cómo animar?  

Sonreí un poco en eso, pero no sabía qué decir. Después de un momento, Lucas rompió el silencio. —¿Quieres ir a nadar? Ya lo hice y el agua está realmente agradable.  

Arrugué la nariz. —El agua no es lo mío.  

—¿Qué hay de las motos de agua, entonces? Soy un conductor decente. Podría llevarte a dar una vuelta sin abandonar el lago.

Odio tener que admitirlo, pero me acobardó su oferta. No es que sea una cobarde total, pero no podía creer lo que sucedía. Este hombre me pedía estar con él. Era casi como si me estuviera invitando a salir en una cita. Me emocionaba, pero... la idea de tener que estar en la misma moto de agua con él, aferrándome a él y todo.  

—Gracias —le dije—. Pero creo que hay que tomarlo con calma por un rato y tal vez encontrar un anti inflamatorio para mi mano.  

—Oh, bueno, eso también funciona. Estoy seguro de que tienen en la casa y entonces podemos encontrar un lugar agradable y tranquilo para llegar a conocernos mejor.  

Lucas se levantó y me ofreció una mano. Me impulsó para ponerme de pie y no soltó mis dedos mientras me conducía hacia la puerta trasera.Cuando llegamos allí, Pablo se inclinó casualmente contra el marco, bloqueando la entrada  

—¿Van a alguna parte? —preguntó.  

—¿Qué pasa, amigo? —preguntó Lucas, tomando inmediatamente la defensiva.

No iba a dejar que Pablo iniciara una pelea con este tipo, sabía lo que trataba de hacer. Así que en vez de decirle a mi vecino que se perdiera, le expliqué.  

—Sólo voy a conseguir algunos analgésicos.  

—¿Te refieres a estos? —preguntó, sacando una pequeña botella de Motrin de su bolsillo

—¿Siempre llevas Motrin contigo? —pregunté, tomando la botella.  

—Desde que empecé a salir contigo —dijo—. Nunca se sabe cuándo vas a necesitarlo. Ese es el que utilizas ¿verdad?

—¿Cómo sabías que yo...?  

—Y para lavar —continuó, dándome una Lata de Dr. Lemon—. Séque es tu favorito.

Odiaba que misteriosamente Pablo sabía demasiado de mí, pero me prometí a mí misma que no le permitiría llegar a mí. Tomé la lata y suspiré.  

  —Gracias. 

Le sonreí a Lucas quien miraba a Pablo de una forma, digamos no muy amistosa. Le apreté la mano para tranquilizarlo.

—Parece que nos ahorramos un viaje —le dije, tirando de él hacia el mueble.

Lucas me detuvo antes de que pudiera sentarme. Miró a Pablo, que seguía apoyado en el marco de la puerta mirándonos y dijo—: Esta un poco lleno aquí ¿Por qué no vamos a dar un paseo por la orilla del algo?  

Tragué saliva ¿Un paseo romántico a la orilla del lago con un chico que apenas acababa de conocer? —Um...  

CasualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora