—Vaya, parece determinada.
La declaración fue hecha con tanta naturalidad que respondí de forma automática. —Cuando Paula entra en modo casamentero, simplemente no se la puede detener.
—¿Así que cómo hago para colarme en su lista de candidatos viables? ¿Y amablemente podrías señalar mi competencia?
Eso me hizo girar. — ¿Lucas? — pregunté, sorprendida de ver al mujeriego de la fiesta de la semana pasada. Su rostro se iluminó considerablemente cuando lo llamé por su nombre.
— Te acuerdas — dijo—. Me alegro.
Me sonrió tan cursimente que no le pude encontrar en lo más mínimo impresionante. Una vez señaló Pablo cuán jugador era este tipo, era fácil de ver.
Sonreí ante la idea de mi vecino casi peleándose con Pablo la semana pasada. Me sentía tan enojada, pero retrocediendo, lo que hizo fue realmente muy dulce
¿Pablo? ¿Dulce? ¿De verdad dije eso?
—Me alegro de haberte encontrado —dijo Lucas, colocándose a sí mismo en mi línea de visión de forma que tuviese que mirarle—. Realmente no tuvimos la oportunidad de hablar la última vez.
—¿Cómo me has encontrado, de todos modos? Paula no sabe quién eres.
—¿Así que preguntaste por mí?
Lucas lucía tan contento con esto que era casi divertido estallar su burbuja.
—No. Ella me preguntó sobre ti después de que nos viera hablando.
—¿Y qué le dijiste?
Me encogí de hombros. —Lo que sabía. Que eras algún chico llamado Lucas.
Hablando de Paula.¿Dónde diablos había ido? Con seguridad pensé que ya habría vuelto arrastrando aun temeroso Dami tras ella. Empecé a buscarla entre la multitud. En lo más profundo de mi cerebro registré que Lucas me pedía algo, pero no pude responderle porque divisé a Pablo en la habitación. Hablaba con una chica que reconocí de la escuela, pero parecía estar prestándole la misma atención a ella que yo a Lucas.
No sé por qué di por sentado que Paio no estaría aquí. Pau dijo que lo había invitado. Mi corazón latió ansiosamente. O tal vez fue mi estómago retorcido sobre sí mismo a la vista de él. Tan difícil de saber con Pablo. Ambas reacciones eran igual de probables.
—Veo que el gran hermano está aquí de nuevo— gruñó Lucas, asustándome. Me había seguido y ahora miraba a mi vecino tan duramente que tuve que sonreír.
El susodicho nos sintió observándolo y levantó la vista. La falta de vida que vi en sus ojos me confundió. Oh, me miró fijamente, igual que siempre, pero no había chispa, ni rastro de deseo, o incluso el peligro que por lo general solía haber.Bueno, no hasta que vio a Lucas. Entonces hubo mucho peligro. Él y Lucas parecían un par de pitbulls enjaulados listos para desgarrarse las gargantas entre sí.
No es que sea naturalmente vengativa ni nada, pero no pude resistirme a la idea tan simple que me llegó. —Bueno, me preguntaste quién era tu competencia—le dije, luego le sonreí a Paio tan dulcemente como pude.
Pensé que a Pablo no le importaría que estuviera usándolo, desde que era un intento por deshacerme de Lucas. Era un tipo muy fuerte y no hacía falta ser un genio para ver lo que hacía. Pero cuando le saludé amistosamente y gesticulé las palabras—: Hola Paio. —Se sorprendió. Me devolvió la sonrisa y comenzó a venir.
¡Oh, genial! No quise realmente animarlo. Ahora lo mejor que podía hacer era esperar a que se mataran el uno al otro, lo que terminaría con la fiesta y me permitiría regresar a casa para ver la pelea de la UFC.
Sin embargo, antes de tener que lidiar con ese problema, mi hermana regresó arrastrando a Damian. —¡Mica, aquí estás! He estado buscándotepor todas partes. —Me dio una mirada que sugería que no estaba contenta de verme allí parada con otro tipo.
Dami miró a Lucas curiosamentetambién, pero no fue tan sutil con sus pensamientos como Pau. —¿Otro hombre con el que no estás saliendo, Viciconte?
—¿Persiguiendo a mi hermana por ahí como un perrito faldero, Ávila? —respondí de vuelta
—Oh, chicos —dijo Paula sonriendo. Nadie podría haberse perdido cómo se interpuso entre Lucas y yo, y por consiguiente cómo me empujó hacia Dami—. ¿Quién es tu amigo, Mica?
Tras presentarles a regañadientes, dijo—: Así que, Lucas, ¿cómo es que nunca te he visto por la escuela?
—Soy primo de uno de los chicos, no estudio en tu escuela.
—Oh. ¿Así que a quién conoces de Canton?
—Bueno, me gustaría conocer a Micaela mejor —dijo—. Prácticamente me robó el corazón cuando le rompió la cara a ese tipo en el lago la semana pasada.
Con eso, Dami se echó a reír. —Sí, tiende a hacer eso.
—¿El qué, robar corazones o golpear personas? —preguntó.
Le eché un vistazo a mi amigo, sorprendentemente curiosa de su respuesta, pero sólo le sonrió con complicidad a Lucas y dijo—: Buena suerte con esta. —Dejando caer su brazo por encima de mi hombro. Paula tenía que estar amando esto.
—Hablando de golpear gente —murmuré.
Dami se alejó de mí, levantando las manos en señal de rendición. —Está bien. Tranquila, Viciconte. Sólo estoy jugando.
—Tu último pasatiempo favorito.Pero hablaba de la pelea. ¿Podemos proseguir con el plan o qué? Estoy segurade que hay una gran pantalla por aquí en alguna parte.
Más como una pequeña sala de cine. Los padres de Flor eran propietarios de una de las casas más grandes en Canton. Lo que hizo que la casa del lago con el barco y las motos de agua luciera poco impresionante.
—¿Qué pelea? —preguntó Lucas.
Dami respondió antes que yo. —Las preliminares de la UFC.
—¿Son esta noche?
—Sí —dije—. Y nos las estamos perdiendo,¿así que por qué no van los dos a ver si podemos encenderla?
Lucas empezó a decir algo, pero Dami me dio un saludo burlón y dijo—: La chica del cumpleaños ha hablado.
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Casualidad
FanfictionEl verano de los dulces dieciséis de Micaela es un verano de primero. Primer coche. Primer beso. Primer novio. ¿Primer acosador de asesino en serie?