CAPITULO 1

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Suzanne es el nombre que me puso mi madre cuando nací en un cuarto de motel en la ciudad de Olympia, en el estado de Washington, porque no tuvo demasiado tiempo para llegar al hospital, estaba demasiado drogada como para poder caminar, sin embargo fui una bebé muy saludable, a pesar de que mi madre estaba borracha y drogada la mayor parte del embarazo. Supongo que mi salud se debe de alguna forma a mi padre biológico, aunque no tengo idea de quién es, probablemente sea uno de los clientes de mi madre.

Viví mi infancia entre la calle y aquel motel donde nos quedábamos. Mi madre siempre ha sido pobre y yo simplemente nací en este mundo. Ella nunca hizo nada por salir de aquí, cosa que no quería repetir. No obstante, siempre fui un negocio para mi madre, no me hizo hacer su trabajo, pero yo era la encargada de robar las carteras de sus clientes mientras ella hacía lo suyo, o poner carita de niña inocente en unos cuantos restaurantes para que nos dieran algo de comer, ese era mi trabajo, hasta que un día, eso no fue suficiente. El dinero que teníamos no nos alcanzaba para lo que necesitábamos, y aún más importante, no era suficiente para que ella pudiera hacer el pedido a su camello. Cuando esto sucedió, yo me valorice, yo tenía 13 años con bonito cuerpo y hermoso rostro, mis grandes ojos cafés resaltaban en mi cara acompañados por varios lunares cerca al oído izquierdo y unos labios rosados que combinaban con mi tez color caramelo y que iban perfectamente con el cabello castaño claro largo hasta la cintura, motivo por el cual era codiciada por sus clientes aunque nunca me obligo a hacer algo como lo de ella, y por eso pensé que ella guardaba algo de amor por mí. Fui una ilusa completa por pensar eso.

Aquella noche un hombre llegó a nuestro cuarto, golpeó la puerta y esa era mi señal, salir por la ventana de atrás y esperar a escuchar su señal, sin embargo esa noche fue diferente. Hice lo que debía, pero su señal nunca llegó, en cambio, ella salió por la puerta completamente vestida llamándome por mi nombre. Cuando llegue a su lado me miró con avaricia en su cara, con un brillo de ambición, cosa que no comprendí hasta más tarde. Detrás de ella se encontraba el hombre que había golpeado nuestra puerta y me sonreía como quien acaba de ganar un premio.

Mi madre me dio un abrazo, que hasta el momento había sido la única vez que me había dado una muestra de cariño, se separó de mí y el hombre me cogió por el brazo y me obligo a ir con él. Me acuerdo de haber gritado muy fuerte, pero nadie salió a ayudarme, ellos simplemente estaban demasiado ocupados en su vida, mi madre por su parte solo entro a la habitación de nuevo y cerró la puerta. Aquel hombre tenía un cómplice, lo estaba esperando en una camioneta negra y quien lo ayudó a subirme en la parte de atrás del vehículo. Recuerdo que luchaba con todas mis fuerzas, pero era una chica pequeña, delgada y sin fuerza muscular contra dos hombres grandes y musculosos que me sometían, recuerdo un pañuelo contra mi boca y después no recuerdo más sino hasta el momento en que desperté en una habitación sin ventanas, una sola cama y una pequeña mesa, en la cual había una nota pequeña escrita a mano y decir: "Bienvenida a tu nuevo hogar, espero te sientas cómoda".

***

La puerta de la habitación se abrió y un hombre entró, lo mire a los ojos y sentí miedo, su mirada era la de un cazador, un depredador.

- Sígueme - me dijo - voy a explicarte las reglas.

Así lo hice y llegamos a una habitación con una gran mesa en el centro, donde él tomó asiento y me sugirió para que hiciera mismo.

- ¿Dónde estoy? ¿Dónde está mi madre? ¿Que estoy haciendo aquí ?- pregunté angustiada

- Para comenzar - dijo interrumpiéndome - aquí no se hacen preguntas. Eres nueva en esto así que solo te voy a decir esto: tu madre simplemente te vendió. Le ofrecí cierta cantidad de dinero por ti y ella aceptó, ese es por qué estás aquí. Ahora bien, las reglas - dijo fríamente- son las siguientes: No vas a tomar ningún tipo de decisión, haré eso por ti, tendrás que atenerte a todo lo que yo diga si no quieres recibir un castigo por cada error que cometas. Me llamarás maestro, amo o señor, no de otra forma. No tienes permitido dirigirme la mirada, ni la palabra a menos que yo lo permita. No puedes salir de tu habitación a no ser que yo no permita para realizar las tareas domésticas. Seguirás las instrucciones dadas por mí sin ninguna oposición y de forma adecuada, además no tienes permitido hacer algún tipo de queja o comentario con respecto a las decisiones que yo tome. Si lo haces recibirás un castigo adecuado.

Strangers in the NightWhere stories live. Discover now