CAPITULO 4

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El tiempo pasaba entre tareas domésticas y sexuales, Lucy y yo compartimos mucho tiempo mientras hacíamos nuestras tareas y fuimos conociéndonos mejor hasta que lo supimos todo la una de la otra. Ella era una luz en este mundo sin esperanza. El maestro solía usarnos diferentes días pero nunca al tiempo, y yo era su favorita, tenía más días que Lucy con él, sin embargo la costumbre hace al cuerpo y soportaba lo que él quisiera hacer.

Una noche me había llevado a su cuarto de torturas y me había golpeado con diferentes tipos de cinturones, sobre todo con sus hebillas, mi cuerpo se sentía muy débil cuando me dejo en mi habitación

- Traes el albornoz – afirmo Lucy mientras entraba en la habitación. El maestro comenzó a dejar las puertas sin seguro y podíamos pasar de una habitación a la otra sin que se diera cuenta aunque cada una volvía a su lugar cuando escuchábamos sus pasos

- No es nada – sonreí tratando de evitar el dolor

- Déjame ver – me tomo por el hombro para quitarme el albornoz

- Lucy, estoy bien, solo han sido unos pocos...

- Cuando traes eso puesto – me señalo – es porque ha hecho algo más que solo unos pocos...

- Estoy bien – repetí

- No lo creo – jaló de un lado haciendo que la bata se abriera – Sue... - suspiro mientras veía los moretones

- Cuararan – la tranquilice

- Voy por la árnica – salió y volvió unos minutos después – Quítatelo, ya los he visto

Me quite el albornoz con cuidado, aunque ella no lo había visto todo. Cuando resbalo por mi cintura la sangre se hizo presente

- ¿Pero qué te ha hecho? – me giro para quedar de frente a las heridas – ¿Esto son...?

Sus dedos tocaron cuidadosamente el lugar de donde provenía la sangre

- Solo tengo que desinfectarlas

- ¿Te mordió? – la cara de Lucy era de confusión y repudio – ¿Cómo fue capaz de sacarte sangre?

- Lucy – la corte – ¿me ayudas con el árnica?

- Primero tengo que limpiar eso. Acuéstate

Fue de nuevo al baño y regreso con algunas gazas. Las paso por las heridas haciéndome chillar. Ardía demasiado. Luego paso un paño húmedo y limpio la sangre. Termino poniendo apósito adhesivo en cada una de las mordeduras.

- No puedo creer que te haya mordido – protesto aplicando la crema sobre mis moretones

- Es capaz de cualquier cosa, ya nada me sorprende

- ¿Has pensado en volver a escapar? – preguntó de un momento a otro

- Esa posibilidad siempre está en mi cabeza. ¿Tú no lo harías?

- He visto lo que te ha hecho cuando lo intestaste. Mi miedo es mayor a mi voluntad

- Soportare todo lo que me haga mientras tenga alguna posibilidad de escapar

- No creo que puedas soportarlo todo – termino saliendo de mi habitación

No quería creerlo pero era cierto, no iba a soportarlo todo, me di cuenta unas cuantas noches después

***

Ese día me había dicho que no comiera nada pesado, y puesto que solo cocinábamos lo que había en la lista que él nos entregaba cada mañana, eso era lo que hacíamos, así que el almuerzo de hoy consistió en una gran ensalada y mucha fruta, esa era la orden y las ordenes se cumplían. No había tratado de escapar desde la última vez, no había visto la oportunidad todavía, pero no iba a pasar mucho y esta vez llevaría a Lucy conmigo, no sería capaz de abandonarla.

Strangers in the NightWhere stories live. Discover now