- ¿Por qué no me lo habías dicho? – chillo Marian cuando estábamos en la tienda de maternidad y le dije que en vez de comprar una cuna, deberíamos llevar dos
- No lo sé – conteste – No sabía cómo decírtelo y ay que estamos aquí simplemente se me salió
- Eres tan... aggg... te adoro – se lanzó a mis brazos – Voy a ser tía!!! – grito dando saltitos
- Cuidado – proteste al ver como su panza se movía con ella
- Puedo saltar, estoy embarazada no invalida
- Lo sé – reí – entonces, ¿de qué color debería llevarla?
- No lo sé, ¿de cuánto estas?
- 16 semanas – dije intentado ocultar mi rostro sonrojado
- ¿16 semanas? – grito aún más fuerte que antes - ¿y hasta ahora me entero? ¿Y porque no se te nota? Cuando yo estaba de 4 meses mi panza ya había crecido un montón
- Lo siento, pero no he tenido mucho tiempo entre la escuela y las declaraciones que he tenido que hacer en la fiscalía – mi rostro se ensombreció al recordar cada una de las declaraciones que tuve que dar
- Lo lamento, sé que no es fácil y yo... gag... No sé porque reaccione así – replico – Es solo... que estoy tan acostumbrada a ser tu primera opción para todo que a veces se me olvida que ya me quitaron ese lugar
- Nadie te quitara nunca ese lugar
- Ya lo han hecho hermanita – se cogió el vientre en un lado mientras la veía hacer una cara de dolor
- ¿Marian? ¿Qué pasa?
- Nada, estoy bien, ¿entonces, yo creo que blanco le iría bien a la cuna – siguió caminando por la tienda como si no hubiera pasado nada, sin embargo la veía caminar con más dificultad
- ¿Marian? ¿Segura que estas bien?
- Si, segura, yo solo... - volvió a encogerse y sus manos fueron a su estómago de nuevo. Era suficiente, la llevaría al hospital
- No, no estás bien, voy a llevarte a la clínica – replique tomándola del brazo y obligándola a salir del almacén
- Julia, son solo pequeños calambres. La ginecóloga me dijo que sería normal en la última etapa. ¿A ti no te paso con Thiago?
- No, por eso creo que deberías dejar que un médico te revise
- No, solo me siento cansada, quiero ir a cas... - esta vez su rostro reflejaba el dolor
- Basta, vamos al hospital
La obligue a subir al auto y conduje lo más rápido posible hasta el Hospital General de New Orleans
***
- Bueno, creo que fue una excelente decisión haber venido – decía la doctora Haza mientras se acomodaba en la habitación
Habíamos llegado a urgencias e inmediatamente, después de una llamada a cierto ortopedista, nos habían atendido sin esperar un momento más y nos habían dado habitación mientras la ginecóloga venia
- ¿Qué sucede? – pregunté
- La señora Mahir está en trabajo de parto – soltó sin preocupación
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Strangers in the Night
RomanceTodos tenemos luz y oscuridad dentro de nosotros, para algunos la oscuridad es tan profunda que ahoga la luz, pero hay otros que convierten esa luz en esperanza y dejando la luz atrás aunque las sombras nunca se van, siempre están presentes. Suzanne...