CAPITULO 3

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Estaba acostada sobre mi cama, sin ropa y completamente adolorida. Cerré los ojos cuando me di cuenta que no estaba sola.

- Esta vez te excediste - le decía un hombre de una voz conocida al maestro - pudiste matarla

- Ya lo sé, por eso te llame, sabes que no quiero que muera

- Tienes que limpiar las heridas, aplica compresas de hielo durante un rato para bajar la inflamación junto con la inyección que acabo de ponerle y después de eso aplica esta crema sobre las heridas, que tome una de estas cada 8 horas. No puede excederse en nada, y debe descansar totalmente.

- De acuerdo - dijo el amo - gracias por venir

- Solo no vuelvas a excederte de esta forma, no siempre puedo cubrirte. Sé que tienes tus necesidades, pero esta no es la forma.

- Si, ya lo sé. Te prometo que tratare de controlarme.

Los hombres salieron de la habitación y me dejaron sola. Intente levantarme, pero estaba muy débil.

- Quédate quieta - dijo Lucy mientras se acercaba. Se arrodillo frente a mí, quedando a la altura de mi cabeza. Me miró como una compasión, y me quitó el cabello del rostro.

Solo escuchaba mis sollozos y sentía un dolor palpitante en mi espalda, este hombre estaba loco, casi me mata, ¿Por qué no lo hizo?, eso era lo que estaba esperando.

- Hey, tranquila - me dijo Lucy - Voy a limpiarte - dijo acercando una toalla a mi espalda. Cuando puso la toalla sobre una de las heridas, grite profundamente, ardía y dolía demasiado, mi espalda estaba destrozada, apreté las sabanas con mis manos mientras Lucy limpiaba las heridas, sus manos presionaron mi espalda alta para que dejara de moverme. La vi levantarse y escuche el grifo abrirse y ella volvió con más toallas y un recipiente lleno de hielo, ¿Qué demonios iba a hacer?

- No te muevas – repitió - tengo que poner las compresas de hielo para bajar la inflamación, el doctor te aplico un analgésico y debemos esperar hasta que haga efecto - prosiguió a poner las compresas. Al principio sentí demasiado ardor pero luego una ola de frescura estuvo sobre mi espalda ayudando a relajarme - Voy a cuidar de ti

Ella continuó con las compresas de hielo durante un rato, luego las quito. Miraba mi espalda con dolor y angustia, estaba preocupada por mi

- ¿Porque cuidas de mí?- pregunté mientras sus ojos se encontraba con los míos

- Porque me importas - dijo mientras estrujaba una toalla en el recipiente y volvía a pasarla por mi espalda - Eres mi amiga y lo único que tengo acá adentro. No me mires así - dijo seguramente viendo mi mirada desconcertada. Habíamos compartido algunas palabras pero nunca más allá para entablar una amistad

- Gracias- me limite a responder, de hoy en adelante tendría a alguien aquí adentro

Mientras termino de limpiar el desastre, me quede lo más quieta que el dolor me permitía, y cuando empezó a aplicar lo que parecía una crema grite de dolor

- Detente!! Duele!!

Ella presiono mi espalda contra el colchón - Sé que duele pero tengo que ponértelo para evitar la infección, por favor déjame ayudarte - dijo mientras continuaba aplicando la crema. Cuando terminó se levantó y volvió al baño. Me quedé allí, sollozando y derramando las lágrimas en la almohada mientras ella regresaba. Cuando lo hizo, vi que traía unas vendas en sus manos

- ¿Puedes levantarte? - Lo intente mientras salía un gemido de agonía, pero no pude, el dolor le ganó a la voluntad

- Déjame ayudarte - dijo mientras me ayudaba a sentarme en la cama. Cuando lo logró, sentí que mi cuerpo era más pesado de lo normal, mientras que algunas heridas se abrían más

Strangers in the NightWhere stories live. Discover now