CAPITULO 39

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Alex

Había sido el peor fin de semana de toda mi vida, y uno de los más oscuros para Julia. Había hecho todo para trasladar a Lucy a New Orleans, ahora era su cuerpo el que viajaría. No iba a dejarla en este lugar deprimente.

Julia se encontraba sentada en la sala de espera del hospital mientras yo terminaba de firmar los papeles, ella no había dicho una palabra desde que sucedió. Su llanto había cedido, pero su mirada seguía perdida y yo, solo podía observar sus nudillos rojos y maltratados a causa de los golpes que había dado al suelo.

- Este es el último – la enfermera de recepción me entrego el último documento. Lo firme y se lo devolví

Fui hacia Julia y me puse en cunclillas frente a ella - Cariño – cogí sus manos – He hablado con Marian. Volveremos esta noche - No respondió, siquiera me miro, ni se movió - Julia – volví a llamarla – Corazón, tenemos que irnos

Empezó a negar con su cabeza de nuevo y tomo un gran suspiro

- No puedo dejarla aquí – por fin dijo

- No la vamos a dejar aquí – respondí – Me he encargado de todo para que podemos llevarla a New Orleans

- ¿En serio? – su confusión era total

- Claro, se lo importante que esto es para ti

- Gracias – sollozo poniéndose de nuevo entre mis brazos

***

- ¿Cómo lo está llevando? – pregunto Marian al otro lado de la línea

- Es duro para ella – respondí cuando esperábamos en la sala de abordaje del aeropuerto. Julia había sucumbido al cansancio y dormitaba en la silla siguiente. Realmente había aguantado mucho en su estado

- Solo tráela a casa – Marian también sonaba agotada

- Eso hago Mar, vamos para allá

- Gracias por hacer esto por ella

- La amo, daría mi vida por ella y por mis hijos. Solo quiero que todo mejore

- Sera difícil, pero para eso está la familia

- Nos vemos en unas horas – termine la llamada

***

Hace una semana volvimos a New Orleans y acabamos de llegar del cementerio del barrio francés. Hizo un día soleado y Julia dijo que Lucy por fin descansaría después de todo por lo que había tenido que pasar.

Miro hacia el cielo y sonrió, era la primera vez que lo hacía desde que Lucy había muerto. Su silencio había sido largo excepto cuando trataba de estar bien para Thiago y Joaquín. Los niños habían sentido la tristeza de su madre y cuando ella se dio cuenta, intento por todos los medios evitar que ellos se sintieran mal, así tuviera que tragarse las lágrimas, sin embargo cuando estábamos en nuestro dormitorio la escuchaba sollozar en silencio, evitando que yo escuchara sus lamentos tapándose la boca con la almohada, pero eso no había evitado que yo escuchara y la abrazara con más fuerza en la noche.

Sus pesadillas eran constantes ahora, se levantaba bañada en sudor o incluso a veces suplicaba dormida que no le hicieran daño, simplemente lloraba y gritaba no!, no! Nunca había querido decirme de que iban sus pesadillas pero podía imaginarlo. Volvía a estar con ese monstruo que la maltrataba. Quería matarlo con mis propias manos por haber lastimado tanto a mi ángel, quería hacerlo pedazos con mis puños y evitar que volviera a herir a nadie.

Strangers in the NightWhere stories live. Discover now