Corrí hacia la puerta intentando cerrarla con fuerza, lo logré por poco, pero el empezó a golpearla con demasiada fuerza
- Thiago!! – su rostro solo mostraba temor. Me arrodille para quedar a su altura – tienes que correr – susurré
- ¿Qué pasa mami? – su vocecita era de total miedo
- Thiago, escúchame – trate de sonar lo más tranquila posible, pero mi voz temblaba– tienes que salir por la ventana y subir por la escalera de incendios hasta el departamento de Dorotea – la puerta se movía y no iba a aguantar por mucho tiempo – cuando estés allí, dile a Dorotea que llame a la policía y que les diga que un extraño entro violentamente en casa de su vecina
- ¿Mami? – él temblaba aún más que yo
- Thiago, por favor – jadee esperando el momento en que tal puerta volara – necesito que seas fuerte y hagas esto por mí. Tienes que ser valiente – otro golpe fuerte aún más fuerte en la puerta – Corre!! Ahora!!
El niño salió a correr y atravesó la ventana mientras yo hacía fuerza contra la puerta sin esperanza de que eso fuera a detenerlo. Un último golpe y la puerta se abrió por completo con violencia enviándome al piso
- ¿Dónde quedo lo que te enseñe, pequeña? – su voz era más oscura que antes, él estaba aquí, no era una pesadilla
- ¿Qué estás haciendo aquí? – mi voz salió en un susurro mientras me levantaba
- ¿Qué te he dicho? – su sonrisa era cada vez más grande – No puedes hablar si no te doy permiso
- No soy una esclava – grite lanzándose la lámpara de la mesa – largo!! - chillé - No tienes el derecho a decirme cuando hablar, cuando mirar, que comer, ni que ponerme, no soy una puta muñeca – mi voz cada vez es más fuerte
Empezó a caminar hacia mí. Mientras yo le lanzaba todo lo que se cruzaba mi camino, pero no sirvió de nada, me alcanzó cuando mi espalda choco contra la pared
- ¿Quién es el niño? – lo pensó durante un segundo - ¿Cuántos años tiene? – su mente trabajaba rápidamente. Lo había descubierto
- Responde – gritó mientras me golpeaba contra la pared alivianado el apretón de mi garganta para que pudiera hablar, pero no pensaba decir nada, no iba a permitir que este monstruo supiera cualquier cosa de mi hijo. Sentí la saliva en mi boca y escupí directamente en su rostro
- Olvidaste quien soy. Eres muy irrespetuosa – su mano alcanzó mi mejilla haciéndola arder, mis manos fueron allí para calmar el dolor, pero el solo me cogió por el cuello alzándose por encima de él – Perdí mi tiempo adiestrándote –mis manos fueron a las suyas intentando hacer que me soltara pero fue inútil. Él siempre había sido más fuerte. Me removió y alcance a lanzar una patada que termino en una de sus piernas.
Me alzo con más fuerzas y me lanzo hacia un lado. Caí cerrando los ojos y me golpee contra la mesa de centro, el golpe de mi ojo ardía y cuando toque mi rostro sentí el líquido espeso
- Es mi hijo ¿No es así? – gritó poniéndose en cuclillas, cogiéndome por el cabello y arrastrándome por el salón – ¿Huiste con mi hijo? – grito soltándome y mi cabeza volvió a rebotar
- Eres una maldita perra desagradecida
Y el siguiente golpe llego con fuerza sobre mi rostro, un puño, luego una patada en mi estómago y otra y otra. Quise levantarme y me tomo por mi brazo izquierdo, aquel que alguna vez me había dislocado. Levanto todo el peso de mi cuerpo y lo escuché, sentí el hueso salirse de su lugar de nuevo.
- Auchhh! – grite de dolor
- Tienes que mostrarme tu linda casa – grito obligándome a caminar hasta la ventana – esto – cogió mi barbilla y me hizo mirar por la venta aquella linda plaza que alguna vez había sido mi paisaje favorito – esto se acabó. Voy a encontrar al chiquillo para poder matarlo frente a tus ojos y luego volverás al foso, aquel lugar dónde perteneces.
Las lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas, pero debía ser más fuerte que esto. Me moví y luche mientras me decía aquellas horribles cosas, logré empujarlo un poco y librarme de su agarre, pero duro muy poco. Alcanzo mi antebrazo izquierdo y jalo, haciéndome chillar por el dolor de mi hombro.
- ¿A dónde crees que vas pequeña? – hizo más fuerza hasta que me tuvo contra su pecho y su mano empezó a doblar la mía – entiende – bofetada – que – bofetada - tu – mi labio ya estaba partido – eres – puño – mía – me lanzo sobre la alfombra al tiempo que me alcanzaba con otra patada en las costillas. Cuando se detuvo, empecé a arrastrarme lejos, pero agarro mi tobillo acercándome a él – creo que necesitas una lección, un recordatorio tal vez
Me volteó y quede sobre mi espalda, con él encima de mí. Sus manos apretaban demasiado fuerte mis muslos y mi cintura, me removía y luchaba con toda la fuerza que tenía. Ya no sentía el dolor, solo quería escapar, mis puños golpeaban su pecho y rostro, pero sin ningún esfuerzo el seguía sobre mí.
Desabrocho mi pantalón y empezó a bajarlo, iba a hacerlo, iba a violarme y no podía hacer nada. Cuando mi pantalón estuvo lo suficientemente abajo atrapo mis muñecas para que dejara de golpearlo y con una mano las puso sobre mi cabeza mientras la otra bajaba su pantalón apresuradamente, como si no pudiera esperar a hacerme sufrir de nuevo.
- Nooo – grité! – suéltame! – luchaba
- Tienes que entenderlo ahora, sabes lo que eres y donde perteneces
- Nooo – sollocé – por favor – mi voz era una suplica - por favor, no, no lo hagas así, no de nuevo
- Demasiado tarde – su frente golpeo la mía confianza y mi cabeza se fue hacia un lado haciéndome perder toda la fuerza con la que estaba luchando - ¿Sabes? voy a disfrutarlo después de este tiempo - empezó a besarme en el cuello y fue bajando.
Una de sus manos todavía mantenía su agarre sobre mis muñecas mientras la otra bajo directamente a comprobar que tan seca podía estar. Uno de sus dedos entro violentamente haciéndome chillar
- ¿No te pone ver a tu maestro después de tanto tiempo? - su dedo seguía entrando y saliendo, en un intento frustrado de lubricarme mientras yo aun lloraba - vas a tener que hacer algo respecto a eso - susurro en mi oido - de otra manera, va a doler, y lo sabes, ¿eso es lo que quieres? ¿que duela? - sonrío maliciosamente - ¿eso es lo que extrañas? ¿el dolor? - se acomodo justo como muchas veces antes - No te preocupes pequeña, voy a darte lo que necesitas.
Estaba justo en mi entrada cuando escuche las sirenas y abrí los ojos, la cortina estaba corrida y vi las luces de los coches
- Mierda – gritó – No será la última vez que me vez pequeña – susurro en mi oído, se levantó y me dio una última patada que alcanzo mis pulmones antes de salir corriendo
***
- Resiste – me decía una voz – ¿Puedes escucharme? – era una voz femenina. Todo estaba en oscuridad pero escuchaba su voz. Trate de mover mi mano pero dolía, todo dolía, entonces abrí mis ojos
- Vamos a conseguirte ayuda – decía la mujer – Mujer, en sus 20, severos golpes y laceraciones, posibles fracturas – dijo a alguien pero yo no podía decir nada
- General... – intente decir. Debían llevarme al Hospital General de New Orleans, había alguien allí que podía ayudarme.
- ¿Cariño? – la voz de la mujer era suave y dulce
- Hospital... General... – jadee
- ¿Hospital General de New Orleans? – intenté asentir y supongo que funciono porque me dio un asentimiento ella también – Hacia allá vamos
Estábamos en movimiento, solo veía un techo blanco, y luego, oscuridad.
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Strangers in the Night
RomanceTodos tenemos luz y oscuridad dentro de nosotros, para algunos la oscuridad es tan profunda que ahoga la luz, pero hay otros que convierten esa luz en esperanza y dejando la luz atrás aunque las sombras nunca se van, siempre están presentes. Suzanne...