- Suzanne - me dijo para que me acercara. Fui hacia él con la mirada en el piso, siempre hacia sus pies - esta es Lucy y va a hacer tu compañera.
Así que ahora éramos dos, dos víctimas de este monstruo, sin embargo no podía decir nada, ni rechistar.
- Llévala a la habitación contigua a la tuya. ¿Entendido?- asentí con la cabeza y me dí la vuelta.
Ella me siguió y cuando estábamos lejos de su vista levanté mi cabeza y la miré bien. Era joven y hermosa. ¿Cómo término aquí?
- Esta es tu habitación - le dije abriendo la puerta
- ¿Hace cuánto estás aquí ?- me preguntó mirándome a los ojos
- 7 meses - le dije - ¿cómo es que terminaste aquí?- pregunté esta vez yo
- Me engañaron, fui víctima del tráfico. No sabía en lo que me estaba metiendo - dijo tranquilamente. ¿Cómo pudo decirlo tan tranquilamente? La mire fijamente intentando deducir a qué se debía su tranquilidad.
- ¿Qué?- me dijo
- Estas muy tranquila- conteste- yo llegue enloquecida y no dejaba de llorar.
- Esta no es mi primera parada - me dijo- luce mejor que la última, y tú, ¿Cómo terminaste en este lugar?
- Mi madre me vendió para poder comprar alcohol y drogas - dije mientras le mostraba dónde se encontraba todo en la habitación - Desde ese momento estoy aquí.
- No era una buena madre – coincidió
- Nunca lo fue – respondí automáticamente
- Pareces muy joven – afirmó - demasiado para estar aquí
- Si, lo soy, pero ya perdí toda la inocencia que podría tener - dije dirigiéndome hacia la puerta- Eso es todo, en un rato él vendrá para informarte de las reglas y cómo funcionan las cosas por aquí. Adiós - y dicho esto cerré la puerta y me dirigí a mi habitación.
***
Los siguientes días a la llegada de Lucy me hicieron recordar a mis primeros días, llenos de castigos menores por cometer errores insignificantes. Ella aprendió más rápido que yo, pero siendo justos, esta no era su primera vez y aunque la primera vez que la vi parecía muy joven, ahora esa belleza juvenil se había perdido y parecía mucho mayor. Supongo que así luzco yo ahora.
Entre las dos yo soy su favorita, un honor que no quisiera tener. Soy la primera en todo, yo soy a la que más le gusta usar. Los días entre semana suele llevarme a su cuarto de "relajación" como lo llama el, para mí es un cuarto de tortura. Después de que me quitara mi virginidad, continúo entrando a mi habitación algunas noches y volvía a hacerlo. Recuerdo la primera vez que paso, después de haberme arrebatado mi inocencia, yo me negué como pude, pero termine con unas cuantas heridas en mis nalgas hechas por su cinturón y sin una comida decente por 3 días, así que aprendí la lección. Lo que el maestro quiere, lo tiene, o por lo menos así funciona aquí, así que deje de pensar cada vez que lo hacía y solo miraba al techo dejando que tomara lo que quisiera. Ya no lloraba, ni gemía, ni susurraba. Solo era un cuerpo caliente y disponible. Era su esclava sexual.
En el cuarto de tortura hacia conmigo todo lo que estaba en su capacidad y con sus juguetes me torturaba cada vez más fuerte. La última vez me introdujo su mano porque, según él, sus dedos también quería sentir a su pequeña, aunque ahora con Lucy es menor el tiempo que yo paso allí. Solo hay un día que tengo que soportarlo en mi habitación, los viernes.
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Strangers in the Night
RomanceTodos tenemos luz y oscuridad dentro de nosotros, para algunos la oscuridad es tan profunda que ahoga la luz, pero hay otros que convierten esa luz en esperanza y dejando la luz atrás aunque las sombras nunca se van, siempre están presentes. Suzanne...