CAPÍTULO 2

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- Suzanne - me dijo para que me acercara. Fui hacia él con la mirada en el piso, siempre hacia sus pies - esta es Lucy y va a hacer tu compañera.

Así que ahora éramos dos, dos víctimas de este monstruo, sin embargo no podía decir nada, ni rechistar.

- Llévala a la habitación contigua a la tuya. ¿Entendido?- asentí con la cabeza y me dí la vuelta.

Ella me siguió y cuando estábamos lejos de su vista levanté mi cabeza y la miré bien. Era joven y hermosa. ¿Cómo término aquí?

- Esta es tu habitación - le dije abriendo la puerta

- ¿Hace cuánto estás aquí ?- me preguntó mirándome a los ojos

- 7 meses - le dije - ¿cómo es que terminaste aquí?- pregunté esta vez yo

- Me engañaron, fui víctima del tráfico. No sabía en lo que me estaba metiendo - dijo tranquilamente. ¿Cómo pudo decirlo tan tranquilamente? La mire fijamente intentando deducir a qué se debía su tranquilidad.

- ¿Qué?- me dijo

- Estas muy tranquila- conteste- yo llegue enloquecida y no dejaba de llorar.

- Esta no es mi primera parada - me dijo- luce mejor que la última, y tú, ¿Cómo terminaste en este lugar?

- Mi madre me vendió para poder comprar alcohol y drogas - dije mientras le mostraba dónde se encontraba todo en la habitación - Desde ese momento estoy aquí.

- No era una buena madre – coincidió

- Nunca lo fue – respondí automáticamente

- Pareces muy joven – afirmó - demasiado para estar aquí

- Si, lo soy, pero ya perdí toda la inocencia que podría tener - dije dirigiéndome hacia la puerta- Eso es todo, en un rato él vendrá para informarte de las reglas y cómo funcionan las cosas por aquí. Adiós - y dicho esto cerré la puerta y me dirigí a mi habitación.

***

Los siguientes días a la llegada de Lucy me hicieron recordar a mis primeros días, llenos de castigos menores por cometer errores insignificantes. Ella aprendió más rápido que yo, pero siendo justos, esta no era su primera vez y aunque la primera vez que la vi parecía muy joven, ahora esa belleza juvenil se había perdido y parecía mucho mayor. Supongo que así luzco yo ahora.

Entre las dos yo soy su favorita, un honor que no quisiera tener. Soy la primera en todo, yo soy a la que más le gusta usar. Los días entre semana suele llevarme a su cuarto de "relajación" como lo llama el, para mí es un cuarto de tortura. Después de que me quitara mi virginidad, continúo entrando a mi habitación algunas noches y volvía a hacerlo. Recuerdo la primera vez que paso, después de haberme arrebatado mi inocencia, yo me negué como pude, pero termine con unas cuantas heridas en mis nalgas hechas por su cinturón y sin una comida decente por 3 días, así que aprendí la lección. Lo que el maestro quiere, lo tiene, o por lo menos así funciona aquí, así que deje de pensar cada vez que lo hacía y solo miraba al techo dejando que tomara lo que quisiera. Ya no lloraba, ni gemía, ni susurraba. Solo era un cuerpo caliente y disponible. Era su esclava sexual.

En el cuarto de tortura hacia conmigo todo lo que estaba en su capacidad y con sus juguetes me torturaba cada vez más fuerte. La última vez me introdujo su mano porque, según él, sus dedos también quería sentir a su pequeña, aunque ahora con Lucy es menor el tiempo que yo paso allí. Solo hay un día que tengo que soportarlo en mi habitación, los viernes.

Strangers in the NightWhere stories live. Discover now