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El dolor no era nada comparado con como se sentía internamente.

—Abre la boca, gatito...

Oyó el susurro, aún con los ojos cerrados, y obedeció sin pensarlo. Ya imaginaba que iba a recibir, pero su predicción no acertó, había un par de dedos y una pastilla. Después de cerrar los labios y tratar de tragarla aquella misma mano lo agarró del cabello.

—Ya me dijo que eras muy manso, pero no imaginaba cuánto, vamos, aún nos queda un rato de diversión.

Drew entreabrió los ojos y se lo encontró frente a sí, era bastante mayor, atractivo, pero muy mayor. El pelo casi cano, rubio muy claro, los ojos azules intenso y el cuerpo era de esos cuya musculación juvenil se dejaba notar entre la caída y la grasa de la edad. Resultaba difícil decir si estaba o no en forma.

—Duele. Ya no quiero más — musitó él al final, recuperando gran parte de su voluntad con esa frase.

—Para eso era la pastilla, pequeño, vamos. En cuanto haga efecto estarás como nuevo.

Al otro lado de la pared, Marshall contaba el dinero que acababa de sacarle a ese hombre, una buena cantidad de droga y un rato con su amante. Era un tipo importante, una buena inversión, y estaba lo suficientemente cabreado con Andrew como para permitir algo así. Ese día pensaba dejarlo salir a ver a sus amigos y hacer algo contra ese modelucho, pero el nuevo plan era muchísimo más rentable.

Forgiveness  [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora