17

60 6 0
                                    


Había pasado un mes desde todo eso, un mes entero de citas frustradas por mano de Marshall, un mes en el que Andrew había pasado una y otra vez por situaciones similares. Él no tenía modo de saber que había cámaras en la habitación roja, Marshall era discreto y procuraba no dejar en claro que era así, pero lo mantenía allí y siempre que quedaba con Moss él tenía algo mejor que ofrecerle en ese momento.

El problema era que, antes de ese episodio fatídico de hospital, cuando Andrew necesitaba escapar, consumía, cuando lo mandaban a follarse a alguien, lo hacía drogado, lo drogaban, sus sentidos estaban dormidos. Tras eso Marshall había impuesto una nueva normal. Solamente él decidiría que podía tomar y cuando, y no le daba nada ante ningún mal momento. Parecía disfrutar de su desesperación, del dolor en su rostro roto mientras rogaba que le diera algo para paliar el dolor. Era un auténtico sádico y Andrew, cada día, estaba más destrozado.

Killian tenía completamente vigilado a Andrew, había grabado todas las conversaciones comprometidas e iba creando una pequeña red salvavidas para él. Pero no lo había vuelto a contactar. Lo del chico que fingió ser de la compañía de luz salió terriblemente mal, nadie había valorado que pasaría si Marshall contactaba con alguien de dentro que le negaba la existencia de dicho comercial. Y pasó lo peor que podría pasar, que todas las represalias se las llevó Andrew, como si él lo hubiera hecho queriendo. Como si él hubiera urdido el plan. Desde ese momento el joven no tenía el móvil de Killian, lo tiró por el balcón, estaba destrozado, dolido, enfadado. Ese hombre solo le llevaba a dolor y golpes. No arreglaba nada. Solo le hacía sufrir. Y él quería terminar con todo. Si solamente obedecía había días buenos. Sin importar los malos.

Moss, en cambio, si había seguido hablando con él, pero poco, siempre a través del móvil de Marshall, y eso para Andrew era un problema. Siempre decía que no podía saber si él los oía, pero no, si los oía era por las cámaras, no por el móvil en sí.

Tras todo un mes sin verse, el modelo estaba más que dispuesto a poner en riesgo su vida para ir a verlo. Lo necesitaba, se sentía muy mal por él. Andrew también lo quería ver, estaba destrozado en cuerpo y alma y él era un buen amigo, quería abrazarlo y llorar.

—Está bien, intenta, por favor, que Marshall te de permiso para verme, intenta que sea algo que no te ponga en peligro, necesito saber que estarás bien... te he metido en muchos problemas — rogó en su última llamada —. Dile que estoy muy preocupado, que quiero verte. Que será solamente como amigos. Por favor. Hazlo bien. Solo somos amigos al fin y al cabo...

—Lo sé, sé que solo somos amigos, y yo solo quiero hablar contigo — dijo el chico, con un dolor arrasador en la voz —. Le pediré permiso, tiene que creerme... puedo tener amigos. Y quizás él puede escoger donde nos vemos para no desconfiar.

—Está bien, eso estaría bien — Moss no podía creer como Andrew era tan idiota, pero ahí estaba, idiota entero, por completo, parecía haber abandonado su cuerpo y su alma para entregársela a ese hijo de puta —. Voy a colgar, avísame si podemos vernos.

***

—¿Me pides que me crea que vas a ver a ese chico solo como su amigo? — Marshall fingía no haber oído toda la conversación y se mostraba enfadado, pero realmente estaba muy satisfecho, sabía que era verdad, que tan solo quería verlo, había oído como decía que extrañaba tener a un amigo y que quería hablar con alguien, con él. Eso no bajaba su nivel de celos, pero si que le hacía sentir satisfecho porque sabía, ahora más que nunca, que se había hecho con toda la voluntad de Andrew, era suya.

—Es verdad, solo amigos. Hace mucho que no salgo, llevo un mes encerrado en casa y...

—¡Sales! No mientas Andrew, no me hagas enfadar.

—L-lo siento — agachó la cabeza y se quedó mirando al suelo —. Salimos juntos, pero solo para encerrarnos en esos pubs. No es lo mismo, quiero pasear...

—Ve con él, pero no a su casa o algo así, iros al parque, si quieres pasear simplemente id al parque. Te acompañará Cameron. Estará a unos pasos por detrás de vosotros, por supuesto, pero no vas a ir solo.

Cameron es un hombre que trabaja para Marshall desde hace mucho, es algo así como su guardián personal. Vigila la casa cuando no está Marshall, escolta a Andrew cuando tiene que ir a alguna parte y Marshall no lo acompaña y, resumiendo, es de los pocos hombres que conoce a profundidad la relación que tienen.

—Gracias, de verdad muchas gracias — se lanzó a besarlo. Quería expresar adecuadamente su agradecimiento y esa era la mejor forma de hacerlo. 

Forgiveness  [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora