Forgiveness [FINALIZADA]

23.

—¡Ha parado! — Killian llevaba el portátil sobre su regazo y su compañero conducía por la dirección que él le iba indicando. Había tomado esa resolución en cuanto reflexionó un poco sobre ello. No le dijo nada a Moss. No se merecía saberlo, no después de todo el daño que estaba haciendo al chico.

—¿Donde? — el hombre que lo acompañaba era su compañero habitual. Tras la pregunta Jamie simplemente metió las coordenadas en el gps del coche y el otro agente aumentó la velocidad —. Avísame si vuelve a ponerse en marcha.

Pero no pasó. No volvió a iniciar el viaje. Eso, o había tirado el móvil. Empezaba a temer esa opción, porque la dirección estaba en mitad de ninguna parte y aún les quedaba un larguísimo camino para llegar. Si resultaba no haber nadie allí no sabrían que hacer. Ese móvil era su única pista.

O no. Una hora después de que el móvil se quedara quieto Cameron lo llamó.

—Señor Miller — dijo, cargado de respeto —. Marshall no volverá a la ciudad en un tiempo. Me dijo que me tome unas vacaciones con mi familia. Que puede estar fuera entre una semana y un mes. Que necesita despejarse.

—Gracias por avisarme — Jamie sonó derrotado —. Haz lo que te dijo, no levantes sospechas, en cualquier momento vamos a necesitar tu ayuda y tendrás que dármela ¿entiendes?

En un momento más colgaron, Kill se quedó mirando a la carretera, su compañero no redujo la velocidad.

—Es probable que solamente haya tirado el móvil ¿verdad? — preguntó al final el conductor.

—Muy probable...

No mencionaron el tema más mientras iban hacía esa dirección, no lo hicieron hasta que, mucho más tarde, una ambulancia cruzó a toda velocidad en dirección contraria. La ubicación ya no estaba lejos, a lo sumo tardarían veinte minutos en llegar, y a pesar de que podía no significar nada, de pronto al agente de la DEA se le puso la piel de gallina y le dio un mal presentimiento.

—Es coincidencia — dijo su compañero, se conocían mucho, no tenía porque decir nada para saber que se había tensado —. Solo coincidencia. Hace dos horas que está ahí parada la señal, no puede ser eso.

—Tienes razón.

Pero no la tenía. Llegaron al punto exacto y vieron un coche patrulla ahí parado, en realidad no hacían nada más que tomar testimonio a alguien. Habían llegado hacía media hora. Habían recogido las pruebas y embolsado todo.

—No pueden detenerse aquí — indicó uno de ellos en cuanto pararon el coche.

—Somos agentes de la DEA — Jamie sacó su placa —. Jamie Miller, señor, estamos aquí tras la pista de un narcotraficante. La última señal del móvil es esta. Necesitamos parar.

—No van a encontrar nada, todo lo que había está registrado en una pequeña investigación por sobredosis. Alguien encontró a un chico, si quieren ver las pruebas tendrán que seguirnos a la comisaría. Y revisarlas allí. No creo que nosotros tengamos caso, tiene pinta de suicidio. O la tendría si hubiera un vehículo junto al cuerpo. Es lo único que nos hace investigar ahora mismo.

Terrance, el compañero de Jamie, se había adelantado y tomado la voz ahora mismo. El chico estaba pálido, asustado y cabreado. ¿Habían llegado demasiado tarde? Hacía demasiado que el móvil estaba ahí, y si había tenido una sobredosis no habría sobrevivido ¿esa ambulancia transportaba el cuerpo del chico? No lo quería pensar. Pero no podía pensar en otra cosa a la vez.