18.

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Andrew iba tan nervioso que se dedicaba a limpiarse el sudor de las manos en la ropa todo el rato. Cameron caminaba a su lado, silencioso, y cuando vio a Moss le señaló lo más obvio que podría decir.

—No hagas ninguna tontería. No me dejarás más remedio que hablar con Marshall si te sales de lo que hemos hablado.

—Lo sé, solo compraré un helado y charlaremos. Lo juro.

—Estaré cerca, no te preocupes, ahora vete.

El chico asintió y corrió a buscar a Moss. No lo abrazó, eso estaba fuera de toda discusión pero nada más verlo las ganas de llorar se subieron en un doscientos por ciento y quiso aferrarse a él. Se detuvo a si mismo, pasó saliva y simplemente le sonrió con una expresión muy triste.

—¿Cómo has estado? Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos te ves, más delgado — había preocupación en la voz del mayor, angustia. Él no podía ocultar que lo que había dentro de su corazón era ganas de protegerlo.

—Estuve bien, bueno, me puse enfermo, por eso estoy más delgado, he pasado por una mala racha. Pero estoy bien, mucho mejor que antes — dijo Andrew, intentando ocultar la realidad de su vida —. Estoy muy feliz. Tenía ganas de verte ¡y traigo dinero para un helado! Vamos. Ese hombretón nos va a seguir a donde sea que vayamos, hagámosle caminar.

Moss aceptó la oferta. Por un rato tan solo caminaron buscando un puesto de helados, Andrew le preguntó mil cosas sobre su vida, su trabajo, su día a día. Le preguntó sobre todo lo que se le ocurrió para llenar el silencio y al llegar al puesto de helados se giró a saludar amigablemente a su guardia. Daría cualquier cosa por despistarlo. Pero sabía que eso era peligroso, después acudiría a Marshall y los problemas iniciarían una vez más. No podía hacerlo, era una locura.

Mientras pensaba en eso llamaron a Moss y él lo cogió.

—Si, estoy en... — miró alrededor y simplemente dijo el nombre del pequeño lugar donde vendían dulces, helados y refrescos —. Si, ¿al lago? — bajó la voz notablemente e hizo un sonido de afirmación muy sutil —. Lo tengo, si, eso será fácil. Nos vemos.

Colgó y Andrew, ahora con su muy deseado helado, lo miró sin querer siquiera preguntar.

—¿Un helado? — Moss simplemente negó con la cabeza y el chico echó a caminar otra vez —. Me apetece mucho ir al lago — susurró, aunque lo susurró muy en alto, muy casual, y le guiñó un ojo. Algo había entendido, y es que Moss tenía que ir al lago, fuera para lo que fuera él lo quería acompañar, así que quería que Cameron oyera que era idea suya, por si es que acaso pensaba que Moss se lo intentaba llevar más lejos —. Un minuto.

Se giró y le hizo un gesto al hombre, él se acercó y en voz baja le preguntó si podían alejarse tanto como para ir al lago que estaba al otro lado del parque. El hombre se lo consintió y le dijo que todo estaría bien mientras no lo perdiera de vista y el muchacho echó a correr, sumamente emocionado y tiró, sin siquiera pensarlo, del brazo de Moss para que lo siguiera. Mierda, lo tenía casi abrazado. Con naturalidad lo soltó y volvió a caminar a unos pasos de él.

—¿Tenías que ir?

Moss estaba muy sonriente desde hace unos minutos.

—Si, tengo que hacer algo allí, gracias por acompañarme.

*

Jamie estaba en el mismo parque, el plan avanzaba a la perfección, ese hombre que los seguía era la llave perfecta para dejar de usar al crío. Los perseguía a ellos, y Killian lo perseguí a él, iba distante, pero sin exagerar, y él fue quien llamó a Moss.

Forgiveness  [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora