Capítulo 3

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Estaba tan nerviosa que no dejaba de dar vueltas en el camerino, ¿Por qué justo a mí me habían dejado de último? No podía más de los nervios, las chicas que habían salido antes que yo, entraban llorando porque el Sr. Jang había sido muy duro al calificar su actuación y eso había calado hondo en mi confianza.

-¡Cálmate unnie!, lo harás bien- Yuri trataba de darme ánimos después de que habían barrido el piso con ella.

-¿Cómo puedes decirme eso después de lo que te dijeron? ¿Ah?

-Es por eso que lo digo, ya te dije cuales fueron mis errores, así que no los cometas tú también.

-¡Arasseo!... Gracias unnie- la abracé con fuerza para calmar un poco mis nervios.

Cuando al fin pude salir al escenario, lo primero con lo que me topé fue con la mirada profunda y acuciosa del Sr. Jang que al darse cuenta que yo sería la última aspirante al rol, cambió su expresión y sonrió de lado.

Creo que creé un poco de expectativa en él, estaba dispuesta a demostrarle que mi único talento no era "andar tropezando con los demás".

Hice mi mayor esfuerzo y traté de enfocarme en mis líneas como si fuera la vida misma, traté de que el sentimiento fluyera a través de mis palabras y creerme el personaje de la mujer desdichada por un amor que no podía ser.

Cuando caí al suelo repitiendo mis últimas palabras, escuché otra vez ese sonido de palmas que había escuchado en el karaoke. Era el mismo sonido, calmado pero con firmeza, delicado y con mucha sinceridad; levanté el rostro y pude ver que provenía del Sr. Jang.

No podía creerlo, creí que era imposible que hubiera sido la misma persona de antes.

Se levantó y siguió aplaudiendo, luego siguieron los demás. Me sentí realmente emocionada, me levanté y agradecí. Miré hacia un lado y vi que mis amigos estaban tan emocionados como yo y aplaudían y aplaudían con mucho esmero.

Después de unas horas al fin conoceríamos los nombres de los actores que conformarían la obra.

-¡Esto es una tortura!- dije mostrando cansancio al final del día.

Apoyé la cabeza de lado en la mesa del comedor del campus. Era la cuarta taza de café que tomaba y aún no podía reponerme de tanta presión.

-Sólo un poco más, unnie. Sólo hay que esperar un poco más.

Yuri trataba de tranquilizar mis nervios pero podía notar que ella estaba aún más nerviosa que yo, ya no tenía uñas en ninguno de sus dedos. Era muy gracioso e infantil todo.

-¡¡Ya salió!!

Escuché cómo de pronto los pasos se agolpaban hacia una misma dirección, golpeándose entre sí para ser cada uno el primero en ver la lista. Yo no quise levantarme de mi asiento, levanté la cabeza y vi que ninguno de mis amigos estaba ya conmigo. Estaba tan desesperada como ellos pero era muy peligroso para mí entrar en ese grupo también. Podía tropezar nuevamente y causarme daño y si estaba en aquella lista..., ¡no podía lastimarme de ninguna manera!

Decidí esperar a que un poco de gente desilusionada, se fuera.

Vi a mi unnie acercarse a mí con cara de desilusión, eso hizo que perdiera toda esperanza sobre mi participación en la obra.

-¡¿Qué?!... ¿Qué sucede unnie? ¿Entraste?

-Sí- dijo casi sin ganas mientras me miraba con pena.

-¿Y por qué esa cara?- miré a los demás que se sentaban a mi lado, con la misma cara fúnebre de Yuri.

-¿Qué sucede?... ¡¿No hablarán?!- ya me estaba desesperando.

Eres mi destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora